En julio de 1857, en el diario monárquico La Época de Madrid aparecía una pequeña reseña que narraba, en seis líneas, que la reina Isabel II había donado un manto a la Virgen de la Luz, patrona de Tarifa (Cádiz) desde 1750. Pero en realidad, el manto había llegado al pueblo gaditano un mes antes. Lo había llevado Miguel José de Benito Huguet, oficial del ejército y oriundo de Tarifa. Destinado en Madrid, recibió el encargo real y se desplazó raudo a su localidad natal para entregar el regalo de la reina.
La noticia corrió en Tarifa como la pólvora: en sus manos, el oficial llevaba un estuche que contenía el manto, una toquilla y un vestido para el niño Jesús, y se la entregó a la hermandad. La tela, un rico terciopelo azul, procedía del ajuar de la misma monarca, quien la había mandado cuajar de estrellas bordadas en hilo de oro. El color azul claro y las estrellas simbolizan el primer momento del alba, cuando la luz derrota la última hora oscura. Hoy, en Tarifa, es conocido como 'el manto de la reina'.
Lo que el tiempo ha sepultado es el porqué de aquel regalo. La reseña publicada en Madrid detallaba que la reina estaba embarazada y que la cofradía, en agradecimiento por el presente, iba a dedicarle una novena para que su gestación llegase a buen término. En noviembre de ese mismo año nacería el heredero al trono: Alfonso XII.
En Tarifa el alumbramiento real de un varón se celebró con júbilo y no extrañó en absoluto. Lo tomaron como un milagro más de su Virgen. Porque lo que aquellas seis líneas no podían contar es que la donación del manto la realizó la reina Isabel II porque, desesperada, se había acabado encomendando a la Virgen de la Luz de Tarifa para quedar encinta y alumbrar, por fin, a un niño que asegurara la sucesión de los Borbones con un rey. Al nacer el niño, la reina concedió el título de Real a la hermandad.
['Paquita Natillas', el rey homosexual de España que no podía orinar de pie]
Argumentos, en realidad, había varios para pensar que el nacimiento de ese niño era un milagro. Porque Isabel II se casó por intereses políticos en 1846 con Francisco de Asís y Borbón, duque de Cádiz. Eran primos carnales. El que continúa hoy siendo el único rey consorte de la historia de España, tenía fama de homosexual, aunque historiadores como Jesús Pabón o coetáneos como Pío Baroja le atribuyeron varios hijos ilegítimos. También tenía una malformación que le impedía orinar de pie.
Las habladurías y las críticas a la monarquía, fruto de un tiempo político convulso, apodaron al rey Paquita, y le darían también el carácter de ilegítimos a los 12 embarazos que, entre niños vivos y muertos, acabaría alumbrando una reina también vilipendiada como ninfómana.
Los pocos del pueblo que saben de esta historia aseguran que a su patrona se la considera como la salvadora de la dinastía borbónica en España. La cofradía tiene como hermanos mayores a Isabel II, a Alfonso XIII y a los reyes eméritos. "Y en realidad, a todos los reyes españoles desde Isabel II, porque el título es hereditario. Sólo tienen que aceptarlo", cuentan miembros de la cofradía a EL ESPAÑOL | Porfolio.
Otro argumento en contra para tener un niño era que la reina había dado a luz ya en cinco ocasiones, pero de momento sólo había sobrevivido la infanta María Isabel, luego conocida como 'La Chata'. Isabel II necesitaba desesperadamente un heredero. Es entonces cuando entra en juego otra tarifeña: María Antonia Toledo y Parra, una de sus damas de compañía. Cuando aconsejó a Isabel II que se encomendara a la patrona de su pueblo la mujer ya tenía tanta experiencia en la vida como puede tener una septuagenaria.
María Antonia había nacido en Tarifa en 1784 en el seno de una familia de hidalgos. Su hermano mayor, Joaquín de Toledo y Parra, había sido capitán de navío y pasaría a la historia de España, tristemente, por desaparecer. Sin dejar rastro.
La tragedia de la dama de la reina
El nombre de Joaquín aparece ligado a uno de los misterios históricos que ha sido objeto incluso de investigaciones arqueológicas en la Antártida. Fue visto por última vez en 1819, cuando capitaneaba el navío San Telmo. Sin timón y desarbolado tras una tormenta, iba acompañado de 644 hombres bajo su mando en el cabo de Hornos. Ninguno de ellos regresó a casa y Fernando VII les dio por muertos tres años después.
[El enigma del San Telmo, el navío español que desapareció en la Antártida sin dejar rastro]
Aquel decreto real coincidió justo cuando, en la Bahía de Shetland, dos oficiales ingleses tomaban posesión de aquellas tierras... y describieron en sus cuadernos de bitácora el hallazgo de los restos de un barco y de una matanza de focas sobre los hielos perpetuos. Cuando regresaron, convenientemente, Inglaterra guardó silencio sobre aquello.
María Antonia, casada con Mateo Rodríguez Monzo, comisario ordenador y contador principal del Ejército, se encomendó llorando a la Virgen de la Luz cuando desapareció su hermano, siguió pidiéndole cuando le dieron por muerto y a ella le seguiría rezando hasta el día de su muerte.
Pese a residir en Sevilla y luego en la Corte, la mujer mantuvo vinculación con su localidad natal hasta el punto de que el tiempo no la ha olvidado del todo. Una calle de Tarifa lleva su nombre por haber puesto en marcha el Beaterio, una institución para instruir a niñas pobres. Ella misma, en 1843, donó un manto a la Virgen, posiblemente, por algún favor divino.
Se considera que la Virgen de la Luz es protectora de las embarazadas y de quienes busquen descendencia. No en vano, el verbo alumbrar es en latín lux. Hay más. Los que son de Tarifa, Tarifa anteponen la devoción a su Virgen al turismo, al viento, al kitesurf y a todo lo que ha hecho famosa dos siglos después a esta localidad.
La fe en la patrona perdura hoy con muchísima fuerza, y desde siempre enfermos y mujeres encinta o buscando ser madres se encomiendan a ella. Pero en el pueblo también manda la caída de la natalidad. Por eso, "embarazadas, cada vez hay menos", cuenta Francisco López Hoyos, 'Kiki', mayordomo de la Cofradía y quien viste y la desviste de sus mantos.
La devoción.
Los lazos azules. Este año la cofradía ha repartido 300 metros de lazo azul consagrado a la Virgen de la Luz, a petición de mujeres embarazadas o con intención de estarlo, además de enfermos.
Cuentan las crónicas que la vinculación de la Virgen de la Luz con Tarifa y con los reyes se remonta al año 1340, durante la Batalla del Salado contra los musulmanes. El rey Alfonso XI, viendo que se hacía de noche y que aquello jugaba en contra de su ejército, se encomendó a la Virgen: "Señora, luz, más luz". A continuación, se dice que se obró el milagro y el campo de batalla se vio iluminado con resplandores inexplicables, haciendo que el ejército del rey cristiano ganase la batalla.
En los aledaños del lugar se construyó en el siglo XVI la ermita santuario. Situada a 8 kilómetros de Tarifa, el primer domingo de septiembre tiene lugar la cabalgata agrícola. Multitudinaria, acompañada de jinetes a caballo, es cuando la Virgen viste el manto donado por María Antonia, la dama de la reina, y la llevan en procesión hasta la Iglesia de San Mateo, donde se encuentra actualmente sobre el altar mayor. El manto es de terciopelo y se ha tintado ya ocho veces. "La tela ya no aguanta más tintados y también se le conoce como el manto pardo", cuenta Francisco López Hoyos 'Kiki'.
A esta virgen también se la considera milagrosa durante las epidemias de peste y cólera, así como durante sequías e inundaciones. "Bueno, es que el otro día que era el primer domingo de septiembre estaba lloviendo y fue sacarla de la ermita y dejó de caer agua", sostiene Alfonso Pacheco, hermano mayor de la cofradía. Asegura que no es la primera vez que ocurre. "Durante la pandemia nos la trajimos Kiki y yo a las 4 de la mañana desde el santuario. Estaba lloviendo a mares y pegamos la furgoneta a la puerta. Nada más sacarla dejó de llover, y lo mismo ocurrió al llevarla a la Iglesia de San Mateo".
En 2013 tuvo lugar la coronación canónica de la Virgen de la Luz. "La cofradía le pidió a los reyes eméritos, como hermanos mayores, que apadrinaran la coronación. Aceptaron, pero no vinieron", cuenta el hermano mayor. "Y como no delegaron en nadie, al final la apadrinamos mi mujer y yo. Porque ya era que si el alcalde, que si el político... y la Virgen no se mete en política".
El manto de Caprile
La Virgen de la Luz posee varios mantos. El último de ellos lo tiene desde 2019, elaborado y donado por el modisto Lorenzo Caprile, quien vistiera por vez primera a la futura reina Letizia en la boda en la boda de Mary Donaldson y Federico de Dinamarca. Letizia deslumbró con aquel vestido, que tiene en común con el manto de la Virgen tarifeña el color. Rojo Caprile.
Le llevó un año y medio elaborarlo. "El modisto es amigo del hijo de una tarifeña. Este amigo vive en Madrid y aquí lo había traído varias veces". Lo del manto surgió en enero de 2018 durante un viaje a Jerusalén que organizó la parroquia. El diseñador fue "y lo cogieron Daniel y Fernando Arenas y se lo encargaron. Él decidió donarlo, porque es una persona religiosa y devota", cuenta Francisco López Hoyos.
La pieza mide tres metros y medio de largo por unos tres de ancho. Está confeccionado con base de encaje bordado en oro, montado en organza fantasía y tul dorado. El forro es de satén de seda natural. La mantilla, también de alta costura, lleva una blonda de encaje bordada con pedrería. El niño Jesús que sujeta la Virgen lleva un cuerpo de batista de algodón con organza y tul bordado en marfil y dorado, con cuello marinero y mangas confeccionados con puntillas antiguas.
El alcalde de Tarifa, José Antonio Santos, conoce toda esta historia. "Tarifa es conocida en todo el mundo por sus impresionantes playas y deportes del viento que atraen a visitantes de todas partes", subraya a EL ESPAÑOL | Porfolio. "Sin embargo, lo que a menudo se pasa por alto es nuestro valioso patrimonio histórico". El regidor afirma que la localidad "ha sido testigo y protagonista de momentos trascendentales en la historia de España, y tenemos también un patrimonio histórico y cultural excepcional, además del turístico".