Los secretos de los cinco escuderos de Jesús Calleja: el país prohibido y lo que le ofrecen a los invitados
El programa que triunfa en las noches de los lunes en Cuatro tiene menos recursos de los que se podrían immaginar. Estas son las claves de su éxito.
23 enero, 2022 02:04Noticias relacionadas
Paisajes increíbles, lugares inaccesibles e invitados que hablan de cualquier tema sin preocuparse de si hay cámaras delante o no. Así es Planeta Calleja. El programa que triunfa en las noches de los lunes en Cuatro y que cautiva a miles de espectadores que ansían ver las confesiones más sorprendentes de los invitados que acompañan a Jesús Calleja en sus viajes.
Pero detrás, lo que no ve el público, es un equipo humano que se deja la piel en cada programa y que es mucho más reducido de lo que la gente podría pensar: “Todo el mundo que nos ve piensa que es una superproducción con un montón de personas, pero no es así. Vamos dos cámaras, un operador de dron, uno de contenidos y otro de producción, más Jesús y el invitado. Con eso hacemos estas maravillas”, afirma Daniel Lora, director del programa.
Lora explica que su función dentro del programa es de “toda la preproducción e investigación sobre los destinos ya que, si queremos enseñar un país o una zona de él, tiene que ser viable a nivel logístico. Las cosas que nos han llamado la atención no pueden estar a un día y medio de viaje las unas de las otras, tiene que estar todo cerca con actividades diversas y alternar cosas físicas con cultura”. Pero la labor del director va más allá: “También busco invitados y en la grabación ayudo a Jesús en cuanto a guion, las secuencias con los cámaras o supervisando la edición”.
Por su parte, María Ruiz Calzado, productora ejecutiva de Zanskar, también es una pieza fundamental en el engranaje de Planeta Calleja, ya que ella fue una de las personas que definió el formato cuando se creó: “Estoy en un plano más general que Daniel y también participo en la selección del invitado con el consenso de todos, incluida la cadena. En los destinos analizamos viajes, países y situaciones con muchísimo adelanto sobre la mesa porque va cambiando. También me encargo del contenido, de hacer que cada temporada sea complementaria, que los destinos que no sean repetitivos y abarquemos todos los continentes en cada ocasión, buscando zonas que no hemos hecho antes”, añade Ruiz.
Eso sí, desvela a EL ESPAÑOL el destino donde todavía no ha conseguido poner una cámara Planeta Calleja: “China es un lugar todavía por descubrir, es muy difícil porque está muy lejos y tenemos un problema de disponibilidad de tiempo, es un mercado que se nos ha escapado y nos encantaría”.
Invitados sin remuneración
En el mundo de la televisión, pocos invitados acuden a los programas de forma altruista, pero Planeta Calleja ha conseguido que así sea: “Es muy complicado agendar las agendas, le estamos pidiendo al invitado una cantidad de tiempo insólito en cualquier espacio de televisión hoy en día, una semana de su tiempo sin remuneración. Se consigue gracias a la personalidad carismática de Jesús. A mucha gente le atrae y le divierte conocerle, y por el viaje que resulta casi siempre muy atractivo para el invitado”, asegura Ruiz.
Tras conseguir al famoso hay que elegir el destino adecuado, ya que “trabajamos en dos líneas sin juntarlas, y en el momento que decidimos el personaje, atendiendo a sus características definimos, de los destinos que tenemos, en el que mejor encaja. Lo más importante es su capacidad física, hay viajes que son más exigentes que otros, nos importa mucho porque veníamos de hacer programas muy físicos y nos tuvimos que reajustar”, afirma Ruiz, que recuerda que, en la primera temporada del programa, “con José Coronado, probablemente le hicimos una expedición excesiva. Hay que medir muy bien para no meter a la gente en un lío y tener un problema. Este programa se basa en sacar a la gente de su contexto, nos gustan los contrastes y buscarlos”.
Pero… ¿Qué pasa si las expectativas puestas en el invitado no se cumplen? “Solemos acertar y cuando nos sorprenden, lo hacen para bien. No todo el mundo tiene que ser unos fuegos artificiales de diversión, hay personas que te resultan interesantes por otros motivos, tienen algo especial que en el viaje lo transmiten”, señala Lora. “Es muy difícil no sacarle el alma a una persona cuando estás ocho días con ella. Pueden ser más tímidos, pero al final sale todo porque grabamos sin parar, desde que se levantan hasta que se acuestan, no pueden ocultar nada y están muy expuestos”, asegura Ruiz.
Apoyarse en agencias especializadas en los países a los que viajan y en gente de la zona es uno de los puntos donde se cimienta la producción del programa en cada destino, sobre todo por la falta de tiempo: “Lo ideal sería un mes de preproducción para cada país, como mínimo”, explica Lora.
“Siempre trabajamos con gente local, agencias que conocen bien el lugar y eso es vital porque no tenemos el tiempo para hacer una preproducción local de meses, pero tenemos equipos de confianza”, señala Ruiz. Un ejemplo lo pudieron ver los espectadores en la entrega del pasado lunes, con el traductor del programa de Santi Millán en Etiopía y “con el que hemos trabajado bastantes veces”, añade la productora ejecutiva.
El director aclara que, esa persona en concreto, “es de una agencia de Barcelona que están especializados en África y confiamos en ellos. También son los que hacen los contactos con las tribus, etc… Los conocen y saben cómo tratarlos, no solo llegas y grabas. También son agencias que realizan turismo responsable, que el impacto que tengas no cause daño y sea positivo”.
Nueve meses para emitir
Aunque los espectadores ven todo condensado en los minutos que dura el programa en televisión, hay un gran trabajo antes del viaje, durante y después para que todo quede perfecto para la emisión. Lora es muy claro con ese tema: “Tardamos alrededor de nueve semanas de edición, pero es muy variable porque se trabaja en muchas cosas en paralelo y hay veces que el equipo de postproducción no está exclusivamente con este programa sino con varios a la vez. En necesidades de emisión muy inminentes, como con programas de actualidad como el de La Palma, se montó en semana y media, con más efectivos, claro”.
Otro de los impedimentos que han encontrado para grabar esta temporada ha sido la pandemia: “La diversidad que buscamos, con la Covid se nos ha ido un poco abajo. Asia clarísimo, América más o menos… hemos tenido que ir lidiando”, recuerda el director. “Con la situación sanitaria actual habría sido más sencillo elegir viajes cercanos, en España, por ejemplo, que también los hemos hecho, porque todo el mundo lo iba a entender”, comenta Ruiz.
“Pero decidimos que no íbamos a dejar de viajar, seriamos los únicos y pusimos todo el empeño en conseguir viajes más exóticos que nunca en tiempos de coronavirus para demostrar que eso no nos iba a frenar”, añade la productora ejecutiva. Aunque eran muy conscientes de los riesgos que estaban asumiendo todos en el equipo “porque cada vez que salíamos, el momento de hacerte la PCR de vuelta era de hipertensión. Si salía positiva te podías quedar 14 días pasando la Covid en cualquier lugar del mundo alejado de tu familia y de tus médicos”.
¿Dada la fama del programa, algún país se ha ofrecido para que vayan? Ruiz responde a este periódico que “claro que nos lo piden porque es una producción muy apetecible para ellos. Realmente podemos elegir dónde queremos ir porque a todo el mundo desea que vayamos. Es la gran ventaja de este tipo de espacio televisivo”.
Pero no es tan sencillo como parece, ya que tiene que superar algunas trabas que, como comentaba anteriormente, en China todavía no lo han conseguido y “por eso no hemos ido”, aun así “los más fáciles son los países europeos porque son los más cercanos, hemos ido bastante a la zona Ártica, por ejemplo. Encontramos un clima distinto del nuestro, atractivo, y al mismo tiempo son países fáciles de manejar, pero caros. Ir en temporada invernal a Noruega, Finlandia, Islandia nos encanta”, comenta Ruiz.
Lora, por su parte, indica que “la India también requiere muchos permisos, incluso algunos surrealistas. No podemos decir en enero qué día vamos a viajar en abril porque a lo mejor no puede el invitado, que si viajaría en mayo. Es complicado”. Eso sí, “ese trámite no nos ha impedido ir a la India porque es un país que nos encanta, es muy bonito”, añade la productora ejecutiva.
A pesar de todo, el director admite que “haría todos los programas en ese país, me parece un sitio flipante. La gente tiene muchos prejuicios sobré él, pero las personas de allí son muy divertidas, cercanas... a nivel cultural es impresionante. También me gusta todo lo que tenga que ver con el Ártico y con el frío”. Ruiz, en cambio, se inclina más por el programa que hicieron en las Islas Marquesas, en Polinesia, con Jorge Javier Vázquez porque “fue el más extraordinario”.
Si hay un destino al que le encantaría ir a Calleja y a Lora y que todavía no han conseguido ir es a Sibera. Ya no tanto por los problemas burocráticos o por la distancia, sino porque “la fobia al frío es bastante frecuente entre los invitados y todo el mundo nos dice que no”, señala el director.
Uno de los viajes más llamativos de esta temporada es el de Amaia Salamanca a Kirguistán, un país de Asia Central “donde la mayor parte de la población es nómada; tiene mucha altura, hasta siete miles; a nivel paisaje es espectacular con montañas, glaciares, lagos, ríos preciosos…”, asegura Lora. “Hemos estado conviviendo con una familia de nómadas haciendo una trashumancia real. Fue una experiencia muy emocionante. Todo el equipo íbamos a caballo y nos mirábamos alucinados, no dábamos crédito”, añade.
“Parece que, para el espectador, Amaia no encaja en ese contexto, pero ese es el punto de contraste que buscamos”, explica Ruiz, mientras que el director aclara que la actriz “es muy aventurera, durmió en yurtas, fuera de hoteles, con pocas comodidades, sin sus peques… y era la experiencia que estaba buscando”.
“Un chiste con patas”
El gran gancho del programa, aparte de los espectaculares viajes, es su cara más conocida, el aventurero Jesús Calleja: “Lo más divertido de Planeta Calleja es ir con él porque es un chiste con patas, es imposible que nadie se lo pase mal con Jesús”, admite Lora. Aunque el espacio de Cuatro tiene muchos más puntos atractivos para el equipo, el invitado y los espectadores: “Las cosas que hemos visto, han sido lugares impresionantes. Los invitados también nos dan mucha vida porque todo el mundo que acude a este programa viene con una actitud de pasárselo bien y su manera de estar allí es alegre, optimista… porque van a disfrutar”, asegura el director.
“Conocer a los invitados de esta forma también es extraordinario, convives con ellos una semana y tienes un nivel de proximidad intenso, muy rápido, valioso y especial. Jesús y el equipo generan un clima distinto, es cercano, donde el viaje cuenta esa relación entre él y el invitado”, afirma la productora ejecutiva.
Lora concluye diciendo que “vengo del mundo del reality donde se marca mucho el muro con el invitado, concursante o participante porque viven una realidad que el equipo refleja, y me costó cambiar ese chip porque en Plantea Calleja se hace lo contrario, el invitado se siente del equipo, uno más y lo dan todo. Probablemente por eso no sienten que están en un programa de televisión”.