"Te quiero", le escribió el 12 de julio de 2016 en una red social de origen ruso y nombre impronunciable. Daría Oliva Luna tenía 19 años y el pelo teñido de rojo. Faltaban seis meses para el 15 de diciembre, cuando cumpliría los 20. Junto a ese breve mensaje, la joven adjuntaba 10 fotografías. En ellas se la ve posar junto a su pareja, Manuel Moreno Agudo, y ambos ambos se abrazan enamorados. Más de un año después de esa publicación, la joven desaparecería para siempre.
A Daría nadie la echó de menos cuando fue asesinada. El crimen se sitúa entre octubre y noviembre del año 2017, pero desde que sucedió hasta el 30 de diciembre de 2018 nadie se preocupó por ella. Ninguno de sus allegados trató de responder a la pregunta de dónde se había ido la joven, qué había sido de ella. Seguía en el mismo sitio en el que los investigadores intuyen que fue asesinada: en la habitación que compartió con Manuel, su presunto asesino y su última pareja.
Hacía años que en Alcalá de Henares (Madrid), no se vivía una consternación igual. El hallazgo en la madrugada del pasado jueves del cuerpo de Daría en el interior de un congelador frigorífico les ha trastocado a todos. No así a Manuel, camarero, 42 años, el que era su pareja cuando la joven desapareció en octubre de 2017. Vivió durante quince meses con el cadáver de Daría descuartizado y escondido en el arcón que tenía en su cuarto sin inmutarse.
Pocos conocían bien a Daría en el barrio. Trabajaba también como camarera en una cafetería del centro de la ciudad, a pocos minutos del piso en el que había alquilado una habitación con su novio. Los vecinos la veían a menudo paseando al perro de la pareja por las inmediaciones del lugar en el que se había instalado con Manuel.
El dueño del apartamento al que se fueron a vivir a principios de 2017 asegura que ambos eran gente pacífica y que nunca les había dado ningún tipo de problemas. Que las habitaciones poseen un tamaño considerable y que están dotadas todas ellas de aseo propio; una superficie suficiciente como para introducir un congelador.
Solo recuerda una discusión entre los dos, y la sitúa en el tiempo entre septiembre y octubre del año en que ambos llegaron. Justo la fecha en que, dicen los investigadores de la Policía, la joven fue asesinada presuntamente a manos de Manuel. Después, la joven desapareció, el presunto asesino dijo que se había ido a la capital, que le había dejado por otro. Que se había llevado también el perro. No entró en más detalles. A partir de ahí, el alquiler lo pagó él solo y nadie le dio más importancia al asunto.
No se hablaba con su madre
La joven no tenía apenas relación con su madre. Nadie se había preocupado, hasta el pasado mes de diciembre, por la víctima. Como sus dos hermanas, Daría era de origen ruso, fue adoptada y llevaba ya muchos años viviendo en España. Sin embargo, apenas se veía con sus progenitores. No ha trascendido si estos vivían o no en el barrio, pero los vecinos y cercanos al presunto asesino aseguran que nunca les han visto por allí.
Durante meses la madre trató de saber qué estaba siendo de su hija. Ante el 'silencio' de Daría, la mujer decidió denunciar ante la Policía Nacional. Fue el 30 de diciembre. A partir de ese momento, su búsqueda les llevó a seguir los pasos de Manuel, pareja de la joven durante, al menos, un año y medio.
Según fuentes cercanas a la investigación, la última señal del teléfono de la joven se detecta a finales de noviembre del año 2017, un mes después de la fecha en que se sitúa la desaparición de Daría. Como es habitual en estos casos, lo primero que hicieron fue localizar a los familiares, a los amigos y a los vecinos de la joven y tomarles declaración. Una de las primeras personas a las que interrogaron fue el propio Manuel. Él les respondió lo que le venía diciendo a todo el mundo desde que Daría se evaporó de Alcalá de Henares: que se había marchado con otro, que había roto todo contacto con él. Les dijo también que habían vivido juntos durante unos ocho meses en el piso bajo del número 3 de la calle Camino de Santiago.
Tras el interrogatorio, le dejaron marchar, pero las pesquisas les hicieron retornar a la figura de este camarero, en apariencia risueño, en apariencia trabajador y bondadoso (es como la mayor parte de los vecinos le están describiendo estos días en el barrio, sorprendidos al conocer la atroz realidad).
"Tu vida es un libro cerrado"
Manuel Moreno, el presunto descuartizador de Alcalá, tiene abiertos cuatro perfiles distintos en la red social Facebook. En el primero de ellos, cuyas primeras publicaciones datan del año 2014, se define como ingeniero en Acciona Infraestructuras S.A. El segundo dejó de utilizarlo el 11 de octubre de 2017. Justo la fecha en la que se sitúa el asesinato de Daría.
Después del crimen comenzó a utilizar otras cuentas distintas. Era ya la escenificación de que comenzaba una nueva vida. Ni en estos ni en los otros dos perfiles queda ya ninguna de las fotografías que compartía con la joven, lo que lleva a pensar que tuvieron que ser borradas en los meses posteriores al crimen.
En todas esas cuentas Manuel compartía imágenes todo tipo de mensajes. En alguno de ellos figuran chistes hirientes sobre las mujeres y también sobre la menstruación. Colgaba otros con mensajes de motivación, ese tipo de frases huecas que parecen tener cierto éxito en esta parte del universo virtual. Una de ellas decía así: "Que no te importe lo que los demás dicen de ti. Tu vida es un libro cerrado donde los demás solo ven el título. La verdad solo la conoces tú".
Los dos últimos perfiles que Manuel se abrió y que utilizaba con cierta regularidad exhiben fotografías y momentos del camarero a lo largo del año 2018 y de los primeros compases de 2019. Hay colgadas imágenes de fiesta, de bares, de cubatas de ron, de copas de vino, de alguna que otra novia reciente, de sus reuniones con los amigos y con los compañeros del trabajo en la cafetería La Oficina, en cuya barra permaneció hasta noviembre del año pasado.
Hay algo que une entre sí los perfiles que utilizaba antes del asesinato y los que comenzó a usar después: Manuel nunca abandonó la media sonrisa, un simple gesto tras el cual se intuye el frío dato: la historia de un hombre capaz de asesinar a su pareja y convivir durante 15 meses con su cadáver en la habitación.
Daría Oliva Luna, 20 años en el momento de su asesinato, es el séptimo caso de violencia machista del año 2019. En España, en 2019, también han sido asesinadas Rosa María Concepción Hernández, 60 años; Rosa Romero Rueda, 69 años; Rebeca Santamalia, de 47 años; Romina Celeste, de 28 años; Leonor Múñoz González, de 47 años; Rebeca Alexandra Cadete, de 26 años. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 47 mujeres asesinadas en 2018 y 53 mujeres en 2017.