Acariño Films: Productora de cine gallega de películas a fuego lento que cuentan la realidad
Está fundada por el coruñés Andrés Sarjurjo, de 29 años, que ha tenido la oportunidad de contribuir al éxito del film gallego ‘O que arde’ y está inmerso en la autoproducción de su primer film como director
22 mayo, 2022 06:00Contar el mundo que todos conocemos de manera diferente, con pequeñas producciones centradas en lo real y elaboradas a fuego lento. Esta es la filosofía de Acariño Films, una joven productora gallega de cine fundada por el coruñés Andrés Sarjurjo, de 29 años, donde ejerce como productor ejecutivo. Ha pasado una década formándose en diferentes lugares del mundo e incluso ha tenido la oportunidad de contribuir al éxito del film gallego ‘O que arde’ del director Óliver Laxe.
Actualmente disfruta de varios éxitos como el reciente estreno mundial de la película ‘Los Saldos’, dirigida por Raúl Capdevila y producida por Acariño Films, en el Festival Internacional de Cine Visión du Réel de Nyon (Suiza). Al mismo tiempo, a finales de año estrenará su primera película como director, Alén Mar, "un diario intimista sobre un duelo personal", como él mismo cuenta, centrado sobre todo en la pérdida de su hermana mayor a causa de una enfermedad hace años.
"Producir cine significa ser coherente"
Sanjurjo tiene una breve experiencia dentro de la industria cinematográfica como técnico entre otros perfiles, pero sin embargo se muestra consciente de que "es un sector muy complicado y jerárquico donde se mueve mucho capital y que en los inicios está muy precarizado". "Desde Acariño entendemos que producir cine significa ser coherente, no solo grabar un plano, sino también redistribuir los recursos. Pensamos que si tenemos poco dinero hay que repartirlo justamente y que todo el mundo tenga un salario digno", expone.
Sobre los tiempos de producción, detalla que "son muy estresantes" y los califica como "una lucha eterna entre tiempo y dinero, porque a más tiempo que se utilice para grabar, más cuesta la producción". Por esta razón, desde la productora gallega defienden que "hay otras formas de producir no tan condicionadas al capital y que se puede hacer películas a fuego lento", al mismo tiempo que Sanjurjo reconoce que Acariño Films es "una apuesta personal y arriesgada". "Cuando entras en el mundo empresarial la vida te pone en tu sitio entre lo ideal y lo real", dice.
Sobre las productoras de cine como la suya, aclara que son "empresas extrañas con una oficina donde trabajan pocas personas, una cifra que se multiplica en los rodajes con las altas que se realizan". En Acariño Films de momento hacen producciones con cuatro o cinco personas. La carrera de Sanjurjo y la productora están muy ligadas a la investigación cinematográfica y a géneros híbridos como el documental. Bajo el punto de vista de este emprendedor, a día de hoy en Galicia "hay efervescencia de cineastas con un nexo común que es haberse ido fuera durante un tiempo para volver y hacer películas aquí", opina. Sanjurjo sabe esto bien porque se fue de A Coruña con 18 años y ha vuelto con 29, tras dirigir los pasos de su formación por sitios tan dispares como Barcelona, Santiago de Chile u Oporto.
"La mejor forma de dirigirnos al mundo es contar lo que conocemos"
En Acariño Films se trabaja con lo "real" y se sigue la línea de que "la mejor forma de dirigirse al mundo es contar lo que conocemos". Según Sanjurjo, esto es lo que ha ocurrido con la película producida por su productora, ‘Los Saldos’. "De alguna forma se construyó una autoficción, pero se le llama documental porque hay no actores y no hay un guión cerrado al uso, sino que es todo trabajo de puesta en escena", afirma. El argumento gira sobre la vuelta del cineasta Raúl Capdevila a su pueblo natal en Aragón tras unos años emigrado para formarse en Barcelona, un regreso obligado al quedarse sin empleo. Esto le lleva a trabajar con su padre en la granja de cerdos familiar, todo ello al mismo tiempo que en el pueblo se construye un macromatadero.
"Esto revela que las nuevas macroindustrias están fagocitando las granjas pequeñas como la del padre de Raúl", comenta Sanjurjo sobre este trabajo en el que actúa la propia familia de Capdevila y sus vecinos de toda la vida. "No hay actores profesionales y está construido desde la puesta en escena, se da una construcción de la realidad que es ficticia y hay trabajo de fuera de campo", indica, mientras desvela que en la película juega un papel fundamental la radio con un buzón de voz al que los ciudadanos mandan opiniones que tienen sobre la construcción del macromatadero. "Toda esta atmósfera se construye desde el sonido. En el cine todo es mentira, construimos una realidad", reconoce con humor.
Sanjurjo deja claro que Acariño Films "no quiere ser una productora política en el sentido propagandístico" sino que busca que "las películas digan algo y conseguir un cine verdadero y honesto que transmita emociones". "Cuando me empecé a formar mi deseo más fuerte era ser cineasta y donde me formé siempre consulté como se hace una película, no solo la grabación, sino financiación también. Por recomendaciones de profesionales y porque soy una persona autoexigente que me cuesta delegar, acabé autoproduciéndome a mí mismo", asegura.
Esta manera de trabajar la está aplicando en uno de sus proyectos más especiales, Alén Mar, basada en la dura experiencia vital que ha supuesto para él perder a su hermana mayor. "Desde que ella murió hace una década, he estado seis, siete, ocho años escapando y hago esta película para poder hablar de ello, aceptarlo y aprender a vivir en el mundo con esa ausencia y presencia a la vez, porque aunque no este físicamente no desaparece de un día para otro", afirma emocionado. En los títulos de la película estará incluido un "Para Marta", que era el nombre de su hermana.
"No sé si es tanto un homenaje para ella como que lo necesitaba hacer yo, está en el medio", explica. En estas semanas está inmerso también en el proyecto del artista coruñés Álvaro Chior, que espera rodar el año que viene. En este proceso aplicará la experiencia adquirida autoproduciendo su primera película y de esta manera colaborar con la producción de las películas de "otros cineastas emergentes y gente talentosa de su alrededor".
Tesis doctoral y un futuro remoto que apunta al rural gallego
Entre los numerosos proyectos próximos del cineasta coruñés, destaca una tesis doctoral que tiene programada para 2023 en la universidad Pompeu i Fabra de Barcelona, donde permiten hacer films como tesis doctorales con el requisito de que tengan forma ensayística. Su tesis versará sobre los medios de producción en el cine. "Voy a cuestionar cual es la negociación entre el cineasta como productor cuando filma a personajes pobres o marginales. Es una investigación lógica que tiene que ver con todo lo que hice anteriormente, en el momento en que te vas a rodar a países con peores condiciones de vida que el tuyo y donde eres el dueño de los medios de producción", expone.
En esta aventura cuenta con el respaldo de la Axencia Galega das Industrias Culturais (Agadic). "Soy yo quien tiene que repartir el dinero con que se financia la película entre la gente que voy a filmar de forma documental, no son actores. Y me pregunto como han pagado los otros cineastas a la gente que han filmado y en esa línea se desarrollará mi siguiente película", adelanta. Todos estos proyectos los desarrolla a diario en el Pazo de Arenaza, un espacio orientado a empresas emprendedoras donde ha conseguido una plaza de la que aún le quedan tres años de disfrute de la formación y asesoría que se ofrecen.
Sobre su futuro, considera que volver a Coruña "es una transición entre haber vivido fuera de Galicia y regresar a casa" y admite que en unos años le gustaría vivir en una zona rural con menos población y más aislada, además de tener su propia huerta. "Tengo un trabajo que me permite vivir en cualquier lado siempre que tenga internet aunque me tenga que desplazar puntualmente a festivales o reuniones. He vuelto para quedarme en Galicia seguro", confirma con optimismo.