El joven de 20 años que denunció una supuesta agresión homófoba por parte de ocho encapuchados en el barrio de Malasaña de Madrid el domingo pasado se retractó este miércoles de lo que había dicho. Los interrogatorios policiales terminaron por poner nervioso al joven. Cuando uno de los agentes le pidió su teléfono móvil para comprobar sus últimos movimientos, se derrumbó y confesó toda la verdad: se trataba todo de una invención para esconder a su actual pareja que había participado en prácticas sadomasoquistas con otros dos hombres.
La denuncia completa que presentó el joven presentaba numerosos elementos inverosímiles, como la presencia de ocho encapuchados de negro a media tarde del domingo en el céntrico barrio de Malasaña, un lugar habitualmente abarrotado, o la existencia de una testigo a la que la Policía ni ningún medio de comunicación encontró. Esto hacía dudar a los agentes de la consistencia del relato, aunque antes de confirmarse, el supuesto caso ya se había convertido en un terremoto político.
Este es el contenido íntegro de la denuncia que interpuso el joven en la Policía, a la que ha tenido acceso el programa 'Espejo Público':
"Serían las 17:15 h de la tarde y al llegar a la puerta de mi casa, observo a ocho individuos corriendo hacia mi de frente. Iban de negro, con sudaderas negras y una capucha blanca. Yo abro el portal y ellos entran el interior. Entonces yo entro también. Están parados, se me quedan mirando y me dicen 'maricón, que eres un maricón, maricón'. Y yo les respondo: '¿Y qué?'. Entonces se abalanzan sobre mi, me ponen contra la pared, me colocan una navaja en el cuello y la boca y me dicen 'si hablas te apuñalo la boca'. Entonces me tiran al suelo. Uno se sienta sobre mi espalda y otros me agarran piernas y brazos para inmovilizarme. Me arrancan la camisa y la gorra. Entonces me bajan el pantalón y la ropa interior mientras me gritan: 'Maricón, comemierda, asqueroso' y dicen algo del anticristo. Entonces empiezan a rajarme en los dos cachetes del culo. Una señora mayor desde la calle ve lo que está pasando en el portal, golpea el cristal y grita: '¡Qué hacéis? ¡Dejadlo!'. Entonces me sueltan y salen corriendo. Me salvó esa mujer. Al liberarme me fui a casa y al llegar llamé a mi novio, le dije que cogiese cosas para coserme las heridas del culo y le conté lo sucedido. Cuando venía para casa se encontró a una pareja de policías y les contó lo sucedido. Ellos le recomendaron que fuéramos a un centro médico y luego a denunciar a la policía. Entonces nos fuimos a la Fundación Jiménez Díaz".
El joven podría enfrentarse a una sanción de multa de 12 meses por falsificar un delito, aunque, al no contar con antecedentes, no recibirá ningún castigo. Las heridas fueron reales pero, según su propia versión, consentidas. Según ha trascendido, el joven se dedicaba a la prostitución masculina y que le marcasen con una navaja los glúteos habría sido parte de un trato previo.