"¿A que no sabes desde dónde te llamo?" El 3 de abril de 1973, caminando por la Sexta Avenida de Nueva York, se pronunciaban aquellas palabras, las primeras a través de un aparato que nadie había visto jamás hasta aquel momento: un teléfono móvil, un invento que cambiaría para siempre la historia de la Humanidad.
El que llamaba era Martin Cooper, ingeniero de Motorola, y quien respondió era su gran competidor, Joel S. Engel, otro ingeniero que trabajaba en los laboratorios de AT&T, donde también se estaba trabajando en la tecnología necesaria para crear un teléfono móvil.
Ese día, Cooper se dirigía a una rueda de prensa para presentar aquella nueva tecnología, convocada en el Hotel Hilton, pero, mientras caminaba por la calle, un periodista le pidió que llamara a alguien para probar su artilugio. Cooper no tenía planeado a quién iba a llamar, así que decidió llamar a su rival en AT&T para contarle que Motorola les había ganado la carrera por el desarrollo de la telefonía móvil, aunque hasta 10 años después no podrían lanzar el primer teléfono móvil comercial de la historia.
Años después, otro de los grandes pioneros de la telefonía, Nokia, crearía un legendario tono de llamada que se llegaría a escuchar casi 2.000 millones de veces al día. Una locura que los ingenieros de Nokia copiaron de uno de los grandes guitarristas de la historia de España: Francisco de Asís Tárrega Eixea.
Músico por accidente
Francisco Tárrega nació en 1852 en Villarreal, pero pasó la mayor parte de su infancia en Castellón debido a un accidente, una caída en una acequia, que provocó que su visión se viese gravemente afectada. Temiendo que perdiese la vista completamente, su padre tomó la decisión de ayudarle a desarrollar habilidades que no dependiesen de sus ojos.
Así que se mudaron cerca del mar, donde el joven Francisco empezó a estudiar música para intentar ganarse la vida. Su primer acercamiento a este arte fue a través del piano, pero a él lo que le gustaba era la guitarra. El problema era que este instrumento no estaba bien considerado socialmente debido a su empleo en tabernas y tugurios de mala muerte.
A pesar de ello, decidió entregarse al dominio de la guitarra y para ello viajó a Madrid, en 1874, para ingresar en el conservatorio, donde aprendería de los mejores guitarristas del país.
Su talento hizo que, en poco tiempo, fuera él quien se convirtiera en maestro y comenzara a formar a otros músicos. Además, alrededor de 1880, comenzó a dar recitales en lugares como Londres o París, llegando a ser considerado el mejor en su disciplina, lo que le permitió tocar para algunas de las celebridades de su época, como la reina Isabel II de España.
Su último concierto fue en el año 1908 y tan solo un año después fallecía en Barcelona. Sus restos fueron exhumados y trasladados al cementerio de Castellón, donde reposaron hasta 1961, cuando fueron reubicados en el mausoleo en los que descansan en la actualidad.
Lo que nunca se imaginó Francisco es que una de sus melodías más famosas serviría para crear uno de los sonidos más escuchados en la historia de la Humanidad: la melodía de teléfono móvil por excelencia.
Aquellos maravillosos 90
Hoy en día hemos dejado de llamar por teléfono como lo hacíamos antes. Incluso hay quien lo mantiene en silencio durante la mayor parte del día, pero en los años 90 los tonos de llamadas y SMS dominaban nuestras vidas. Era una época en la que un fabricante finlandés de teléfonos dominaba el mercado y el ritmo pegadizo de su tono de llamada reinaba en el mundo de la telefonía de tal manera que se escuchaba hasta casi 2.000 millones de veces al día en todo el planeta, unas 20.000 veces por segundo.
Aquel tono de 13 notas se llamaba Nokia Tune.
En 1902, Francisco Tárrega publicaba Gran Vals, una obra basada en el Grand Valse Brillante de Frédéric Chopin de 1834, que reimaginó en una hermosa composición de guitarra y que puedes escuchar aquí. Exactamente 90 años después, Nokia utilizó esta obra como música de fondo en un anuncio del Nokia 1101 y aquí se acabaría la historia si no fuera porque al año siguiente los finlandeses se pusieron a buscar una melodía para su nuevo teléfono, el Nokia 2010.
El origen de 'Nokia Tune'
En 1992, Anssi Vanjoki, vicepresidente ejecutivo de la compañía, se reunió con Lauri Kivinen, jefe de comunicación corporativa, escucharon de nuevo el Gran Vals de Tárrega de aquel anuncio y juntos seleccionaron las 13 notas que se convertirían en universales.
Además de que era una bella melodía y de que era simple, había un factor vital para ellos: era de dominio público, por lo que evitarían tener que pagar costosos derechos de autor cada vez que la incluyeran en alguno de sus terminales.
La melodía apareció por primera vez en el Nokia 2010, en 1994, con el nombre de Type 5, como un tono genérico más de este teléfono. Su nombre fue variando según se iba lanzando en más teléfonos, Type 13, Type 8… hasta 1997, cuando se lanzó el Nokia 6110, en el que a cada tono de llamada se le dio un nombre específico, recibiendo el de Grande Valse.
Un tono para la historia
Pero su popularidad fue tan excepcional que un año después pasó a llamarse Nokia Tune, pasando a convertirse en el tono de llamada por defecto de todos los terminales de Nokia, además de un elemento distintivo de su identidad e imagen de marca registrado y protegido en algunos países del mundo.
Pero no solo Nokia ha usado las obras de Francisco, ya que este español se encuentra entre los más versionados de todos los tiempos de la mano de artistas como Mike Oldfiel, que incluyó una de sus canciones en la banda sonora de Los gritos del sliencio, ganadora de un Oscar en 1984, Miguel Ríos, Mocedades o Rocío Jurado.
Y aunque a lo largo de los años el tono de Nokia ha pasado por varias actualizaciones, ya sea para aprovechar el avance de la tecnología o para reflejar las tendencias musicales de cada época, la melodía básica original se ha mantenido intacta como un clásico cultural recordado por millones de personas. Y todo, gracias a un español que es considerado uno de los principales representantes de la guitarra española moderna: Francisco de Asís Tárrega Eixea.