Rodrigo y Paulo son dos brasileños afincados en Valencia. Desde 2019 están al frente de un bar en el cruce de Cuba y Literato Azorín, donde planta su monumento cada año la falla que toma su nombre de ambas calles. Es una de las de categoría 'especial', las más visitadas durante la fiesta. Este fue uno de los grandes atractivos que les llevó a abrir María Bonita en el lugar, pero la pandemia ha convertido las Fallas en algo muy distinto. Relegadas al mes de septiembre, sin turistas y con el cliente local recién llegado de vacaciones, prevén un consumo muy inferior, de tan solo el 50% respecto a las celebradas en marzo.
"Ya lo estamos viendo en las cajas de esta semana. Los días previos de marzo de 2020 tuvimos el doble de facturación", explican los hosteleros, que van a cumplir dos años en el lugar sin haber disfrutado de unas Fallas convencionales. "En 2020, cuando ya habíamos hecho toda la inversión para la gran demanda que iba a llegar, estalló la pandemia y se suspendieron", relatan. Las de 2021 fueron trasladadas a estos días por la misma razón: la alta incidencia de la Covid-19.
En la misma calle Cuba se encuentra La Flaca de Ruzafa, un bar que sí ha podido disfrutar durante años del gran negocio para la hostelería que supone la semana de las fiestas josefinas. "Lo de este año no tiene ni punto de comparación, esto no son unas Fallas", asevera Gery sobre una pseudocelebración que comienza oficialmente este miércoles 1 de septiembre y concluirá el próximo domingo 5.
Su terraza luce llena. "No nos podemos quejar. Pero es que las Fallas son otra dimensión. Montamos una barra exterior con un tirador para atender a la gente que pasa. Vendemos bocadillos para llevar. Es un no parar de facturar, como un largo fin de semana a pleno rendimiento", explica.
"Estamos viendo mucho cliente local, que además llega después de las vacaciones. Esto no tiene nada que ver con unas Fallas en las que llegan turistas expresamente para verlas y dispuestos a consumir y gastar", agrega.
"Impacto minoritario"
El relato de ambos hosteleros coincide con el de Manuel Espinar, presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. "Pensamos en estos momentos que el impacto será bastante minoritario y diferente según las zonas, y que no podrá compararse en ningún caso a unas Fallas prepandemia en el mes de marzo", anticipa.
"Nos encontramos con una coyuntura en la que muchas personas y familias ya han realizado el grueso de sus gastos destinados a las vacaciones y que ahora se encuentran con los gastos de la vuelta de septiembre, colegios, etc. por lo que pensamos que eso puede influir en negativo", detalla el dirigente.
En línea con los hosteleros consultados por EL ESPAÑOL, la federación espera un consumo "principalmente de cliente local". "En zonas como la playa las previsiones para el fin de semana son buenas. Pero lo son en la línea de otros fines de semana de inicio de septiembre, en los que todavía nos encontramos terminando la temporada de verano, no por el impacto de las fiestas", apunta.
Negocio paliativo
La hostelería, como ocurre también con los alojamientos, es un buen ejemplo de que la celebración será este año un negocio paliativo, a años luz del convencional. El objetivo principal es satisfacer a los falleros con la celebración de una fiesta de puertas para dentro que reactive la actividad del gremio de los artistas falleros.
Cabe recordar que los monumentos de cartón piedra que arderán de forma inédita este mes de septiembre son, en su práctica totalidad, los mismos que no fueron quemados en marzo de 2020. Desde entonces los artistas no han elaborado nuevas fallas, algo que sí podrán hacer desde este otoño ante la expectativa de que en 2022 sí se celebren entre el 15 y el 19 de marzo, día de San José.
Pero el resto de actividades que orbitan alrededor de las Fallas han corrido una suerte peor. Alojamientos y hostelería llevan dos años sin sumar en su balance los pingües ingresos de los días de oro de la ciudad. En el presente 2021, al menos, contarán con la celebración de unas Fallas descafeinadas que tendrán que convivir con medidas frente a la pandemia como el toque de queda que rige todavía en la capital del Turia.