En el siglo XIX, la mujer comenzaba a hacerse sitio en la sociedad intelectual y cultural. Nombres como Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán o Concepción Arenal forman parte de la cultura gallega y española como algunas de aquellas pioneras que abrieron el camino. Entre todas ellas hubo muchas olvidadas por el camino que contribuyeron a dar visibilidad a la mujer y que lucharon por sus derechos.
Una de estas grandes heroínas fue una mujer nacida en Almeiras, A Coruña, cuyo nombre la mayoría desconoce. Su vida transcurrió a la par que dos Guerras Mundiales, la caída de una Corte Imperial, una Revolución, la proclamación de un República y una Guerra Civil, y fue la primera mujer que, desde dentro, puso las palabras para contárselo a todos los españoles. Esta es la historia de la primera corresponsal de guerra de forma permanente que tuvo nuestro país, la coruñesa Sofía Casanova.
Sofía Guadalupe Pérez Casanova nacía el 30 de septiembre de 1862 en la localidad coruñesa de Almeiras y su infancia no fue fácil. Su padre abandonaba el núcleo familiar cuando ella contaba tan sólo con cinco años, por lo que tuvieron que vivir de la ayuda de sus familiares. A los doce años se traslada a Madrid en donde fija su residencia y comienza a estudiar y a escribir poesía.
Debido a su precoz talento, se introduce en los círculos literarios más exclusivos, con genios/as de la talla de José Zorrilla, Ramón de Campoamor o Emilia Pardo Bazán, llegando incluso a ser asidua en la Corte de Alfonso XII, que costea la edición de su primer libro titulado “Poesías”.
Durante sus estancias en la Corte Real conoce a su futuro marido, el filósofo, diplomático y príncipe polaco, Wincenty Lutoslawski, que cambiaría el rumbo de su vida para siempre. Sofía lo deja todo por amor, se casa en 1887 y se instala en Drozdowo, Polonia, pueblo natal de su ya marido.
Debido a la carrera diplomática de su esposo viajaba habitualmente a Londres, Moscú, París, Roma… lo que le empujó a aprender hasta seis idiomas, además de castellano y gallego. Pero en 1905 su matrimonio se enfría y decide fijar su residencia en Madrid, donde comienza a escribir para varios diarios, entre ellos ABC.
En julio de 1914, la Primera Guerra Mundial la sorprende visitando a sus hijas, a 40Km de la frontera con Alemania. Pasado un mes, abandona el lugar rumbo a Varsovia y se hace enfermera de la Cruz Roja.
Desde la capital polaca comienza a narrar la crónica de la guerra al diario ABC, que la nombra Corresponsal de Guerra en Europa Oriental.
Cuando Varsovia es evacuada debido al avance alemán, Sofía y sus hijas huyen al exilio a San Petersburgo, donde es testigo de la debacle de la Rusia de los Zares, la caída de la Corte Imperial de los Romanov y de la Revolución de Octubre, que relata en sus crónicas a ABC.
Es testigo de la muerte de Rasputín, del Golpe de Estado de Lenin y llega a entrevistar a Trotski, su mano derecha. Durante las revueltas en Rusia recibe un golpe accidental que le produjo problemas de visión la cual nunca llegó a recuperar completamente.
En 1919 regresa a A Coruña donde es aclamada y recibida con honores por sus paisanos y compatriotas. Sofía ya era una estrella.
Es nombrada Académica de Honor de la Real Academia Galega, recibe la Gran Cruz de la Orden Civil de la Beneficiencia de Alfonso XII y se solicita para ella el Premio Nobel de literatura.
Tras el aluvión de homenajes en A Coruña y Madrid, vuelve a Varsovia desde donde es testigo de la Segunda República y de la Guerra Civil Española.
En 1939, mientras pasaba la Navidad con sus hijas en Polonia, es sorprendida de nuevo por otra Gran Guerra, la Segunda Guerra Mundial.
Durante la ocupación nazi del territorio polaco vuelve a narrar la monstruosidad de la guerra desde el puesto de observación más peligroso pero privilegiado de la misma, viviendo muy de cerca la barbarie del gueto de Varsovia.
Sofía moría el 16 de Enero de 1958 en Poznan, Polonia, a los 96 años de edad, prácticamente ciega pero sin abandonar su gran pasión, escribir.
A lo largo de su vida conoció a los más grandes intelectuales de su época, publicó novelas, obras teatrales, relatos cortos, libros infantiles y miles de artículos en periódicos y revistas.
Nunca se cansó de denunciar la barbarie y la inmoralidad de la guerra, las injusticias y el sufrimiento de la población civil. Luchó contra los estereotipos y prejuicios de género y atacaba a quien la llamaba “una distinguida señorita que escribe”.
Además, intentó favorecer el intercambio político, comercial y cultural de sus dos patrias, España y Polonia, mediante las crónicas en la es que explicaba como el pueblo polaco construía su Estado cuando, por fin, fue totalmente independiente.
Así fue como una coruñesa, que estuvo en los momentos y lugares en los que se forjaba la historia, no se conformó con ser parte de ella, sino que quiso hacer partícipes de la misma a sus compatriotas con su mejor arma: las palabras.
Sofía Casanova, una heroína olvidada y la primera mujer española que se convirtió en corresponsal de guerra de forma permanente. Sirva este artículo como homenaje y recordatorio de otra mujer que, además de contar la historia, la cambió.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Storyteller. Experto en Compras y Aprovisionamiento. Procurement Manager.
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Referencias:
- MARTÍN RODRIGO, I. Azules son las horas. Espasa Narrativa, 2016.
- es.wikipedia.org
- elespanol.com/
- culturacolectiva.com
- elmundo.es
- abc.es
- efe.com
- eldiariofeminista.com
- farodevigo.es
- mujeresenlahistoria.com
- medium.com
- eldebatedehoy.es
- elpais.com
- culturagalega.gal