Tras varios días de incertidumbre, Álvaro y su familia vuelven a estar felices. Sobre todo el niño, ya que podrá seguir disfrutando de su pasión, el fútbol, una temporada más.
A sus ocho años, Álvaro tiene una discapacidad visual, motivo por el que debe practicar este deporte con unas gafas de protección. Su médico le dio el visto bueno para jugar federado, siempre y cuando las llevase puestas en todo momento. La pasada temporada jugaba en el Racing San Pedro sin ningún tipo de problema, con sus padres siempre en la grada pendientes por si pasaba algo.
Sin embargo, esta temporada el club decidió dar de baja su licencia, alegando que al cambiar de categoría había más contacto, se aumentaban los riesgos y que el club no quería asumir las posibles repercusiones legales, a pesar de contar con un documento firmado por la familia eximiéndoles de la responsabilidad.
Tras una salida tortuosa del club, en la que le acompañaron dos de sus entrenadores y cuatro compañeros solidarizándose con su caso, Álvaro tiene nuevo equipo para esta temporada. Fueron varios los clubes de la comarca que se pusieron en contacto con la familia ofreciendo una plaza para el niño, pero varios fueron "descartados" porque no tenían hueco para los cinco niños y los dos entrenadores. El ir todos juntos fue algo que la familia se auto impuso, siendo su modo de agradecerles el gesto.
Finalmente, ha sido el Club de Campo de Ferrol quien ha acogido a Álvaro, sus cuatro compañeros y sus dos entrenadores, que podrán seguir disfrutando del fútbol esta temporada. La mutua no puso ningún impedimento a la hora de tramitar la licencia del niño, al igual que pasó el año anterior, y Álvaro podrá ser uno más sobre el césped junto a sus amigos haciendo lo que más le gusta: jugar al fútbol.