El territorio gallego conforma un extraordinario mosaico de paisajes costeros, fluviales y de montaña; de naturaleza en su estado más puro. Son muchos los bosques, fragas, valles, llanuras, ríos y sierras ―y otros tantos ecosistemas naturales― que recorren la región de norte a sur y que con el tiempo han ayudado a convertir Galicia en un destino de ensueño para miles y miles de viajeros.
De hecho, en lo que respecta al patrimonio natural, la comunidad gallega presume de siete Reservas de la Biosfera ubicadas dentro de sus límites (una interautonómica con Asturias y otra internacional con Portugal), siendo parte de ellas un gran número de espacios naturales protegidos pertenecientes a la Red Natura 2000, así como también varios Monumentos Naturales y otras zonas que se encuentran al amparo de figuras de conservación internacional tales como el convenio de Ramsar.
Pero más allá del valor que presenta cada uno de estos siete espacios reconocidos por la Unesco en Galicia, merece la pena hacer mención a un geodestino en particular: la Reserva da Biosfera Terras do Miño, la primera declarada y la más extensa de Galicia, y, al menos hasta la fecha, la sexta Reserva da Biosfera más grande de España ―de un total de 52. Además, también constituye la única de todo el país que incluye una capital de provincia dentro de sus límites.
Lo cierto es que en este espacio protegido el agua es la protagonista absoluta de sus ecosistemas y hábitats, con un territorio que abarca alrededor del 39% de la provincia de Lugo, es decir, hasta 26 municipios y siete comarcas distintas repartidas por la cuenca alta del río Miño. En cualquier caso, cabe recordar que la función de estas reservas naturales es la "armonizar la conservación de la biodiversidad biológica y cultural y el desarrollo económico y social a través de la relación de las personas con la naturaleza".
En el corazón verde de Galicia
Declarada Reserva de la Biosfera en el año 2002 ―la primera de Galicia―, el espacio reconocido de Terras do Miño abarca una superficie de 363.668,9 hectáreas que la convierten en la actualidad en la sexta más grande de la Península Ibérica. En el caso particular de la comunidad gallega, este oasis verde a orillas de la cuenca más alta del río Miño ocupa el 39% de la provincia de Lugo, llegando a extenderse por hasta 26 municipios y siete comarcas diferentes, entre ellas la Mariña Occidental, Mariña Central, Terra Chá, Meira, Lugo, Os Ancares y Sarria.
Además, la Reserva de la Biosfera Terras do Miño tiene la particularidad de ser la única de España que atraviesa una capital de provincia, la antigua Lucus Augusti (Lugo). Además, la Reserva también presume de varias Zonas de Especial Conservación (ZEC) y Zonas de Especial Protección de los Valores Naturales (ZEPVN), tales como Parda-Ladra-Támoga; Serra do Xistral, Ría de Foz-Masma y Serra do Careón.
Como sucede con muchas otras Reservas de España y de Galicia, la de Terras do Miño se encuentra incluida dentro de la Red Natura 2000. Se trata de un escenario natural dominado por los paisajes de agua y formaciones de turberas de cobertor. De hecho, merece la pena destacar la importancia de esta Reserva de Biosfera gallega en la conservación de humedales continentales, pues en su interior figuran hasta 22 tipos de hábitats representativos de algún tipo de humedal, es decir: lagunas, charcas, vegas o turbeiras.
En lo que respecta a los hábitats de agua dulce, en Terras do Miño también se encuentran presentes hasta ocho tipos distintos de medios. Y de todos cuantos existen, los queirogais húmedos atlánticos de Erica Ciliaris y Erica Tetralix resultan realmente importantes dentro de esta Reserva da Biosfera. Tanto es así que este tipo de hábitat constituye el prioritario más extenso y concentra la mayor parte de su superficie en las tierras septentrionales.
En relación al número de especies existentes en la Reserva da Biosfera Terras do Miño, la cifra se eleva hasta las 123 especies de fauna diferentes, siendo el de las aves el grupo más numeroso de todos con hasta 42 especies relacionadas con las brañas o con el mosaico agrícola. Cabe mencionar que en los límites de este espacio gallego reconocido destaca la presencia de cuatro especies catalogadas como en peligro de extinción: la gaivina negra (Chlidonias niger), el zarapito real (Numenius arquata), el escribano palustre (Emberiza schoeniclus) y el avetoro común (Botaurus stellaris).
El patrimonio cultural de Terras do Miño
Más allá de la riqueza natural y paisajística de Terras do Miño, esta Reserva da Biosfera gallega alberga entre sus límites un sinnúmero de vestigios patrimoniales y yacimientos arqueológicos de épocas pasadas de gran relevancia, la mayoría de ellos fruto de la presencia humana en la zona en períodos muy remotos que abarcan desde el Paleolítico superior final hasta la Edad Media.
A grosso modo podemos destacar asimismo la presencia de más de 200 monumentos funerarios correspondientes con la Edad de los Metales en la zona; la presencia de varios grabados rupestres y la existencia de hasta 302 castros catalogados. Además, tanto el Museo Diocesano como el Provincial de Lugo conservan entre sus paredes piezas muy interesantes de arte tardoromano.
De la misma manera, la reserva de Terras do Miño también da cuenta de una gran cantidad de elementos históricos vinculados al uso tradicional de los recursos naturales, tales como hórreos, molinos, caneiros y hasta puentes, templos religiosos y otras construcciones civiles. Los caneiros, por ejemplo, hacen referencia a unas pequeñas construcciones artesanales en forma de dique o presa que datan de la época medieval. En cuanto al patrimonio vinculado estos recursos fluviales se refiere, los batuxos también constituyen una pieza fundamental en la identidad cultural de Lugo, pues estas pequeñas embarcaciones tradicionales eran utilizadas antaño como medio de paso entre ambas orillas del río.