A lo largo y ancho de toda la geografía, Galicia cuenta con alrededor de 2.923 pueblos abandonados o a punto de quedarse sin habitantes. Paisajes vacíos, deshumanizados y llenos de ruinas que hoy son testigo de un pasado en el que la vida todavía corría por sus calles. A pesar del dramático final de muchos de estos núcleos poblacionales, lo cierto es que en el lado opuesto de la balanza existen otras pequeñas villas que consiguieron revertir su situación y convertirse en auténticos referentes del dinamismo rural. Sin ir más lejos, en el corazón de la Costa da Morte y la conocida como Terra de Nemancos (actual comarca de Fisterra), Olveiroa se presenta ante el turista como una de esas aldeas gallegas que lograron renacer de sus cenizas ―o más bien, escapar del olvido.
Si bien no existe una fecha exacta, podríamos determinar que la transformación de este pequeño núcleo poblacional del municipio de Dumbría dio comienzo hacia finales de la década de los 90, en un momento en el que la aldea parecía destinada a desaparecer muy poco a poco. Este punto de inflexión en la historia de Olveiroa coincidió, en buena medida, con el auge e interés por el Camino de Fisterra-Muxía. Por aquel entonces, la llegada de los primeros peregrinos a la zona incentivó la creación de todo tipo de alojamientos, albergues y restaurantes que buscaban asistir a la creciente demanda de aquellas personas que transitaban por la aldea en dirección al conocido como fin del mundo gallego. Se podría decir, pues, que fueron los turistas (y también los vecinos) los que lograron resucitar a Olveiroa y cambiar el rumbo de su futuro.
Más allá de A Ponte Olveira
Salvando el curso del río fluvial del río Xallas, A Ponte Olveira conforma la principal puerta de entrada a ya mencionada aldea y parroquia de Dumbría. La pasarela en cuestión conforma una auténtica joya patrimonial que hunde sus raíces en los siglos XVII y XVIII, construida con piezas de cantería de granito que dan forma a tres arcos de medio punto con 12 metros de luz y otros 7 metros de altura en su parte más elevada. Cabe destacar que el tablero del puente tiene un ancho de poco más de 5 metros, el cual fue sustituido por uno de hormigón para poder asfaltar la carretera. En cualquier caso, el acceso a Olveiroa a través del paso elevado, enclavado en un entorno mágico marcado por frondosos robles, terrenos eriales y pastos, permite a sus visitantes descubrir en primera instancia el encanto de este pueblo tradicional gallego.
La aldea de Olveiroa se encuentra en una zona de paso de peregrinos que buscan completar su experiencia del Camino de Santiago con una última etapa que encuentra su final en las localidades de Fisterra y Muxía. Lo cierto es que el crecimiento de esta especial ruta xacobea logró situar a Olveiroa en el mapa y revitalizar la economía y vida social de la aldea. Además, más allá del encanto propio de los pueblos del rural de Galicia, cabe señalar que esta parroquia dumbriesa ya contaba con interesantes elementos patrimoniales como el conjunto de hórreos centenarios que recorre buena parte del núcleo histórico de la villa. De hecho, dichas construcciones tradicionales fueron restauradas e iluminadas durante la noche para que los visitantes puedan disfrutar de su belleza y buen ejemplo de conservación en cualquier momento del día.
Otro de los puntos destacados de la aldea de Olveiroa tiene que ver con el patrimonio religioso que se extiende desde la pequeña iglesia parroquial hasta otras como la Ermita de Santa Lucía. En el primero de los casos, el templo de Santiago de Olveiro fue construido a finales del siglo XII y cuenta con añadidos de épocas posteriores del XVIII y XIX. Es por ello que su estructura externa e interna presenta una curiosa mezcla de estilos arquitectónicos: románico-barroco-neoclásico. La iglesia parroquial cuenta además con una planta basilical de una sola nave y un ábside rectangular, así como también una cubierta a dos aguas. En el retablo de la capilla mayor sobresale una imagen de Santiago peregrino, símbolo de la ruta xacobea que cruza el grueso de la aldea para llegar al cabo del fin del mundo.
Qué visitar cerca de Olveiroa
A apenas siete minutos en coche del núcleo poblacional de Olveira se encuentra el bonito Embalse da Fervenza, un pantano artificial creado en 1966 sobre el río Xallas que se enmarca entre los municipios coruñeses de Dumbría, Mazaricos, Vimianzo y Zas. Se trata de un entorno mágico que merece la pena visitar a nuestro paso por la aldea dumbriesa, pues el lugar ofrece una panorámica completamente única del curso fluvial y la naturaleza autóctona de Galicia. Cabe señalar asimismo que el embalse da Fervenza alcanza una extensión de unas 1250 hectáreas y que entre sus límites se localiza uno de los Parques Multiaventura más grandes e importantes de Galicia: Naturmaz.