El drama de los ganaderos Rodrigo y Carlos: sus animales se mueren por falta de pienso para comer
La falta de suministros está provocando que en las explotaciones ganaderas los animales estén pasando hambre porque no les llega el pienso.
25 marzo, 2022 18:34Noticias relacionadas
Rodrigo Mangana es un ganadero que duerme, ahora, más bien poco. No es porque se levante a las claras del día, que también. Lo hace siempre para ordeñar a sus 250 cabras payoyas, sus 200 ovejas merinas de Grazalema y sus 50 vacas. Ahora no duerme porque no tiene qué darles de comer por el paro del transporte.
Tiene su explotación ganadera en Benaocaz, un pequeño pueblo gaditano en la Sierra de Grazalema, muy cerca de Ubrique. Habla con EL ESPAÑOL a las 10 de la mañana, cuando ya ha ordeñado a todas sus cabras y va a empezar a echarles de comer un pienso que no tiene. "Le estoy echando el mínimo. Con las vacas no tengo tanto problema, porque pastan en el monte".
Pero para las cabras payoyas, de cuya leche sale ese extraordinario queso payoyo, el pienso es fundamental porque sostiene la grasa que necesita esta leche para lograr el sabor de este famoso producto autóctono de la Sierra de Cádiz.
Ante la escasez de su pienso habitual, Rodrigo optó por cambiarlo en la cooperativa por otro que sí tenían algo más en existencias, "pero a los animales, al cambiarle el tipo de pienso, les cambia la producción de leche. Y el pienso que hay también es poco", explica atribulado. El resumen es que apenas están comiendo.
"He pensado en echar a las cabras fuera a comer, pero con la sequía no hay apenas para comer del monte. Y ahora está lloviendo mucho y está todo embarrado. Vamos, que fuera no pueden comer tampoco". Para los borregos sí tiene alimento, aunque muy racionado. "Pero para los corderos, los pequeñitos, nada. No sé que voy a darles".
La huelga de transportes está asestando un duro golpe a los ganaderos. "Cuando empezó la huelga, a los 3 o 4 días ya escaseaba el pienso en las cooperativas. No pensábamos que íbamos a llegar a esto, han pasado 9 días y ya tengo que racionarles la comida a la mitad". En la Cooperativa de El Bosque ya no queda absolutamente nada. "No sé que va a pasar este fin de semana", advierte desesperado.
Ha hablado con la empresa que lo transporta y le han dicho que el lunes llegará un tráiler con escolta. "Pero no nos lo han garantizado. Están los camiones cargados, pero no salen".
En estos días sin dormir ha pensado en ordeñarlas solo una vez al día, en lugar de dos. "Así tienen menos necesidad de consumo calórico, les baja la producción y ahorramos tiempo", explica desesperado Rodrigo. Sus cabras, en circunstancias normales, producen dos litros de leche diarios. Tiene 500. Con las ovejas saca otros 500 litros de leche. Suele vender mil litros diarios. Las pérdidas económicas por una bajada de la producción es la puntilla para este ganadero.
Toda la producción la vende a la industria del queso payoyo. Se reconoce afortunado porque a él sí le están recogiendo la leche con el camión. "Pero a los ganaderos de más arriba, a 20 kilómetros, están teniendo no sólo problemas de alimentación, sino también de recogida y están teniendo que tirar la leche. Una ruina total".
Mangana lleva toda la vida dedicado a sus cabras, ovejas y vacas. "Me jubilé en agosto, así que ajusta. Y aquí sigo, porque me da pena dejarlas".
Ni entra ni sale
El caso de Carlos Ruiz, propietario de El Bucarito y de una explotación ecológica de cerdos ibéricos y cabras lecheras en Rota y Jerez de la Frontera, es aun más grave. No entra alimentación, pero tampoco puede darle salida a los 400 lechones que vendía semanalmente, porque no vienen a recogerlos. "No tengo ubicación física para ellos. Y en el cebadero, tampoco". Y a todos esos animales que no vende, también tiene que darles de comer.
Esta mañana ha venido un camión de Salamanca para llevarse una partida. "El conductor salió de allí a las 3 de la mañana. Durante el trayecto, el hombre ha aguantando lo más grande", ilustra Carlos, para explicar que se ha encontrado con piquetes.
Tiene a todos sus animales a media ración. "Vienen camiones con pienso, pero a la mitad. Aquí hace días que no vienen y no hay ni maíz ni soja". Desesperado, ha ido a la Cooperativa de San Dionisio en Jerez de la Frontera. Ha sonado la flauta. "Me he llevado lo que había: 20 toneladas de trigo y dos de cebada. No he preguntado ni el precio".
La cifra puede parecer muy alta, pero 20 toneladas son lo que comen diariamente sus 2.500 cerdos, sus 1.000 cerdas de cría, sus 10.000 lechones y sus 1.000 cabras, "que comen alfalfa y no tenemos". Tiene esa cantidad, y tiene que racionarla porque no sabe cuándo podrá volver a comprar. "Es que se me mueren de hambre".
El alza de los precios del pienso comenzó "mucho antes de que estallara la Guerra de Ucrania. No sé por qué, pero llevamos sufriéndolo varios meses antes de que estallara todo. Los precios subieron, "a finales del año pasado ya era un disparate" y al estallar la guerra "más aún". Lo que les faltaba es la falta de suministros por el paro del transporte. De todas las cooperativas de la provincia de Cádiz, la única que tiene algo de pienso y cereal es la de Olvera, y lo está racionando. "Ha sido escalón tras escalón. Pero hacia atrás", ultima Carlos. Y temen caerse.