Isla Gabeira, el tesoro natural y geológico que emerge entre las aguas de Galicia
El islote se encuentra enmarcado en un entorno privilegiado del litoral de Cedeira, frente al entorno de los acantilados de Vixía de Herbeira y la aldea de San Andrés de Teixido
17 febrero, 2024 05:00Pequeñas islas, islotes, farallones y peñascos emergen de norte a sur de Galicia entre las olas del océano Atlántico y el mar Cantábrico. Lo cierto es que en toda la costa gallega existen más de 316 archipiélagos en miniatura que albergan en su interior una enorme riqueza natural, paisajística e incluso histórica. Uno de esos singulares islotes se encuentra enclavado en el trazado litoral que se extiende desde la Ensenada de Santo Andrés al entorno de la playa da Pescadoira y la Garita de Herbeira, el punto de mayor altitud de la Serra da Capelada y uno de los acantilados más elevados de la Europa occidental. Es precisamente en este marco natural incomparable donde se eleva la figura de la isla Gabeira, uno de los tesoros geológicos mejor guardados de la Costa Ártabra.
La conocida isla Gabeira, también denominada de forma popular como Pena Gabeira, emerge del mar justo a la altura del emblemático santuario de San Andrés de Teixido, el pueblo a donde "vai de morto o que non foi de vivo". Lo más curioso de este singular enclave rocoso es que parece haber estado unido a tierra firme hace siglos y, de hecho, se llegaron a encontrar entre sus límites distintos restos de cerámica antigua que permiten sostener dicha teoría. Además, al margen de su enorme riqueza histórica y natural, este pequeño archipiélago de las Rías Altas es también reconocido por ser uno de los lugares de Galicia donde se concentra el percebe más sabroso.
Las mejores panorámicas de la isla Gabeira
En un litoral configurado por abruptos acantilados y naturaleza agreste, la silueta de la isla Gabeira ―aunque insignificante en comparación― llama poderosamente la atención desde tierra firme. Cabe destacar que este pequeño archipiélago batido por las feroces aguas del Atlántico está formado en realidad por dos prominentes islotes: uno mayor que también es conocido como la Barca de San Andrés en relación a una popular leyenda que existe en la zona; y otro de dimensiones algo menores que responde al designio de Gabeira de Terra. En cualquier caso, ambas formaciones rocosas destacan a escasa distancia de la costa y es por ello que son visibles desde muchos puntos a lo largo de todo el trazado litoral.
Pese a todo, el entorno de la Garita de Herbeira o el Mirador Chao do Monte se presentan como dos de las mejores localizaciones para disfrutar de la espectacular panorámica que se abre paso frente a la aldea de San Andrés de Teixido. En el primero de los casos, la garita de Vixía de Herbeira se localiza en la carretera que entrelaza Cariño y el Cabo Ortegal con el ya citado templo de San Andrés de Teixido. Se trata además del punto más alto de la Serra da Capelada, enmarcado a unos 620 metros sobre el nivel del mar sobre una antigua caseta de piedra que hunde sus raíces en el siglo XVIII. Desde allí no sólo se puede apreciar la singularidad de la isla Gabeira, sino también la grandeza de encontrarse ante los precipicios más altos de Europa. Por su parte, el mirador Chao do Monte se ubica a unos 360 metros de altitud, justo en el extremo opuesto de la garita Herbeira y en una zona tradicional de pastoreo. Desde la cima es posible contemplar la aldea de San Andrés de Teixido, la caída libre de los acantilados de la zona hacia el mar, las calas pedregosas e inaccesibles que recorren la costa y la propia isla Gabeira.
Entre mitos y leyendas
Como suele ser habitual en la mayoría de islas e islotes que recorren el litoral gallego, la pequeña ínsula de Gabeira también esconde en su historia un cierto halo de magia y misticismo intensificado por los relatos populares. La verdad es que existe una curiosa leyenda que hunde sus raíces en el origen de las espectaculares formaciones rocosas de la Serra da Capelada, surgidas hace unos 1.160 millones de años. En aquellos tiempos, cuenta la leyenda que a las costas cedeiresas arribó la barca del Apóstol San Andrés, si bien este discípulo de Jesucristo tuvo la mala suerte de sufrir un terrible naufragio. Al parecer, al poco de sufrir la catástrofe el bote no tardó en convertirse en piedra ―al igual que sucedió con la barca da Virxe de Muxía―, quedando para siempre petrificada y dando lugar al peñasco más grande de la isla de Gabeira. De hecho, vista desde lejos, muchos dicen que la enorme roca evoca el semblante de un viejo navío.