El crimen del Cash Record de Lugo: Dos asesinatos que siguen buscando justicia
Este lunes empieza el juicio que las familias llevan tres décadas reclamando. Isabel López, hermana de una de las víctimas, constataba que como acusación particular solicitarán "la máxima pena", aunque asume con resignación que cuentan "que no se la van a imponer"
5 febrero, 2023 06:00Era una tarde del 30 de abril de 1994. Como cada sábado, Isabel López Rodríguez coge el coche para ir a buscar a su hermana Elena al trabajo. La pequeña de las hermanas llevaba dos años trabajando en el Cash Récord de Lugo, un establecimiento que vende alimentos y bebidas en proporciones industriales para locales hosteleros de la zona.
Isabel conduce su coche, en el asiento de atrás van sus sobrinos. Uno de ellos tiene ganas de ir al baño, y su tía le dice que espere, que le preguntará a su madre si puede usar el de la nave cuando lleguen. Las hermanas tenían una rutina, Isabel aparcaba, tocaba el claxon y Elena salía para avisar del tiempo de trabajo que le quedaba. Aquel día, la mayor de las hermanas tocó la bocina, pero nadie salió del establecimiento.
"Madrina, yo creo que no voy a ver más a mi mamá", dijo uno de sus sobrinos. Aquella escalofriante frase presagiaba lo peor. Isabel bajó del coche y vio que la puerta trasera estaba abierta, pero que no había sido forzada. La mayor de las López Rodríguez entraba en la nave, llamaba a Elena, pero nadie respondía. Su hermana permanecía sentada en su puesto de trabajo con dos disparos que habían acabado con su vida a los 32 años.
Ella no fue la única víctima de aquel crimen. Esteban Carballedo, un joven de 26 años que trabajaba como reponedor, también sería asesinado de dos disparo en aquella lluviosa tarde de abril. Su cuerpo yacía al fondo, en medio de los televisores que vendía el establecimiento. El destino fue cruel con Esteban, ya que había trabajado aquella tarde tras pedirle el encargado cambiar el turno. Los ladrones se llevaron a dos personas inocentes por delante para hacerse con un botín de unos cinco millones de pesetas.
Podría tratarse de un crimen perfecto, ya que no consiguieron dar con los culpables, pero aquello más bien fue una perfecta chapuza por parte de los investigadores. El abogado de las víctimas, Gerardo Pardo de Vera, contaba a EL ESPAÑOL que que a aquello ni siquiera se le podría llamar investigación. Nunca llegaron a recoger huellas en el escenario del crimen, la autopsia no arrojó ninguna pista y algunos testigos fallecieron al alargarse tantos años el proceso.
Este es el caso de F.J., el testigo que arrojó más luz al caso. Todo ocurrió durante una redada al bar de M.J. Vilariño, el acusado que se sentará este lunes en el banquillo de los acusados. El testigo, de forma espontánea, confesó a la Policía que el hostelero le ofreció participar en el atraco. Señaló que le mostró el lugar antes de lo ocurrido y que le llegó a poner una pistola en la mano. El acusado confesó que conocía a las víctimas y que era cliente del Cash Récord, pero negó el crimen. En el momento del crimen las puertas no estaban forzadas, por lo que todo indica que Elena y Esteban conocían a su asesino.
Un juicio que llega tres décadas tarde
Este lunes empieza el juicio que las familias llevan tres décadas reclamando. Isabel López constataba que como acusación particular solicitarán "la máxima pena", aunque asume con resignación que cuentan "que no se la van a imponer". El acusado, que actualmente reside en Burgos, se enfrenta a 20 años de prisión.
"Después de tanta lucha, de tantas cosas que se han ido quedando por el camino, ya iba siendo hora de que se celebre el juicio aunque nunca va a ser la pena que queríamos, además de que no nos van a devolver a las dos víctimas. Supone una cierta tranquilidad, llegamos al final del camino", declaraba a Europa Press.