Pablo Díaz no dejaba de estudiar ni cuando estaba de gira con su trío de música de cámara. “Es muy dedicado a sus cosas, aprovecha muy, muy bien el tiempo. En los viajes, por ejemplo, cuando terminábamos de cenar, en vez de venirse a tomar algo después, él se quedaba estudiando para Pasapalabra. Eso es muy suyo”, aseguraba hace unos meses a EL ESPAÑOL su compañero Andrés Navarro, pianista del Trío Ramales. Esa perseverancia hace que hoy el joven violinista tinerfeño sea noticia. Otra vez.
Muchos internautas aficionados a Pasapalabra criticaron en su día que Pablo Díaz empezara una frase diciendo “el día que me lleve el bote...”. Le tacharon de “prepotente” y otros calificativos menos amables. Pues bien, ese día ha llegado. Es hoy, jueves 1 de julio de 2021. 262 programas después, el niño prodigio se alza vencedor del ansiado rosco, con un bote de 1,8 millones euros y el récord de programas concursados. Su primera parada: El Hormiguero de Pablo Motos.
Pablo tiene 24 años y su andadura en Pasapalabra comenzó tan pronto cumplió la mayoría de edad. La responsable de que hoy Pablo esté donde está es su abuela Conchita, con quien solía verlo. Ella le animó a participar, viendo que el chaval manejaba las palabras con la misma facilidad que las cuatro cuerdas de su violín.
Corría el año 2016 cuando el joven violinista tinerfeño se presentó a la audición del programa. “Los casting los hacían en el Fnac de Callao, en Madrid. Me hicieron dos roscos escritos y luego un par de roscos orales, frente a la cámara. Cuando yo lo hice [entonces el programa se emitía en Telecinco] había que pasar de 20 aciertos para ser seleccionado. En los roscos escritos acerté unas 22 palabras y en el rosco oral, creo que hice 21”, relató el concursante a este periódico en febrero.
Para su primera vez al frente del rosco Pablo se había repasado “una gran parte” de los roscos antiguos. “Simplemente iba rosco a rosco y me iba apuntando las palabras más difíciles o que no me salían en seguida. La primera vez que fui a concursar iba con esa preparación. Me fue bastante bien. Y ya después de eso ya empecé con más preparación que pasaba por aprenderse el diccionario de memoria, tal cual. Y luego aprenderse muchas cosas de fuera del diccionario como cosas de geografía, de historia, de música, de cine, de deportes… vamos, de todo lo que te podrían preguntar en un Trivial. Y esa es la preparación con la que estoy yendo ahora, mucho mayor a la de la primera vez que concursé. También hay que decir que el concurso ahora es mucho más difícil”.
Pablo ha pasado tres veces por Pasapalabra. En la primera ya apuntaba maneras: estuvo 47 programas y, en dos ocasiones, a una palabra de ganar el rosco. La segunda vez que participó solo estuvo tres programas y, aún así, en uno de ellos también rozó el bote. En esta tercera edición, Pablo ya ha perdido la cuenta de cuántas veces ha estado a una palabra de conseguir que las 25 letras del rosco se pinten verdes. Este jueves, finalmente, lo consigue. Aunque en realidad, lo consiguió el lunes o el martes, cuando se graba el programa.
Máster de composición
Cuando Pablo se enfrentó a su primer rosco le preguntaron qué haría si se lleva el bote, como a todos. Él dijo que estudiar un máster en composición en Estados Unidos. Actualmente, ya cursa otro máster de interpretación de violín en Ámsterdam (ahora, a distancia).
La vida de Pablo ha estado siempre ligada a la música. Le viene de familia: sus dos padres son pianistas. Al año de nacer Pablo, la familia se instaló en Madrid, provenientes de Tenerife. En la capital, estudió en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde conoció a Andrés Navarro y Gonçalo Lélis, con quien formó el citado Trío Ramales.
“Entiende muy bien el carácter de la música. Tiene ideas de compositor y las muestra con mucha convicción. Eso no siempre ocurre, sobre todo cuando tocamos música que se ha compuesto hace 200 años y que las ideas de esos compositores nos quedan lejos”, aseguró Andrés a este periódico.
“Una de las cosas que me llamó la atención de Pablo es que trata con mucha convicción lo que toca porque entiende muy bien el carácter de la música. Eso es muy importante para tocar en el escenario. Es como si hablaras de algo de lo que no sabes mucho: el público no prestará la suficiente atención porque no crees en el discurso que estás haciendo. Cuando él toca, se nota que cree auténticamente en lo que está haciendo”.
Pero a Pablo no le interesa ser solista, aunque la formación musical clásica se base principalmente en eso. Pablo quiere componer. Es una apasionado de las bandas sonoras y entre sus referentes están nombres como John Williams (compositor de Star Wars, Jurassic Park, E.T…), Max Steiner (Murieron con las botas puestas o Casablanca) o Dimitri Tiomkin (Los cañones de Navarone, 55 días en Pekín).
Por eso el plan más probable de Pablo tras ganar en Pasapalabra sea seguir estudiando para componer. “Quizás ahora lo enfocaría más a estudiar un máster de composición para medios audiovisuales. Ya vería dónde. A mí me gusta mucho la música de cine y, sobre todo, la de videojuegos”, dijo en febrero. Pero entre febrero y hoy, hay novedades en su vida: Twitch y una nueva pareja.
"Es un creído"
El joven violinista se conecta a diario en directo en la plataforma Twitch. Por si su cara no estuviera ya bastante tiempo en pantalla, hace unos meses se lanzó a internet. “La verdad es que me encanta”, confesó recientemente en conversación con este periódico. “Lo que quiero hacer después de Pasapalabra son streamings [emisiones en directo] de dos tipos: musicales, es decir, yo tocando el violín y la gente pueda pedirme en el chat las canciones que quiera. Y luego, por otro lado, yo juego a videojuegos de Mario y de Nintendo, y parece ser que a la gente le gusta. Hacer speedruns y eso”.
Otra razón que tiene Pablo para quedarse en España es su reciente noviazgo con una mujer cuya identidad es secreto de sumario. Solo podemos decirle, querido lector, que pegan bastante y se les ve muy felices. Por lo pronto, la familia de ella se lleva al yerno perfecto: no fuma, apenas bebe, es un pozo de sabiduría, músico y, desde hoy, millonario. Jackpot!
Sin embargo, como toda persona famosa, Pablo no gusta a todo el mundo. Los hay que se alegran de que gane, pero solo por perderle de vista. Hay internautas que le han dedicado auténticas calumnias. Véase el ejemplo:
El episodio que hizo que una decena de tuiteros se le lanzaran a la yugular tuvo que ver con un rosco.
—Con la V, se dice la persona que por propia decisión se alimenta fundamentalmente de sustancias vegetales -enunció Roberto Leal.
—Vegano -respondió Pablo.
Error. Era “vegetariano”. Esto no le sentó bien a Pablo, que replicó: ”¿Cómo que no? Un vegetariano consume productos de origen animal”. Leal matizó: “Has dicho vegano, Pablo. Vegano es alguien que se alimenta exclusivamente de vegetales. En este caso buscábamos esa persona que fundamentalmente se alimentaba de vegetales y que podría, según esta definición, consumir otro tipo de producto, y esto un vegano no lo puede hacer. Ese es el matiz”.
Las redes criticaron la contestación de Pablo, como ya se ha podido observar. Hasta en los comentarios de este periódico Pablo ha recibido críticas. Sin embargo, querido lector, tras dos largas conversaciones que este periodista ha tenido con el joven concursante, la prepotencia ha brillado por su ausencia. Por el contrario, Pablo es cercano, simpático y tiene los pies en la tierra. También lo verifican sus compañeros de escenario.
“Es una persona cercana, que se suele preocupar por cómo estás o si tienes algún problema. Muestra empatía por la persona que tiene enfrente. Si es cierto que el tema de Pasapalabra le ocupa mucho tiempo. Pero en general, cuando estás con él, suele mostrar interés por la otra persona. No es excéntrico ni hace cosas raras”, cuenta de él su compañero Andrés Navarro.
Ahora, Pablo tiene 1.800.000 razones más para estar contento. A eso hay que sumarle los más de 200.000 euros que había ganado previamente. Esta cifra le situa en el podio de las personas más premiadas en la historia de la televisión española junto con Los Lobos (ganaron 6.689.700 euros en ¡Boom!), los RockCampers (2,3 millones de euros, también en ¡Boom!) y Eduardo Benito, que ganó 2.190.000 euros en Pasapalabra.
Queda por ver si, finalmente, cumplirá con sus planes iniciales de estudiar composición en Estados Unidos o, por el contrario, se quedará en España haciendo streamings y viendo a su familia y a su novia. “Lo que me daría el bote es una tranquilidad inmensa. No necesitaría trabajar ocho horas al día y podría estar un par de años estudiando sin tener que preocuparme de dónde voy a sacar dinero para comer”.