Resulta imposible no ver en la sucesión de Juan Luis Cebrián una metáfora de la propia evolución del grupo Prisa, otrora emblema del centro-izquierda español, todavía el grupo editorial más importante en lengua castellana, abocado desde la muerte de Jesús Polanco (hace ya una década) a una lenta transformación que algunos llaman decadencia y que le coloca a finales de 2017 con una deuda superior a los 1.500 millones de euros.
Si nada se tuerce en las próximas semanas, será Jaime Carvajal Hoyos (Madrid, 1965), aristócrata de la corte borbónica y experto en finanzas, quien simbolice la mutación del endeudado ‘holding’ comunicacional con pasado ideológico en un proyecto viable bien relacionado con los grandes poderes fácticos. El pedigrí financiero del hombre que previsiblemente jubilará a Juan Luis Cebrián es impecable: su padre, expresidente del Banco Urquijo, único miembro español del exclusivo Club Bilderberg durante sus primeros años, participó en la promoción y desarrollo de los primeros fondos de inversión creados en España. Hoy Carvajal llega a Prisa, precisamente, a lomos de uno de esos fondos que, décadas después, dirigen la economía internacional.
Hace cuarenta años, cuando Prisa transformó el panorama mediático con la fundación de El País, Carvajal correteaba alegremente en los recreos de Santa María de los Rosales, el colegio predilecto de la oligarquía nobiliaria madrileña, un refugio para los descendientes de las élites ilustres en plena reconversión industrial y sociopolítica española. “Siempre fue un chico muy serio, muy normal”, dicen varios excompañeros de curso a EL ESPAÑOL: una impresión corroborada después por otras personas que se han cruzado en la vida profesional y familiar del primogénito de Jaime Carvajal y Urquijo, marqués de Isasi e íntimo amigo de Juan Carlos I, uno de los siete niños que fueron llevados en 1948 a la célebre finca Las Jarillas (Colmenar Viejo, Madrid). ¿El motivo? Acompañar la educación del entonces Príncipe cuando llegaba a España para educarse bajo la tutela del régimen franquista con su familia en el exilio portugués.
El vínculo entre los Carvajal y la corte borbónica ha sido siempre extraordinariamente estrecho: de aquellos años de formación entre los encinares de la cuenca alta del Manzanares y las impresionantes vistas del Palacio de Miramar, en San Sebastián, (improvisado como internado entre 1950 y 1954) surgió una amistad inquebrantable, especialmente fértil en los años de la Transición, cuando el padre del futuro presidente de Prisa aportó sus conocimientos bancarios e ideología liberal al plan de transición democrática urdido por el monarca y Adolfo Suárez.
Una de sus hijas, Victoria (hermana, por tanto, de la futura cabeza visible de Prisa), fue novia del hoy rey Felipe VI en sus años mozos. “Lo suyo fue un noviazgo de jóvenes, tenían 17 años... Pero ya hace mucho tiempo de aquello", contaba a El Mundo hace unos años su madre, Isabel Hoyos. Ambos habían compartido aula en el colegio Rosales, en compañía además de otros amigos históricos del actual monarca. Felipe y Victoria también coincidían en verano en la isla de Mallorca, donde los Carvajal tienen una casa y los Borbones descansaban en el palacio de Marivent. Las familias se visitaban con la mayor naturalidad: una amistad de rango casi familiar.
Jaime Carvajal Hoyos no compartió aula con ningún príncipe o infanta en el colegio Rosales, pero creció entre nobles y después aprendió de su madre, María Isabel de Hoyos y Martínez de Irujo (sobrina de la difunta Cayetana de Alba), la combinación de linaje aristocrático y espíritu de lucha que desembocaría en el reconocimiento de los derechos de las herederas a los tronos y títulos nobiliarios. El binomio empresa y nobleza define la existencia del futuro presidente de Prisa: Marqués de Almodóvar del Río desde 2015 (su madre le cedió ese título en vida), Carvajal es además yerno de Carlos Falcó, el marqués de Griñón.
Juventud en Estados Unidos
De adolescente, el primogénito de los Carvajal Hoyos siguió el camino habitual de muchos de sus pares en aquella época y emigró a Estados Unidos, donde estudió ingeniería en la prestigiosa universidad de Princeton (aunque siempre se ha dedicado a las finanzas). Comenzó su carrera en el desaparecido banco de inversión Lehman Brothers, en el área de Fusiones y Adquisiciones, desde donde pasó a ostentar el cargo de Jefe de Gabinete del Presidente y Director de Inversiones Alternativas del fondo de pensiones del Banco Mundial. Su siguiente ciudad de residencia fue Barcelona (donde ejerció como director general de Banca Privada del Banco Sabadell).
La experiencia catalana le llevó lustros después (este mismo año) a presidir la Fundación Juntos Sumamos, nacida con el apoyo de empresarios relevantes y otros miembros de la sociedad civil para centrar los esfuerzos contra el desafío independentista en los aspectos positivos de la unidad. El propio Carvajal reconoce que su objetivo es “poder responder afirmativamente a mis nietos cuando me pregunten si hice todo lo que pude para asegurar la convivencia entre ciudadanos durante esta época de cambio que estamos viviendo en España (como en toda Europa)”.
El banquero, que también ha pasado por fondos ‘buitres’ como Apollo, es actualmente consejero delegado de Grupo Arcano y presidente no ejecutivo de EVO Banco: el mismo cargo que ejercerá en Prisa si su designación es definitivamente aprobada por el comité de nombramientos y retribuciones (el actual consejero delegado, Manuel Mirat, retendría el grueso de las funciones ejecutivas).
Arcano, sociedad constituida en 2003 con sedes en Madrid, Barcelona y Nueva York, presta asesoramiento financiero a empresas familiares, inversores y compañías cotizadas. Durante sus años en el grupo ha consolidado su perfil de hombre básicamente trabajador y prudente, “serio, que en una época de desfase corrupto no ha protagonizado ningún escándalo”, afirma un directivo de la empresa: “Jaime siempre ha mantenido un perfil honorable, es muy consciente de su legado familiar”.
Aunque Carvajal, como la mayoría de los grandes empresarios españoles, no vio venir la crisis financiera desatada en 2008 (“no creo que vaya a ver una explosión catastrófica de la burbuja”, dijo en una entrevista hecha tres años antes), ha logrado mantener una reputación de solvencia y respetabilidad hasta la marcha efectiva de Cebrián cuando reciba su último ‘bonus’ millonario por la reciente ampliación de capital.
De hecho, Carvajal no va a mover ficha hasta lograr el respaldo unánime de todo el consejo de administración y de los principales acreedores para abortar cualquier escándalo similar al protagonizado el mes pasado por Javier Monzón, expresidente de Indra propuesto por el Banco Santander, cuando decidió retirar su candidatura a la presidencia minutos antes de su oficialización por discrepancias sobre sus capacidades ejecutivas reales.
Alcurnia y números
Jaime Carvajal está casado desde 1998 con Alejandra Falcó, Xandra, marquesa de Mirabel, hija del Marqués de Griñón y Jeannine Girod: a su boda asistieron, entre centenares de invitados, el entonces príncipe Felipe y la infanta Cristina con su marido, Iñaki Urdangarin. El matrimonio tiene tres hijas y mantiene un perfil discreto, alejado de los focos, con querencia por disfrutar los fines de semana en la finca toledana donde Xandra es directora general de la empresa Pagos de Marqués de Griñón y maestra de almazara (su aceite fue premiado en 2012 por la prestigiosa guía Flos Olei como el mejor del mundo): “Tengo una vida muy pegada a la tierra. Literalmente, porque estoy siempre en el campo”, afirmaba la esposa de Carvajal en una entrevista a El Mundo en 2015.
Menos conocida es la predilección de la pareja por Brasil y concretamente la región nordestina de Bahía, un paraíso donde los Carvajal compraron una casa de vacaciones en 2007.
Nobleza e igualdad
Carvajal lleva con orgullo su abolengo: “Nobleza obliga; no hablamos de ningún privilegio, sino de una obligación con la sociedad: la de hacer bueno el título”, dijo en 2015, poco antes de heredar el marquesado de su madre, cuya lucha dos décadas antes abrió las puertas a los derechos de las mujeres en este ámbito restringido.
Los hechos se remontan a 1997, cuando una sentencia del Tribunal Constitucional negó el ducado de Almodóvar del Río a Isabel Hoyos y falló a favor de sus hermanos menores Isidoro y Juan Manuel, con arreglo al principio legal de la prevalencia masculina en la sucesión nobiliaria. Lejos de rendirse, la madre de Carvajal llevó en el año 2000 su denuncia al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas argumentando que los Estados miembros habían de defender la igualdad entre hombres y mujeres y fundamentando su petición en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, ratificado en 1977 por España.
El proceso se amparaba en los esfuerzos pioneros de Margarita Pérez de Seoane (1928-2009), quien interpuso una demanda en 1986 y una década después consiguió el ducado de Pinohermoso y el condado de Villaleal. Mirada con recelo por la mitad de la nobleza, distanciada de parte de su familia y apoyada por el movimiento feminista, Hoyos decidió enarbolar la causa y volvió a recibir un revés en 2004, cuando el Comité de Derechos Humanos de la ONU rechazó su denuncia y la de la también aristócrata Mercedes Carrión al estimar que la nobleza “está al margen de los valores subyacentes a los principios de igualdad ante la ley y no discriminación”.
Pero su lucha tuvo efectos prácticos. Poco después, en 2006, se aprobó una ley presentada por PP y PSOE para equiparar los derechos de las mujeres en la sucesión de títulos nobiliarios, con carácter retroactivo, lo que resolvía cualquier litigio futuro. “Llevar el título es una honra”, aseveró Carvajal en una entrevista con El Confidencial cuando recibió el marquesado de su madre: “Es un honor saber que mi madre luchó tanto por la causa de la mujer”.
Incertidumbre y deuda
Según fuentes próximas al Consejo de Administración de Prisa, “el prestigio profesional y la capacidad de representación nacional e internacional de Jaime Carvajal pueden ser un gran activo para el grupo en el futuro”. Aunque existe un amplio consenso entre los accionistas respecto a otorgar el liderazgo a Mirat, la ampliación de capital por 450 millones de euros anunciada el pasado mes de octubre (y que deberá ser aprobada en Junta de Accionistas el próximo día 15) no ha disipado la longeva incertidumbre que rodea al grupo, objeto de una disputa entre bancos accionistas como Caixabank y Santander, Telefónica y el expresidente de esta compañía, César Alierta, con el apoyo de Amber Capital, mayor accionista (19%) del ‘holding’ fundado por Jesús de Polanco y José Ortega Spottorno.
La deuda de Prisa alcanza todavía los 1.550 millones de euros: 960 vencen en 2018 y a fecha de hoy el grupo carece de capacidad económica para afrontar el pago. (Una situación que podría cambiar con la inyección prevista de 450 millones más la presumible venta de la firma Media Capital por 321 millones y una nueva conversión de deuda por acciones, en este caso de 100 millones). La venta de la editorial Santillana, una de las joyas de la corona, es menos probable que hace un año: la cercana salida del cuestionado Cebrián refuerza a los partidarios de mantener el buque insignia del grupo (con permiso de El País).
Carvajal tiene el apoyo de Joseph Oughourlian, representante de Amber Capital, fondo dueño del 19% del capital, el accionista que más ha presionado por un cambio de rumbo del grupo. También es bien visto por los Polanco, cuyo patriarca mantenía una cordial relación con el padre de Carvajal. Y es finalmente el favorito de César Alierta, expresidente de Telefónica, embarcado en una larga partida por el control del grupo junto con Amber Capital.
"Sin muertos en el armario"
El actual presidente no ejecutivo de Evo Banco reúne las condiciones de experto en finanzas “sin muertos en el armario” y llegada a los grandes poderes; además, quiere mantener sus cometidos en Arcano, asesoría financiera que él mismo fundó, lo que facilita la entrega de la gestión cotidiana a Mirat y que se circunscriba a labores de representación y presidencia del Consejo de Administración. La única consigna clara de Carvajal hasta el momento, confirman fuentes bien conocedoras del proceso de sucesión, ha sido confirmar su amplio respaldo para evitar “cualquier ridículo, conflicto grave o maniobra inestable”.
El juego de tronos del relevo de Cebrián parece tener un fin próximo, y la sucesión ocurre en un momento político particularmente interesante, en el que el lento deshielo del enfrentamiento radical PP-Prisa durante varios lustros parece haber llegado definitivamente a su fin con la amabilísima entrevista, esta misma semana, de José María Aznar en la Cadena Ser.
La guerra ha terminado, y Cebrián encontrará acomodo discreto en la nueva estructura para seguir perfilando la línea editorial de El País, con mucha llegada al Gobierno del PP y la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría. Cuarenta y cinco años después de su fundación, propiedad ya en su mayoría de fondos de inversión, el grupo editorial más importante en lengua española recurre a un experto en finanzas, miembro destacado de la ‘jet set’ empresarial española, para certificar un giro indiscutible.