Hospital Enfermera Isabel Zendal. Cuatro palabras y un nombre, el de un centro médico que fue atacado por todos los flancos. Motes ha tenido varios: el hospital de pandemias o el hospital chino de Ayuso, por ejemplo. Críticas, otras tantas: es un pelotazo urbanístico, no tiene personal, tampoco máquina de café, es innecesario, no es funcional, no tiene limpieza, la comida tiene moho o no puede tratar ni a un ataque de ansiedad. La percepción desde fuera era horrible.
EL ESPAÑOL accede al Zendal por dentro, para conocer todos los entresijos de un lugar que ha pasado de ser la tumba política de Isabel Díaz Ayuso a ser su salvación.