Jóvenes gallegos van de voluntarios a Valencia

Jóvenes gallegos van de voluntarios a Valencia Cedida

Galicia

La 'generación de cristal' se vuelve de roca: jóvenes gallegos se solidarizan con Valencia

Publicada

Están hartos de escuchar que "la juventud de hoy en día está poco preparada". Los llaman la 'Generación de cristal' y engloba a los millennials y los centennials (también llamada generación Z). La metáfora es clara: sugiere que los jóvenes que han crecido con la tecnología del siglo XXI son, supuestamente, más frágiles o vulnerables. "Se ha visto que no", responde Daniel, un vecino de A Coruña que se trasladará hasta Valencia este fin de semana para ayudar a las víctimas de la DANA

"Hay una gran movilización por parte de la gente joven", añade el coruñés de 25 años. Él junto con otros amigos de diferentes partes de España viajarán a Valencia el próximo viernes para ofrecer ayuda a los afectados. Raquel, también de A Coruña, es una de las que le secundarán. "Al principio teníamos pensado ir en un solo coche, pero al ver que no paraba de sumarse gente, tuvimos que plantearnos alquilar una furgoneta", cuenta.

Por el momento ya se han apuntado 15 personas distribuidas en varios coches y furgonetas. "Hay gente a la que le hemos tenido que decir que no porque somos demasiados", indica Daniel. Saldrán el viernes y volverán el domingo. "Todos trabajamos, por lo que iremos el fin de semana, y si vemos que nos sale bien, volveremos el siguiente", cuenta. Además, desde Ourense también viaja Ariadna, que quedará con Daniel en A Coruña para poner rumbo a Madrid: "Es el punto de partida, ahí hemos quedado todos el viernes para salir hacia Valencia".

Pertenecer a la 'generación de cristal' tiene sus ventajas: las redes sociales fueron su arma de difusión. En menos de 24 horas lograron recaudar más de 2.000 euros. Debido al éxito, decidieron crear un Crowdfunding, donde reciben ahora los donativos. Aunque también les llega material. "Una amiga me mandó a mi casa un par de Kärchers que había pedido por Amazon", dice Raquel sorprendida. "Amigos italianos me dijeron que Bizum no tenían, pero que tenían Bancomat, como se llama allí", ríe.

Capturas de pantalla de los Instagrams de voluntarios de Valencia.

Capturas de pantalla de los Instagrams de voluntarios de Valencia.

Capturas de pantalla de los Instagrams de voluntarios de Valencia

Capturas de pantalla de los Instagrams de voluntarios de Valencia

Con el dinero recaudado comprarán el material necesario para poder colaborar en los pueblos más afectados por la DANA. "Estamos hablando con gente que ya está allí para que nos digan en qué podemos ayudar. Hay mucha gente que va y no sabe qué hacer una vez allí. Nosotros no queremos entorpecer el trabajo de los demás, por lo que estamos hablando con familias de allí para tener todo bien organizado", señala Daniel. Así, cada uno de los voluntarios llegará con las tareas asignadas: bien limpiando, sacando muebles a la calle o dando de comer. 

Un estudiante lucense entre los voluntarios

El lucense Jesús Fagil se encontraba en Valencia cuando estalló la catástrofe. "Vivo y estudio en el centro de Valencia, por lo que a mí no me afectó", señala el estudiante. Aun así, confiesa que pasó miedo, aunque más por sus compañeros que por él mismo, ya que algunos vivían cerca de los pueblos afectados. "Están todos a salvo", dice aliviado. 

Desde que sucedió la desgracia, Jesús no ha podido estar quieto. Era incapaz de quedarse en casa sin hacer nada. "Intento ir a los pueblos más alejados, donde cuesta que les llegue ayuda", explica. Para el joven, los últimos días han sido una montaña rusa de emociones. El día que fue a Alfafar (Valencia) fue el más duro. "Había gente llorando porque no tenía nada que comer", lamenta. Aun así, trata de no venirse abajo: "No lo piensas, en ese momento solo quieres ayudar". 

"El viernes los servicios de protección civil trataban de sacar a una chica que llevaba desde el martes pidiendo auxilio en un garaje", relata emocionado. Dentro de lo que cabe, dice que "es bonito" poder ayudar. Este martes se quedó en casa. No era capaz de mover las piernas después de la paliza que se pegó los días anteriores. Este miércoles saldrá hacia el pueblo de Aldaia: "Necesito estar descansado, son cuatro horas caminando ida y vuelta. Eso sumado a las horas que estás ahí de pie sin parar".