Con la E, lo que hace Pablo Díaz entre cinco y seis horas al día: estudiar. Con la N, lo que tiene ahora que no tenía hace cuatro meses: novia. Con la T, plataforma donde emite en directo todos los días de la semana: Twitch. Con la P, programa de televisión en el que ostenta el récord de participación, con 251 ediciones seguidas, o bien el vocablo que usaría si no supiera esta respuesta: Pasapalabra. Con la S, término inglés de nuevo cuño que indica lo que quiere ser el joven concursante cuando termine su paso por el programa: streamer.
La vida de Pablo Díaz ha cambiado desde la última vez que conversó con EL ESPAÑOL, allá por febrero. La plataforma Twitch es, en gran parte, la responsable. Se conecta a diario en directo, es su pequeño vicio. Su cara ya pasaba bastante tiempo proyectada en una pantalla: todos los días de lunes a viernes de 20 a 21:05 horas en Antena 3. Pero, tras conquistar la televisión, hace unos meses se lanzó a internet.
“La verdad es que me encanta”, confiesa en conversación telefónica con este periódico. “Lo que quiero hacer después de Pasapalabra son streamings [emisiones en directo] de dos tipos: musicales, es decir, yo tocando el violín y la gente pueda pedirme en el chat las canciones que quiera. Y luego, por otro lado, yo juego a videojuegos de Mario y de Nintendo, y parece ser que a la gente le gusta. Hacer speedruns y eso”.
Pero antes de eso, tiene que terminar Pasapalabra, ya sea completando el ansiado rosco, o bien con un rival que le derrote. Todavía nadie lo ha conseguido. Ni siquiera el profesor Javier Dávila, quien fuera supermagnífico de Saber y Ganar, ha podido desbancarlo todavía. Ya lo confesó Dávila a este periódico: “Pablo está muy preparado y además tiene más posibilidades de prepararse todavía más”.
Pablo se dedica en cuerpo y alma a estudiar para ganar en Pasapalabra. Es lo que más ocupa su tiempo, pero no lo único. El joven concursante tinerfeño de 24 años también ha encontrado a alguien con quien compartir su vida y, ya puestos, los 1.200 euros que se desembolsa por cada programa que gana. Así es un día en la vida de Pablo Díaz.
Ave nocturna
Cuando no tiene que grabar programas, Pablo se levanta tarde, sobre las 9:30. Tiene la sana costumbre de desayunar. “Cuando intento cuidarme un poquito más suelo desayunar una tostada con pan tumaca y aceite. Cuando me cuido un poco menos, leche con cereales y galletas. Pero eso lo intento hacer menos”.
Tras eso, dos opciones: estudiar o clases de máster. Pablo —bien lo sabrá quien le siga la pista— es violinista y cursa un máster de interpretación a distancia en una escuela de Ámsterdam. Pero su rutina va variando. Rara vez un día es igual que otro, por eso Pablo improvisa más que organiza. Pero siempre saca tiempo para lo que él considera vital: “Para mí el bienestar emocional es super importante. Yo quedo todos los días con mi mejor amigo, con mi familia o con mi novia”.
Alto. Giro de guion. ¿Novia? En la última conversación con este periódico Pablo estaba soltero. El tinerfeño es reservado y no suelta mucha información al respecto. Y lo poco que dice, pide que quede off the record. Solo podemos lanzar pistas a los lectores más avispados: su relación recuerda a la que tienen los youtubers Jaime Altozano y Ter. El resto, se lo dejamos a la sección de Jaleos.
Música a un videojuego
Pablo no tiene manías con la comida, le gusta prácticamente todo. “Como variado. Quizás debería comer algo más de verdura”. No bebe, no fuma y es un pequeño pozo de sabiduría. El yerno perfecto, vaya. Sus vicios se pueden resumir en dos palabras: Twitch y Nintendo.
Es un apasionado de los videojuegos. “Me encantaría ponerle música a un videojuego de Nintendo. Eso sería increíble, porque ha sido mi infancia”, dijo en la entrevista de febrero. Ahora, los videojuegos son una parte del contenido que lleva a Twitch. Pero no es lo único.
Sus directos los días entre semana son básicamente él estudiando. Esto no significa ver a un tipo con gafas, en silencio, concentrado y con los codos sobre la mesa. Pablo estudia con una app que le va lanzando palabras, es como si siguiera concursando en Pasapalabra.
“Los lunes hacemos un Kahoot, que es como un juego interactivo de preguntas tipo Trivial, donde tienes tres opciones y hay que decir la correcta. Eso lo hago con los suscriptores del canal”, afirma. Su canal cuenta con “unos 380” suscriptores que pagan por el contenido, y 42.000 seguidores. Se conecta todos los días de 21 a 23 horas.
—¿Practicas con el violín a diario?
—Te mentiría si te dijera que sí (risas). Cuando no estaba en Pasapalabra desde luego que sí. Unas cuantas horas al día. Ahora mi principal prioridad es el programa y el estudio del violín está más aparcado que antes. No es que no estudie nada, pero muchas menos horas que antes.
Además de Pasapalabra, de Twitch, de los videojuegos y de su reciente y secreto noviazgo, Pablo también tiene un trío de música de cámara. Lo forma con el violonchelista Gonçalo Lélis y el pianista Andrés Navarro. Se llaman Trío Ramales.
"Es muy dedicado a sus cosas, aprovecha muy, muy bien el tiempo", declaró Navarro, el pianista, a este periódico el pasado febrero. "En los viajes, por ejemplo, cuando terminábamos de cenar, en vez de venirse a tomar algo después, él se quedaba estudiando para Pasapalabra. Eso es muy suyo”.
Estos tres músicos han llevado su música a muchos rincones de España. Por ejemplo, han participado y cosechado éxitos en tres concursos de música de cámara: en el Concurso el Primer Palau (Barcelona) obtuvieron el segundo premio y el premio de la crítica en 2017; en el Concurso de música de cámara Ecoparque de Trasmiera (Cantabria) consiguieron el primer premio en 2018; y en el Concurso Internacional de Música de Cámara Antón García Abril (Granada), lograron el segundo premio en 2016.
Todo esto lo consiguieron interpretando una obra compuesta por Pablo en 2015: Trío para piano Op 3. Aquí la obra en cuestión.
Repasar en el pasillo
El programa Pasapalabra no se emite en directo. Normalmente, los lunes y los martes se graban todos los episodios de la semana. Esos días, Pablo no abandona el estudio, es más, no pierde minuto. “En las pausas de grabación siempre intento aprovechar el máximo tiempo posible para estudiar. Me gusta irme a un pasillo en el que no hay nadie y me pongo a dar unas vueltas como el que estudia justo antes de un examen”.
—¿Crees que tus posibilidades han aumentado desde la última vez que hablamos?
—Quiero creer que mis posibilidades han aumentado porque he estado estudiando mucho más durante estos meses. Eso puede hacer más fácil que de un rosco me sepa las 25. Pero el rosco es muy difícil. Hay que estudiar un montón para llevárselo. Entonces te digo lo mismo que la última vez: no conozco el futuro, pero voy a intentar hacer todo lo posible por escribirlo.
Cuando termina sus directos diario en Twitch, Pablo no para. Su actividad empieza y acaba tarde. “Soy una persona vespertina. Me gusta trabajar por la noche. Por la mañana muy temprano me cuesta arrancar (risas). Hay veces que me quedo estudiando hasta las 2 o 3 de la mañana”. A veces, incluso, estudia en la cama. Lo que haga falta con tal de conseguir que el rosco marque 25 letras en verde.