Cuando el pasado 18 de mayo la jueza del Juzgado de lo Penal Nº6 de Sevilla ratificaba la condena a María Salmerón de nueve meses de cárcel por incumplir el régimen de visitas con el padre de su hija, estaba firmando algo más que una sentencia. El reloj de arena iniciaba una cuenta atrás -en principio de 15 días, pero que han sido 22 tras pagar los 3.000 euros por responsabilidad civil y presentar un recurso al Tribunal Supremo-. Finalmente, ya ha entrado en prisión.
La crónica de lo que para Salmerón es "una sentencia de muerte" anunciada y que para una buena parte de la sociedad y de asociaciones feministas movilizadas es una puerta hacia la desesperanza. "Es un atropello, la jueza no ha querido atender a ninguno de los recursos", ha dicho Isabel Machado, presidenta de la Plataforma en Apoyo a María Salmerón, en conversación con EL ESPAÑOL.
Ante esta situación hay algo que mucha gente se pregunta: ¿por qué María Sevilla pudo ser indultada y ella no? La ministra de Justicia Pilar Llop ha manifestado en diversas ocasiones que, sencillamente, no puede concederle el indulto por "imperativo legal", algo que Salmerón pone en duda: "Creo que [Pilar Llop] se ha equivocado y que miente. Porque eso de que se acoge al imperativo legal... Para nada es eso, porque los periodistas y los profesionales del derecho están escribiendo y me están dando la razón en este asunto", dijo a este periódico hace apenas una semana.
Parece claro que los motivos por los que se concedió el indulto a María Sevilla tuvieron una carga política. Sin embargo, en el caso de Salmerón las justificaciones que ha dado el Ministerio de Justicia para negárselo se basan en premisas técnicas jurídicas. Siendo así, la pregunta es inevitable: ¿se podría haber hecho algo más por evitar que Salmerón entrase en la cárcel? ¿qué diferencias hay con respecto al caso de María Sevilla?
Los dos requisitos
"El gobierno no ha tenido margen para concederle el indulto a María Salmerón y, si lo hubiera hecho, hubiera cometido una ilegalidad. Es una mujer que tiene antecedentes penales, reincidencia y además había un informe del Tribunal Sentenciador negativo a la concesión del indulto. Esos dos requisitos lo impiden. A mí me hubiera gustado que se le hubiera podido conceder", explicó la ministra Pilar Llop a El Intermedio.
Las razones por las que no se le concedía el cuarto indulto -los tres anteriores fueron con el Partido Popular en el Gobierno, aunque el último estuvo apoyado por el PSOE- eran dos: ser persona reincidente y el informe negativo del tribunal. Los indultos no pueden reiterarse por el mismo delito u otro con condena firme. Para Llop, por tanto, la circunstancia de la reincidencia es la que diferencia su caso del de Juana Rivas o María Sevilla, otras conocidas 'madres protectoras' indultadas.
La propia Irene Montero se puso en contra de la decisión del Ministerio de Justicia: "María Salmerón no hubiese sido condenada por los delitos que se le condenó si hubiese estado vigente la Ley contra la violencia en la infancia que hemos aprobado en esta legislatura. Era necesario ese indulto", dijo también en El Intermedio.
En efecto, la nueva ley considera que los padres condenados por violencia de género no tienen derecho al régimen de visitas. Además, si bien es cierto que María Salmerón no entregó a su hija Miriam -la propia Miriam ha dicho que deberían condenarla a ella, pues era la que rogaba que no la dejase con su padre-, durante tiempo acudió al punto de encuentro con el padre como se le ordenó. Es decir, fue reincidente aunque el caso entrañaba cierta complejidad.
Diferencias con Sevilla
El padre de la hija de María Salmerón, a diferencia del caso de María Sevilla, sí fue condenado en firme por la justicia: 21 meses de prisión. María Sevilla había sido condenada a 2 años y 4 meses de prisión y a 4 años de privación de la patria potestad sobre el menor por la sustracción y ocultación de su hijo, mientras que la condena de Salmerón es notablemente menor: nueve meses por el incumplimiento del régimen.
También hay diferencias en la multa económica por responsabilidad civil: 5.000 euros tuvo que pagar Sevilla, por los 3.000 de Salmerón. Sin embargo, y a pesar de no mostrar arrepentimiento, María Sevilla no era reincidente y consiguió el indulto por parte de Llop una semana después de que se confirmase que Salmerón no lo tendría: el 25 de mayo.
En el caso de Sevilla, Fiscalía, Tribunal y padre también estaban en contra del indulto. A María Sevilla le habían quitado la patria potestad, pena que ha quedado conmutada con 180 días de trabajos a la comunidad. Sin embargo, a ella sí le concedieron el indulto por las circunstancias de la condena y porque "concurrían circunstancias de justicia y equidad".
En un comunicado, la Plataforma en Apoyo a María Salmerón ha denunciado "el despropósito jurídico e institucional" y que este caso ha "hecho visible la violencia institucional" existente en España. Isabel Machado se queja a EL ESPAÑOL de que "le hayan concedido el indulto tres veces y ahora no". Además, afirma que "no nos dan la copia del expediente de la resolución, hay mucho oscurantismo".
Más allá de que Pilar Llop haya decidido aplicar la doctrina rigurosamente, las asociaciones feministas tienen la duda de por qué no ha buscado un informe favorable del Consejo de Estado a través del cual intentar obtener el indulto. El recurso de justicia y equidad parecería encajar en este caso aún más que en el de Sevilla, pues así las cosas el padre, condenado por maltrato, está en la calle mientras que la madre ingresa ahora en prisión.
El interés de Miriam
El concepto jurídico de Interés Superior del Niño tampoco se ha tenido en cuenta a la hora de conceder los indultos. Miriam, de 21 años, ha manifestado en numerosas ocasiones que considera una injusticia lo que ha vivido con su madre, que fue quien la protegió durante toda su vida. La última muestra de ello ha sido la carta que ha publicado tras conocerse el destino de María Salmerón:
A continuación, EL ESPAÑOL reproduce la carta íntegra:
En el día de hoy mi peor pesadilla se ha hecho realidad. He tenido que ser testigo del ingreso de mi madre en un centro penitenciario. He observado paralizada como se cerraban tras ella las puertas de ese sitio que su maltratador, pese a ser condenado, nunca pisó. Estoy rota y llena de rabia e impotencia. Finalmente, esa persona que se propuso arruinarle la vida a mi madre hace más de veinte años y con la que comparto apellido, ha conseguido separarnos. Me ha arrebatado al pilar de mi vida, a mi protectora, la mujer que me trajo al mundo y que desde ese día no ha parado de luchar por mi felicidad ni un solo instante. Pero no sólo eso, los representantes del gobierno y jueces implicados lo han permitido. La Ministra de Igualdad dijo públicamente “hemos fallado” en cuanto a la no concesión del indulto a mi madre, pero nadie ha puesto solución ni corregido dicho fallo. Pido la dimisión de la Ministra de Justicia, no sólo responsable de enviar a mi madre a la cárcel, sino de humillarnos en medios de comunicación achacando la denegación del indulto a unos supuestos "antecedentes" (sin especificar de qué para ensuciar su imagen) de desobediencia ya prescritos. Se están vulnerando todos los derechos de mi madre, quien ni si quiera ha recibido una resolución de dicho indulto y cuyo expediente se le está ocultando ilegalmente. Ella no es ninguna delincuente, porque querer a una hija y anteponerla a todo no es ningún delito.
No puedo evitar sentir que soy yo la que debería estar allí dentro, pues siempre he sido yo la que me he negado a ver a aquel que nunca se ha comportado como un padre conmigo. Fui yo la que le supliqué cientos de veces a mi madre que no me llevara a ese infierno. Y es ella ahora la que, con 58 años y problemas de salud, es castigada y arrancada de su casa por protegerme. No hay forma de reparar esta injusticia, nadie puede borrar todo lo que hemos sufrido ambas, pero sí pueden dejar libre a mi madre y devolverla a mi lado.
En 10 días cumplo 22 años y mi madre no va a poder darme un abrazo. Supongo que ese es el primer y único regalo de cumpleaños que recibiré por parte de mi progenitor, la tremenda infelicidad de no poder estar con la persona a la que más quiero.
Hace 7 años escribí: ¿Cuándo va alguien a ayudarme? Lo único que quiero es vivir tranquila junto a mi madre y que nadie nos moleste, ¿es mucho pedir? Si realmente mi progenitor quisiera mi bien, pararía de hacerme daño y me dejaría llevar una adolescencia normal, después de que la mayor parte de mi infancia fuera fastidiada por el mismo. Ojalá pudiera decirle a esa Miriam de 15 años que todo va a ir a mejor, que por fin conseguiría descansar. Pero sería mentira. Me siento desamparada y sumida en un inmenso dolor. Pido justicia y medidas urgentes para devolver a mi madre a mi lado".
Salmerón ingresaba en la prisión de Alcalá de Guadaira esta mañana. La titular del juzgado de instrucción número 6 de Sevilla había rechazado el recurso de Salmerón para eludir su ingreso en prisión, por lo que su encarcelamiento era inminente.