El denunciante de la agresión homófoba de Malasaña el pasado fin de semana ha confesado a los agentes de la Policía Nacional que investigaban su caso que las heridas fueron consentidas. No hubo encapuchados ni ataque, ha admitido tras un larguísimo interrogatorio al que ha sido sometido por los agentes.
Según ha adelantado La Sexta y han podido confirmar EL ESPAÑOL a través de fuentes próximas a la investigación, el joven ha confesado este mismo miércoles que los hechos que denunció ante la Policía el pasado domingo resultaron ser falsos.
En la tarde hoy, y gracias al trabajo de la Policía Nacional, el denunciante que interpuso la denuncia por una agresión en el barrio de Malasaña de Madrid ha decidido rectificar su declaración inicial.
Finalmente ha declarado que las lesiones inicialmente denuncias fueron consentidas. Al parecer, producto de un encuentro sexual acaecido días antes.
En su declaración, ha querido dejar claro que no existe una manada de ocho personas atacando a nadie por la zona y que todo era una ficción. Fuentes del Ministerio del Interior adelantan esta declaración se produce sin perjuicio del desarrollo de las investigaciones y del procedimiento judicial posterior.
El relato del joven, tal y como aseguran estas mismas fuentes, comenzó a desmoronarse tras la comprobación de que en ninguna de las cámaras de seguridad de esa calle ni de ninguna otra próxima, ni de ninguna, en general, se observaban a esos individuos ataviados tal y como él había descrito en su denuncia. Huyendo tras cometer la brutal agresión.
Según otras fuentes policiales consultadas, el joven podría, tras esclarecerse los hechos, estar cometiendo en realidad un delito tipificado en artículo 457 del Código Penal como simulación de delito, penado con multas de entre 6 a 12 meses.
Nadie había visto nada
En un primer momento, el joven, de 20 años, denunció ante la Policía que había sido asaltado por ocho encapuchados en el portal de su casa la tarde del domingo, que estos le habían insultado y le habían grabado "maricón" y una cruz invertida con un arma blanca en la nalga.
Fue entonces cuando la Brigada Provincial de Información, especializada, entre otros asuntos, en delitos de odio, tomó cartas en el asunto junto a agentes de la Policía Judicial de la comisaría del distrito Centro.
Lo primero que extrañó a los agentes fue el propio relato del joven, así como las circunstancias que lo rodeaban. Que a plena luz del día, en una zona tan concurrida como Malasaña los fines de semana, nadie hubiera advertido nada de una agresión grupal de esa magnitud, y más en la calle que se produjeron los hechos, próxima a la Plaza del 2 de Mayo, siempre repleta de vecinos, turistas y visitantes.
Según la versión del joven, un grupo de encapuchados lo habrían asaltado y lo habrían llevado hasta el portal vestidos con sudaderas negras, capuchas y pasamontañas. Estos le habrían proferido insultos como "maricón de mierda", "asqueroso", "come mierda" o "anticristo".
Esas mismas personas le habrían hecho varios cortes con una navaja tanto en el labio inferior como en el gúlteo, donde le habrían marcado lapalabra "maricón". La policía investigaba la agresión como delito de odio.
Comprobaciones
Después de escucharle procedieron al análisis de todas las cámaras, y al no encontrar indicio alguno en ninguna de ellas, procedieron a interrogar a posibles testigos, comerciantes del barrio y de la zona, vecinos del edificio y de otros aledaños. Nadie había visto nada.
Así hasta llegar, tras varios días de indagaciones, a la conclusión de este jueves. Tras las noticias de los últimos días en las que se iba avanzando distintos indicios que no cuadraban, se le ha citado de nuevo en la comisaría del Distrito Centro, en la calle Leganitos, para un nuevo interrogatorio. El joven ha terminado por confesar la mentira.