El agua. Ese elemento de fundamental importancia no sólo para la supervivencia del ser humano, sino de cualquier otro ser vivo existente en este planeta. Según la ciencia, el cuerpo humano contiene entre un 60 y un 70% de agua. Eso denota que no podríamos sobrevivir sin consumir este líquido vital. Sería imposible. En España, afortunadamente, la práctica totalidad de los hogares cuentan con un sistema que hace llegar el líquido hasta los grifos. Pero en muchos casos —bien por incapacidad en su consumo, bien por preferencia—, los consumidores prefieren recurrir al agua embotellada.

Así, según los datos recogidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su último Informe del Consumo de Alimentación en España, fechado a 2019, cada ciudadano consumió de media en España 61,02 litros de agua embotellada. Esto supone que, según el mismo estudio, los españoles consumieron al cierre de ese año —el último con datos consolidados— casi tres mil millones de litros de agua embotellada. Y, en este caso, sumarían tanto el agua mineral, como el agua potabilizada embotellada, cuya oferta es casi residual en este país.

Por ello, EL ESPAÑOL, después de desvelar cuáles son las mejores aguas envasadas de marca blanca de los supermercados, ahora se aventura a organizar una cata de las cinco aguas minerales de marca más consumidas en este país, según el portal de consumo Statista. Así, en 2019, último año con datos concluyentes, las marcas de agua más demandadas en España, en este orden, han sido Font Vella, Bezoya, Lanjarón, Solán de Cabras y AquaBona.

Las mejores aguas minerales de marca Silvia P. Cabeza

Todas ellas, según indican en sus etiquetas, tienen una mineralización “débil” o “muy débil”, lo que significa que tienen bajo contenido en sales minerales y que, por tanto, son muy beneficiosas para la salud de los consumidores. Y, evidentemente, están disponibles en las principales cadenas de supermercados de España como  MercadonaDiaCarrefourLidlAldi y Alcampo.

Para la prueba, este diario ha contactado con Carmen Garrobo, directora de la Escuela Española de Cata que reconoce a este diario que lleva “probando aguas desde 2005” convirtiéndose en “una de la primeras especialistas en el análisis sensorial de agua en España”. No obstante, la analista sensorial Carmen (Madrid, 1966) no sólo se ha dedicado a probar de manera profesional el agua, sino que ha analizado todo tipo de productos agroalimentarios como, por ejemplo, la leche, desde que empezara su andadura como catadora. Ello le ha empujado a que, en la actualidad, dirija la Escuela Española de Cata y ejerza como docente en la misma.

La analista sensorial prueba cada agua a ciegas. En la imagen, este diario vierte la de Font Vella en una copa. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

Sin embargo, antes de comenzar la prueba a ciegas, en la que la especialista no sabrá hasta el final qué agua mineral está probando, la analista Carmen Garrobo puntualiza: “Haré una cata sensorial, es decir, con los sentidos [vista, olfato y gusto] y valoraré cada agua según mis percepciones, es decir, son opiniones. No puedo hacer una evaluación a nivel químico o de composición porque eso requiere de un laboratorio”.

—Carmen, ¿qué criterios va a tener en cuenta a la hora calificar cada agua?

—Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, aunque se piense lo contrario, no hay aguas minerales incoloras, inodoras e insípidas. Todas pueden oler o saber a algo porque contienen sales minerales. Por ello, realizaré la cata en tres fases. En la visual, observaré la transparencia del líquido y su brillo. En la olfativa, buscaré que no huela a nada. Si oliese a humedad, verduras o frutas sería algo malo que denotaría que el agua mineral ha sido mal tratada. Como mucho, se podría percibir el olor de algunos minerales, por ejemplo, notas sulfuradas o cálcicas. Por último, la fase gustativa es la que juega en la cata de aguas el papel más importante. La sapidez es la que nos indicará si es un agua débil, que sería beneficiosa para la salud, o si es un agua más dura, que sería más recomendable para usarla en la gastronomía.

Font Vella

Tras explicar los criterios, este diario, en colaboración con la Escuela Española de Cata, prepara cinco copas transparentes en las que vierte cada agua mineral para que la analista Carmen las vaya probando una a una. Ella no sabrá en ningún momento cuál es cuál y, en este caso, este medio le sirve las copas de agua al azar. Así, la primera que prueba la especialista será el agua mineral de Font Vella, que, según Statista, en 2019 fue la marca elegida por 9,9 millones usuarios. El precio a pagar por la botella de litro y medio de agua Font Vella, procedente del manantial Sigüenza, ha sido de 0,60 euros.

La botella de agua mineral natural de Font Vella. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

Carmen, al iniciar la prueba, coge una servilleta blanca para que ejerza de pantalla tras la copa transparente con el objetivo de ver el color del líquido. “Es muy transparente, pero observo que tiene rasgos plateados, que no es algo malo. Malo sería que estuviese turbia, por ejemplo. Además es brillante y está perfectamente limpia, que es algo positivo”, indica la analista. “Y, mira, al bajar en la copa deja ciertos restos. Esto significa que tiene contenido de sales minerales”, argumenta.

Tras ello, la experta inicia la fase olfativa. “En nariz no es inodora. Tiene un aroma que me recuerda al yeso o a la pintura de encalar, es decir, puede contener restos de yeso. Seguro que procede de un terreno calizo, que es el más abundante de España. No es algo malo porque huele de donde puede venir, pero no huele a algo defectuoso” , explica Carmen, que da en el clavo porque, en la composición del agua de Font Vella, según se indica, abunda el calcio.

La analista Carmen usa una servilleta blanca como pantalla para poder ejecutar la fase visual de su análisis. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

—¿Le gusta esta agua?

—En boca, esta agua tiene peso y tiene cuerpo. No tiene recorrido. No es un agua salina, sino más bien dulzona. Me dice que el agua ha podido pasar por rocas de sílice o cuarzo. Está perfecta para beberla y en absoluto me parece un agua mala.

Al final de la cata, este diario le pide a la analista Carmen que realice un ranking. Ella indica que el “agua número 1 sería la tercera de la clasificación”. Ésta equivale al agua de Font Vella.

Lanjarón

La botella de agua mineral natural de Lanjarón. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

La segunda agua mineral embotellada probada por Carmen Garrobo es la de Lanjarón (0,60 euros la botella de litro y medio). Ésta, según el portal de consumo Statista, fue elegida en 2019 por 6,8 millones de consumidores. Continuando con la prueba, este periódico le da probar el producto, aunque la analista no sabe qué agua está catando.

“Esta agua es menos plateada en vista que la primera —la de Font Vella— y más translúcida. Es bastante más brillante y si miramos lo que queda en la primera, hay diferencias porque la primera mancha más la copa. Por ello considero, que esta agua tiene una composición mineral más débil”, explica la experta al observar la copa con el agua de Lanjarón, que también tiene una mineralización débil, según indica en su etiqueta.

Carmen Garrobo, analista sensorial, huele cada agua para percibir que no tenga defectos. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

—¿Qué tal es esta agua en nariz?

—No huele a nada, lo cual es bueno. Que no huela nada quiere decir que sea mala, sino que el agua ha tenido poco recorrido desde el acuífero hasta donde se supone que ha salido.

Acto seguido, la analista sensorial le da un trago al agua. “En boca es mucho más vertical y más ligera. Parece que tiene una composición en sales minerales más baja, por tanto, quita más la sed. Este tipo de aguas son muy saludables. La primera, quizá, vale más para la gastronomía que la segunda. De momento, me gusta más esta”, explica la analista tras percibir sus matices en la fase gustativa.

Al final de la prueba, Carmen clasifica al agua “número dos” en la segunda posición, es decir, al agua mineral natural de Lanjarón.

Bezoya

La botella de agua mineral natural de Bezoya. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

La prueba avanza y llega el momento de probar el agua de Bezoya, perteneciente al grupo Pascual (0,61 euros la botella de litro y medio). Este producto fue elegido en 2019, según Statista, por 9,5 millones de usuarios. Al final de la cata, esta agua mineral natural sería la ganadora en opinión de la analista Carmen. Pero vayamos poco a poco. Como con las anteriores, la experta coge la copa servida para iniciar su fase visual usando una servilleta blanca de pantalla.

“Es más brillante que las anteriores. No tiene las motas de la primera y se parece mucho a la segunda”, explica Carmen al observar el agua con minuciosidad. Es el momento en el que la analista procede a oler el contenido de la copa: “En la nariz tiene un pequeño recuerdo a piedras, que no es un defecto porque volvemos a notar el terroir —la tierra de la que procede— de las aguas”.

Durante la cata, Carmen compara la apariencia visual de las aguas probadas. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

—Valore el sabor de esta agua.

—Esta agua es mucho más dulzona. Estoy segura de que si miramos sus componentes contiene sílice. Es super suave, ligera y no tiene cuerpo. Hasta el momento es la más ligera de todas, por tanto, la más saludable para beber.

Solán de Cabras

La botella de agua mineral natural de Solán de Cabras. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

“Esta agua es muy plateada también, como la primera —la de Font Vella—, que no es algo malo. Tiene mucha luz, es decir, es muy brillante. Y si observamos las gotas que deja en la copa, se puede decir que tiene más contenido en sales minerales. En otras palabras, pasa como con la primera agua probada: quedan manchas en la copa”, indica la experta Carmen al probar a ciegas la cuarta agua testada. En este caso, se trata del agua mineral natural de Solán de Cabras (0,72 euros la botella de litro y medio), que, según los datos recogidos por Statista, fue elegida por 5,8 millones de usuarios en 2019.

—¿Le huele bien?

—En la nariz, recuerda a la cal o a la pintura de las paredes. No es malo porque hablo de la procedencia del agua, que este caso seguramente provenga de tierras calizas. No tiene ningún defecto en nariz. Huele bien.

Tras despegar la nariz del borde de la copa, Carmen le da un trago al agua de Solán de Cabras y la degusta durante varios segundos para poder percibir con atención sus matices. “Esta agua tiene más peso, más cuerpo y más estructura. Es la más corpulenta de las cuatro probadas y la que tiene más sapidez, por lo que el paso en boca es más lento. Quizá, junto a la primera, es la más gastronómica. No es algo malo, porque sirve para uso culinario, pero si la bebemos es la que haría trabajar más a nuestros riñones”, indica la catadora.

La directora de la Escuela Española de Cata, Carmen Garrobo, posa con una de las copas de agua probadas. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

Cuando finaliza la cata, Carmen Garrobo clasifica al agua “número 4” —la de Solán de Cabras— en la última posición del ranking, pero puntualiza que si estableciésemos el la clasificación de aguas gastronómicas “sería la primera”.

AquaBona

La botella de agua mineral natural de AquaBona. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

Por último, la prueba concluye con el agua mineral natural de AquaBona, perteneciente al grupo Coca Cola (0,49 euros la botella de litro y medio). En España, en 2019, este producto fue elegido por 5,4 millones de consumidores, informa el portal de consumo Statista. De las cinco testadas, es el agua que que se ha bebido menos, pero también es la más barata respecto con sus competidoras.

Y, nuevamente, la analista Carmen toma la copa servida con el agua de AquaBona —sin saber cuál es— con el objetivo de analizarla a nivel visual. “Esta agua es más grisácea, como la primera, pero no tiene tanta transparencia. Eso sí es muy brillante también”, indica la experta mientra observa la copa de agua usando como pantalla una servilleta blanca.

A continuación, la analista sensorial introduce su experta nariz en la copa para iniciar la fase olfativa. “También tiene notas calizas y de yeso. Me recuerda al olor de las tizas que usábamos para escribir escribir en la pizarra, pero, insisto, no es algo malo, sino que habla del calcio que puede contener el agua. No tiene ningún defecto. De hecho, ninguna de las cincos probadas tiene defectos en nariz”, sentencia la experta.

La experta Carmen Garrobo indica que el agua "número 3" ha sido, en su opinión, la mejor de la cata. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

—¿Esta última agua le sabe bien?

—En boca, también tiene cuerpo pero no tanto como la cuarta agua —la de Solán de Cabras—. También me da cierta sensación de astringencia, causada por la riqueza mineral que tiene.

Al acabar la prueba, Carmen clasifica al agua mineral natural “número 5” en la cuarta posición, es decir, el agua de AquaBona.

Mejores y peores

Tras finalizar la cata, EL ESPAÑOL pide a la directora de la Escuela Española de Cata, Carmen Garrobo, que haga un ranking de las mejores aguas minerales naturales de marca, pero antes le dice cuál es cuál. Y la conclusión de la analista sensorial es la siguiente: “La mejor ha sido Bezoya; después, Lanjarón, que era similar y; en tercer lugar, la Font Vella”.

Las cinco aguas minerales naturales de marca probadas durante la cata. Silvia P. Cabeza EL ESPAÑOL

En el cuarto lugar de la clasificación, la experta Carmen pone al agua AquaBona y, en último lugar, a Solán de Cabras. “Eso si hago un clasificación de las aguas minerales para beber, pero si las tuviera que clasificar en función de si son más gastronómicas o no en primer lugar estaría Solán de Cabras; seguida por AquaBona y; por último, Font Vella”, concluye la directora de la Escuela Española de Cata.

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