A medio camino entre las ciudades de A Coruña y Santiago, en las entrañas de la parroquia de Visantoña se encuentra un entorno natural que ha dejado una huella indeleble en la historia social y económica de la localidad coruñesa de Mesía. Las Brañas de Valga fueron utilizadas tradicionalmente por los habitantes de la zona como centro de extracción de barro para la elaboración de tejas y ladrillos, si bien en la actualidad conforman una espectacular laguna de gran belleza e interés medioambiental.
Cabe recordar que este tipo de marismas ―conocidas en Galicia como brañas, labañeiros o arroncais, según la zona geográfica donde se sitúan― constituyen ecosistemas húmedos que suelen dar vida a los paisajes asociados a estuarios o terrenos cercanos al mar, frecuentemente inundados debido a la naturaleza arcillosa del suelo. De hecho, la flora y vegetación que crece en estos parajes resulta tan peculiar como resistente, destacando las comunidades de tuberas, líquenes o juncos que confieren a dichos enclaves naturales un carácter de lo más único y especial.
Una joya de la naturaleza en Mesía
Las Brañas de Valga experimentaron el mismo viaje de recuperación que muchas otras famosas lagunas y marismas de Galicia. Con el tiempo, una buena parte del espacio explotado por el hombre fue abandonado, permitiendo a la naturaleza recuperar poco a poco un espacio que siempre había sido suyo. Así, el entorno pudo regenarse de una manera sorprendente, convirtiendo este rincón de Mesía en un auténtico tesoro ecológico enmarcado en el corazón interior de la provincia de A Coruña.
En la zona podemos observar dos lagunas de grandes dimensiones, una de ellas fue abandonada hace ya muchos años y la otra más recientemente. Cabe destacar que muy cerca del entorno también existe una tercera laguna que a día de hoy todavía se encuentra en fase de explotación. En cualquier caso, las Brañas de Valga son, sin lugar a dudas, un ejemplo único de cómo la acción del ser humano sobre su entorno puede revertirse y dejar paso a enclaves de enorme valor natural.
En el año 2009 se inauguró en la zona más próxima a la laguna el Aula da Natureza e Centro de Interpretación Brañas de Valga con el objetivo de dar a conocer los valores y el entorno natural que envuelve a este antiguo punto de extración de arcilla. El edificio principal se sitúa en la parte central de la laguna y alberga en su interior una muestra completa sobre la historia de las telleiras ―fábricas de teja― y los entresijos detrás del propio trabajo con la arcilla.
Además, en los alrededores del Aula da Natureza también podemos encontrar distintos paneles informativos sobre la flora y fauna de los humedales así como varios senderos habilitados para el paseo, barbacoas, mesas y bancos e incluso un parque infantil que hace de las Brañas de Valga el lugar perfecto para disfrutar de una jornada en mitad de la naturaleza.
De la extracción de barro a un refugio de la naturaleza
En el lugar que a día de hoy ocupan las Brañas de Valga existía hace años una barrera de arcilla que fue aprovechada durante décadas para la extracción de barro para la fabricación de tejas, ladrillos y cerámica. Al explotar estos yacimientos con frecuencia se formaban fosas y depresiones que, una vez agotadas las vetas de arcilla, eran abandonadas. En algunas ocasiones, estas fosas tendían a inundarse por completo de manera natural y formar lagunas artificiales que rápidamente eran colonizadas por plantas y animales. Esto precisamente fue lo que pasó en el caso de las Brañas de Valga, convertidas en el hábitat natural de todo tipo de aves acuáticas, anfibios y animales. En la actualidad, el terreno en cuestión abarca una superficie de más de 18.000 metros cuadrados, de los cuales unos 4.060 se corresponden con los límites de la laguna.