Por el mismo kilo de limones que usted compra por 2,39 euros en un Carrefour de Valencia, el agricultor que las cosechó cobró entre 15 y 22 céntimos. Diez veces menos. La misma proporción, aproximadamente, que si se lleva un kilo de caquis a 2,69 euros. Especialmente trágica para los agricultores es la situación de las naranjas, vendidas un 1.500% más caras. Con el mercado invadido de cítricos sudafricanos y egipcios, algunas cosechas quedan pendidas del árbol y con los precios desplomados por debajo de su coste de producción.
Algo que desde el 15 de diciembre de 2021, en aplicación de una ley considerada utópica por los agricultores consultados, se supone ilegal. Fue el tercer cambio en dos años para la ley más importante del sector alimentario español. La 16/2021, que modificó de nuevo la Ley de la Cadena Alimentaria promulgada en 2013. Para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, un nuevo compromiso con los agricultores y ganaderos; para ellos, “una ley que nació muerta por la imposibilidad de ser aplicada”.
Y es que la prohibición de “comprar a pérdidas” o por debajo del coste del operador anterior, establecida por primera vez en 2020, no se cumple. “Es prácticamente imposible de aplicar si no se articulan otras medidas”, argumenta Baldomero Bellido, presidente de Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Málaga. Un mercado saturado, invadido de productos comprados a saldo y vendidos a precios multiplicados.
“Esta ley obliga a comprar por encima de los costes de producción”, sigue Bellido, “pero hay muchos agricultores y cooperativas que se ven obligados a firmar aunque no estén cubriendo los costes para poder cubrir parte”.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) realiza periódicamente un informe sobre las diferencias entre los precios de origen y destino de una amplia cartera de productos agrícolas y ganaderos. Informe que recoge los 0,66 céntimos que cuesta en origen un kilo de ajos y los 5,91 euros del precio de destino. Las patatas, 0,18 y 1,22. Cuatro euros y medio y 14,04 en el caso de la ternera.
“Todo es más difícil”
Alfonso Saénz de Cámara es presidente del comité de patata de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex) y productor. “Esos 18 céntimos son precios de junio o julio. Ahora mismo están a 50 o 55 céntimos la patata que sale de Murcia o de Sevilla. Varía mucho el precio según la época del año. La mayoría de la patata que se vende en España es de origen francés”, explica sobre un producto que en los supermercados Carrefour, DIA o El Corte Inglés se venden a 1,33 euros el kilo, exportado tan solo por España en mayo o junio.
Describe un mercado en el que es fundamental el aspecto: literalmente, que la patata sea bonita. El clima del norte de Francia favorece su cultivo y apariencia. “Los lotes buenos pueden llegar a duplicar a los malos. Cuando sale fea cuestan venderlas, entonces van al sector horeca [hoteles, restaurantes, cáterings], que está muy mal, o a la industria, a la transformación, que paga muy poco”.
“Están bajando muchos las hectáreas plantadas. Lo que llega a supermercados no es más de un 10-15% de lo que se produce. No hay un mercado de la patata española, no hay patata en el mercado libre, salvo la de Cartagena o Sevilla. Nosotros tenemos patatas de conservación que la arrancamos en septiembre, octubre, y ahora la comercializamos”.
“Es imposible, no es realista, se nota que la hace gente que no conoce la realidad de verdad. Los costes de producción no son uniformes en un sitio o en otro, y denunciar a un cliente es bastante completo”, opina sobre la reciente reforma de la Ley de la Cadena Alimentaria.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, apuntábamos al principio, estima en su índice de precios un aumento del 795,45% en el precio de los ajos desde su precio de origen al de destino; de los 0,66 euros a los 5,91 finales en los canales de distribución.
Ángel Luis Cuenca siembra cada año entre 15 y 20 hectáreas en Morata de Tajuña (Madrid). Su padre comenzó con el negocio hace más de 40 años. “Llevamos un par de años buenos pero hay algunos catastróficos”, asegura de un sector en el que, pese a los márgenes, “no existe el problema de que la cosecha se quede sin recoger”.
El productor apunta a diversos factores a la hora de explicar el margen existente. “A la producción excesiva, a que entran productos por aduanas contra los que no podemos competir, porque los jornales en China y en Marruecos son muy inferiores a los nuestros; porque los productos químicos aquí están prohibidos todos por las normas europeas y allí no prohíben nada. Todo es más difícil”.
La producción anual de ajos en España se estima en 274.000 toneladas, las salidas de unas 27.500 hectáreas plantadas. La empresa de Ángel Luis exporta a Estados Unidos, un mercado interesado por su producto. “Si el producto no lo vendes en campaña hay que mantenerlo en cámaras frigoríficas, donde se van 20 céntimos por kilo. También hacemos cuarta gama, ajo pelado, la cabeza se la vendemos aquí a exportadores que se dedican a vender en Europa”.
“En el campo se está comprando a siete o 10 céntimos el kilo en la gran distribución a 1,90, 2,50 y 3,50”, asegura Bernardo Ferrer, vicepresidente de AVA-ASAJA Valencia y productor de cítricos en Alzira, sobre la naranja. “Es una crisis brutal que se ha extendido a toda España. Tenemos la legislación ambiental y fitosanitaria más exigente del mundo y no se les exige los mismos requisitos que a los productos que vienen de fuera. Firman acuerdos comerciales con otros países sin estudiar el impacto sobre el sector”.
“Regalamos los lechazos”
Feliciano del Río es ganadero de ovejas y cultiva una pequeña explotación agrícola de secano. Vive en Robladillo de Ucieza, un pueblo de Palencia donde lo acompañan otros cinco vecinos. “Esto es la España vacía del todo, en la calle no hay nadie”. Produce una leche que vende ahora a unos 78 céntimos el litro. Calcula que los costes de producción ascienden a unos 85. Según COAC, la de vaca cuesta en origen 0,31 euros y 0,76 en destino.
El mes que viene llegarán las parideras y con ello los lechazos. “Corderos con un mes de vida que solo han tomado leche. Es un producto muy apreciado pero que se consume solo en Navidad, en ambientes o banquetes familiares, en fiestas. Al estar todo cancelado y la hostelería sin clientes, vamos a tener que regalarlos, como el año pasado. Tres euros el kilo: 33 euros el animal que pesa 11. Alimentarlo cuesta más”.
“El año va mal, por los precios de los materiales que tenemos que comprar para funcionar. Pienso, gasoil, electricidad. Se ha disparado todo. El precio de la leche había subido algo, estábamos animados, pero desde verano estamos trabajando sin ganar dinero”.
Es el diagnóstico de un hombre que “lo está pasando mal”, que vive con la “esperanza de que esto se arregle y poder vivir mejor” mientras asiste al cierre “cada año de las explotaciones pequeñas”.
“Directamente al consumidor”
“El jamón de cebo lo vendemos ahora mismo entre los 12 y los 14 euros, cuando en la restauración luego se vende a entre 180 y 200 euros el kilo”, cuenta Félix Ríos, ganadero de Fuente Obejuna (Córdoba), segunda generación de Embutidos Camilo Ríos, un negocio familiar fundado en 1950.
Ahora mismo crían unos 160 cerdos ibéricos de bellota y 200 de cebo en la comarca del Valle del Guadiato. Desde la explosión de la pandemia ha aumentado su cercanía al comprador final, distribuyendo directamente muchos de los productos que comercializa. “Los grandes distribuidores compran muy barato y aprietan mucho al productor que vende a precios irrisorios. No podemos competir ni por arriba ni por abajo. Por ejemplo, Navidul, que fabrica una cantidad inmensa de jamones y vende directamente a las grandes superficies”.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el sector porcino español tiene una importancia clave al suponer en torno al 14% de la Producción Final Agraria y el 39% de la Producción Final Ganadera, el sector más importante dentro de las producciones ganaderas. La carne de cerdo, según la COAC, se vende en origen a 1,04 euros y en destino a 5,99, el mismo precio que el conejo, pagado más caro en origen (1,98 euros).
Los Ríos exportan a Europa y pronto comenzarán en el mercado mexicano, después de presentar un sinfín de autorizaciones y documentación. “La ISO 22.000, la ISO 9.000, controles sanitarios, autorizaciones. Tienes que homologar mataderos, sala de despiece, secaderos, fábricas. Todo tiene muchísimo control, claro”.