“Está subiendo todo, menos nuestros sueldos”. Es la reflexión a la que llega Ángel Merino mientras le echa gasolina a su coche en una localidad del oeste de Madrid. Este ciudadano explica que, por semana, puede llegar a gastarse unos 90 euros “mientras que hace un tiempo llenaba el depósito con 60 y hacía trayectos similares”. “En mi caso, noto muchísimo la subida de los precios de los productos frescos, sobre todo, de la fruta y la verdura. Por no mencionar la factura de la luz, que todos sabemos que no para de crecer”, dice a EL ESPAÑOL Jana Yilma, una joven de 28 años que portaba consigo un carrito de la compra que acababa de llenar.
“Vivo con mi abuela y hace un año podíamos gastar unos 50 euros semanales en comprar y ahora gastamos unos 70. Y, de electricidad, hace unos meses pagábamos unos 60 euros al mes y ahora llegamos a los 130 euros”, añade la joven, con cierta resignación. En otras palabras, el gasto medio semanal en la cesta de la compra y en la electricidad que consume esta pequeña familia ha subido desde los 65 hasta los 102,50 euros. O, lo que es lo mismo, Jana y su abuela gastaban hace un año 260 euros al mes en bienes básicos y ahora pueden llegar a los 400 euros por lo mismo. 150 euros de diferencia.
Es sólo un ejemplo de los estragos que está dejando la inflación —conocida como el impuesto de los pobres— a las familias de España. Es decir, suben los precios, pero no aumenta consigo el poder adquisitivo de las personas. Y es que el Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,8% en septiembre en relación con el mes anterior y disparó su tasa interanual hasta el 4%, siete décimas por encima de la de agosto y la más alta en 13 años. La causa principal: el encarecimiento de la electricidad, según los datos avanzados publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha informado este diario. O, en otras palabras, la cesta de la compra es un 4% más cara que hace un año.
Para María Luis Gutiérrez (62 años) “la luz y el agua están muy caras” y el gasto para su bolsillo se hace insoportable. “Ahora gasto 50 euros en hacer una compra básica para mí”, explica a las puertas del supermercado habitual al que acude, situado en la plaza de Manuel Becerra, en Madrid. Pese a ello, ni Jana ni María Luisa tienen vehículo propio, lo cual hace que no hayan sentido el incremento de los precios de los carburantes, algo que sí han notado otros ciudadanos consultados por este diario.
Suben los bienes básicos
Cerca de un supermercado de la calle Alcalá, este periódico intercepta a un matrimonio, José Luis e Isabel, quienes tienen “mucha prisa”, pero finalmente se detienen, bolsas de la compra en mano, para hablar unos minutos. “Yo noto que la factura de la luz se ha podido incrementar en torno a un 40% y, también, que pagamos cerca de un 15% más por nuestra cesta de la compra habitual”, dice José Luis, quien también reconoce que es usuario habitual de coche.
“Hace un año y medio llenaba mi depósito con unos 60 euros, ahora tengo que pagar 80”, concluye. Isabel, su esposa, también nota el cambió “sobre todo en la factura de la luz”. “Lo único que ha mantenido su precio respecto al pasado año, dentro de lo que cabe, es la ropa”, opina esta ciudadana antes de proseguir con su camino.
Pero José Luis no ha sido el único conductor que ha notado la evidente subida del precio del combustible. Algo normal, debido a que el litro de gasolina en España se sitúa en 1,437 euros durante esta semana, según los datos publicados este jueves por el Boletín Petrolero de la Unión Europea. Esto supone que ha subido un 0,04% su precio respecto a la semana pasada —y ya van cuatro semanas de subidas—. No se veía este precio desde julio de 2014. El diésel, por su parte, cuesta de media 1,291 euros, un 0,9% más que hace una semana. Es el dato más alto desde octubre de 2014.
“Yo suelo echar 25 euros cada vez que echo gasolina y hace un año equivalía a 20 ó 23 litros, pero mira ahora… 16,79 litros”, cuenta Elena mientras señala el momento exacto en el que se detiene el contador del surtidor. Tras ello, apura las últimas gotas de diésel y deja la manguera antes de ir a pagar. Isabel Prieto, minutos antes, hacía una reflexión similar: “Antes llenaba mi depósito con 45 euros, ahora tengo que pagar unos 53 euros. Ocho euros de diferencia en sólo un año”.
“Ahorrar algo”
Como se ha apuntado, uno de los factores que han influido en la mayor subida interanual del IPC en 13 años han sido las facturas de la luz al alza. Este mismo viernes, de hecho, el precio medio diario de electricidad en el mercado mayorista batirá un nuevo récord histórico al rebasar la barrera de los 200 euros por megavatio hora (MWh). Concretamente, se disparará hasta los 216,01 euros, según los datos del operador de mercado eléctrico designado.
Pero Rosario Gómez ha sido bien informada por su hijo, que vela por la sostenibilidad en el gasto energético de la casa de su madre. “Como me ha dicho mi hijo, para ahorrar algo hay que poner la lavadora por las noches o los fines de semana, porque la luz está carísima”, indica la mujer. De hecho, esta jubilada acababa de salir de hacer una pequeña compra en un Carrefour y, según ha contado, lo que más le ha sorprendido son los altos precios “de la fruta y la verdura”.
Una técnica similar es la que emplea María José en Asturias, que ha comprobado que usando sus aparatos electrónicos en las horas valle del precio del megavatio hora se puede ahorrar “hasta 70 euros en la factura de la luz”. En un principio, lo hizo como experimento, pero ahora, ha constatado su veracidad.
De vuelta a Madrid, dos trabajadoras de Alcampo fuman un cigarro en un merecido descanso cuando este diario les pregunta qué opinan de la subida del precio medio de la cesta de la compra. “Aún no tenemos datos de este incremento. Los estamos analizando, pero lo que sí podemos decir es que, desde hace un año, notamos que la gente gasta menos, sus compras son más reducidas y compran casi al día”, explican.
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