Ría de Muros e Noia, un viaje por la Galicia más genuina
La Ría de Muros e Noia, situada entre la Costa da Morte y las Rías Baixas, es profundamente rica en cultura, naturaleza, tradiciones y gastronomía
4 noviembre, 2021 06:00La Ría de Muros y Noia, conocida también como Ría da Estrela, es profunda, en efecto, pero no en carencias. Es profundamente rica en cultura, naturaleza, tradiciones y gastronomía. En sus cinco concellos -Lousame, Muros, Noia, Porto do Son y Outes- se concentran los principales atractivos de Galicia condensados en una sola zona: castros milenarios se codean con faros vigilantes, montes de leyenda, arenales infinitos y pueblos de raigambre marinera.
Anímense, magistrados, legos en Derecho y público en general, a visitar esta tierra verde y azul y descubrirán el mismísimo paraíso.
Nuestro recorrido comienza en el conjunto del Monte Louro, la Playa de Area Maior y la Lagoa de Xalfas. El Louro, una mole de de granito de 241 metros de altitud, se alza junto al mar casi emergiendo de él en un entorno impresionante que incluye la desembocadura de un río, El Tambre, la gran lengua de arena de kilómetro y medio de Area Maior y una magnética laguna protegida, la de Xalfas, Lugar de Importancia Comunitaria y refugio de numerosas aves que tienen aquí su hogar.
La cercana Playa de Ancoradoiro, de estampa salvaje, completa un conjunto natural de indescriptible belleza.
Tras pasar por algunas de las playas más turísticas de la zona, Louro-San Francisco y A Vouga, llegamos a la “muy noble, muy leal y muy humanitaria villa de Muros”, un hermoso pueblo de factura marinera en el que destacan su puerto y su lonja y donde perderse por su casco histórico es un auténtico viaje al pasado.
Muros es una de las villas costeras más bonitas de Galicia y una de las mejor conservadas, con un casco histórico recorrido por galerías y fachadas acristaladas mirando al mar. No es extraño, pues, que en 1970 se declarara como Conjunto Histórico-Artístico. Pasear por Muros en encontrarse con la belleza de la decadencia en sus calles y plazas -Praza da Pescadería Vella, Praza do Cristo- y con el bullicio de los turistas que saborean sus mejores pescados y mariscos de la lonja en el Curro da Praza.
De Muros enfilamos a Noia, haciendo parada obligada en Bornelle y su playa, Esteiro y sus carrilanas y Serra de Outes, que destaca por fomentar el turismo rural en la zona.
El Ponte Nafonso, uno de los puentes medievales más largos de Galicia con 270 metros de longitud, da la bienvenida a la villa de Noia, conocida como “el puerto de Compostela” por su cercanía a la capital gallega. En Noia, otro conjunto medieval de animadas plazas, conviene visitar la iglesia gótica de Santa María A Nova, que alberga el conjunto de lápidas funerarias más importante de Europa: más de 500 laudas fechadas entre los s. XIV y XVII.
Toda esta zona es perfecta para los senderistas, que encontrarán varias rutas de interés con puentes colgantes y alguna que otra pesqueira cerca de la Central Hidroeléctrica do Tambre, escondida en un edificio que es una auténtica joya modernista.
En el municipio colindante, Lousame, también hay varias rutas de senderismo, como la que conduce a la Fervenza de San Xusto, y numerosos restos arqueológicos (petroglifos y mámoas) además de la Mina de San Finx, un viejo filón de wolframio convertido en didáctico museo.
La siguiente parada de la ruta es Portosín, conocido por su prestigioso Club Náutico, que merece un paseo por su puerto, la zona más antigua de la localidad que conserva algunas viviendas tradicionales.
Portosín pertenece al municipio de Porto do Son, especialmente rico en playas de postal, como Area Longa y As Furnas, y sobre todo en yacimientos arqueológicos. Entre ellos sobresale el Castro de Baroña, un asentamiento de la Edad de Hierro que es excepcional por ser uno de los pocos de Galicia situado al nivel del mar y que simboliza las profundas raíces castreñas del pueblo gallego.
Junto al castro, la Playa de Arealonga, un extenso arenal salvaje de arena fina y dorada al que se llega cruzando un frondoso pinar, pone el broche de oro a la visita al castro. El espectáculo visual y sensorial está servido.
Además de visitar todos estos enclaves, que no es poco, no hay que irse de esta ría sin surcarla en barco al atardecer, ni sin probar su gastronomía popular, la de siempre: berberechos, mejillones y nécoras aguardan a ser degustados por los paladares más exigentes y que disfrutan, a la vez, de lo más sencillo.
Este viaje por lo mejor de la Ría de Muros y Noia acaba aquí, aunque es un recorrido superficial por un geo destino tan mágico como profundamente rico en cultura, tradición y valores donde encontrar la esencia más genuina de Galicia.
Emma Sexto