Martes 8 de noviembre de 2016, elecciones presidenciales de Estados Unidos. La victoria de Donald Trump parece cada vez más clara. Un abogado de Beverly Hills, famoso por mediar en los pagos de dinero para silenciar relaciones sexuales con famosos, parecía sorprendido de que todo le hubiera salido bien: "¿Qué hemos hecho?", le escribió a su mejor amigo. Es así como comienza el "caso del dinero sucio".
En él se juzga penalmente si Trump falsificó la transacción financiera que subyace del supuesto pago de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels (45) para comprar su silencio durante la campaña electoral de 2016. Lo haría para que no desvelase la relación extramarital que el magnate mantuvo con ella en 2006, cuando no había entrado todavía en política. Ante esto, el expresidente lo niega todo.
El abogado que envío el mensaje es Keith Davidson, representante de las supuestas amantes de Donald Trump —Stormy Daniels y Karen McDougal– en el juicio penal que enfrenta el neoyorquino. Es, además, el primer proceso de la historia que se celebra en contra de un expresidente de los Estados Unidos. Y el 'mejor amigo' es Dylan Howard, entonces editor del National Enquirer, un tabloide estadounidense conocido por sus artículos relacionados con las celebridades.
Los fiscales del estado de Manhattan alegan que el editor mantenía al tanto al entonces abogado de Donald Trump, Michael Cohen, de información perjudicial sobre su jefe. Pero no sólo. Sotienen que Cohen pagó a Stormy Daniels para mantenerla callada y coordinó un pago a McDougal a través de la empresa matriz del National Enquirer, American Media Inc, para ayudar a las posibilidades de Trump en las elecciones. Ahora mismo el expresidente está siendo juzgado, precisamente, por la supuesta falsificación de registros comerciales e incluir los pagos a Cohen como gastos legales en documentos de la empresa.
Hay pruebas que sostienen estas acusaciones. Durante una de las primeras partes del juicio, la Fiscalía reprodujo una grabación de audio de una conversación telefónica entre Trump y Cohen de septiembre de 2016. En ella discuten el plan para mantener a McDougal en silencio. "Necesito abrir una empresa para la transferencia de toda esa información relativa a nuestro amigo David", le dice Cohen a Trump en la cinta que Cohen grabó en secreto, aparentemente refiriéndose al jefe de National Enquirer, David Pecker.
La grabación se hizo pública en 2018, pero el jurado la escuchó por primera vez el pasado jueves. En la cinta parece dejarse claro que Trump estaba al tanto de la trama de sobornos. A través de su testimonio, Michael Cohen ha pasado de ser la mano de derecha o el consigliere de Trump al testigo estrella de la acusación.
La tormenta perfecta
Stormy (tormentosa en inglés) Daniels, cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, tiene 45 años y es del estado de Luisiana. Es una personalidad muy conocida desde hace más de dos décadas en el negocio del entretenimiento para adultos, en el que ha aparecido y dirigido numerosos vídeos. Sostiene que mantuvo un encuentro sexual con Donald Trump en 2006, un año después de que se casara con su esposa Melania y una década antes de que se convirtiera en presidente.
Daniels habría recibido el pago de 130.000 dólares poco antes de las elecciones de 2016 a cambio de guardar silencio públicamente sobre el supuesto encuentro. Trump, que niega tal relación, ha dicho que el pago se hizo para detener sus "acusaciones falsas y extorsionistas". Hace poco, la actriz expresó que no cree que el expresidente deba ir a la prisión si es condenado por el caso.
Sobre aquel encuentro, dijo que se conocieron en un torneo de golf. Él le invitó a cenar en la suite del hotel, donde Trump le mostró una copia de una revista de golf con su foto en la portada. "Y yo le dije: 'Alguien debería coger esa revista y azotarte con ella'", contó Daniels al programa "60 Minutes" de la CBS en 2018. "Así que se dio la vuelta y se bajó un poco los pantalones", dijo Daniels. Llevaba ropa interior, añadió, "y simplemente le di un par de nalgadas".
Después, Trump le preguntó sobre ella y si le gustaría aparecer en su programa de televisión Celebrity Apprentice. "Me dijo: 'Vaya, tú... eres especial. Me recuerdas a mi hija'. Ya sabes, me dijo: 'Eres inteligente y guapa, y una mujer a tener en cuenta, y me gustas. Me gustas'", contó Daniels. Después dijo que se excusó un momento para ir al baño y cuando regresó Trump estaba "encaramado" en el borde de la cama.
"Me di cuenta exactamente de en qué me había metido. Y yo estaba como, 'Ugh, aquí vamos'", dijo Daniels a "60 Minutes"."Y me sentí como si tal vez ... me lo tenía merecido por tomar una mala decisión por ir sola a la habitación de alguien", expresó, aunque dejó claro que tuvieron relaciones sexuales consentidas.
Según declaraciones posteriores de Stormy, Trump le hizo llamadas telefónicas durante el año siguiente y ella se reunió con él de nuevo a petición suya en julio de 2007, en el Hotel Beverly Hills de Los Ángeles, para discutir su posible aparición en "Celebrity Apprentice". Daniels explicó que él quería tener relaciones sexuales de nuevo en el hotel, pero ella se negó. Después, aseguró que Trump le llamó un mes más tarde para decirle que no había sido capaz de conseguir su reserva en "Celebrity Apprentice".
El dinero del silencio
El 28 de octubre de 2016, días antes de las elecciones presidenciales que ganó Trump, Daniels firmó un acuerdo de confidencialidad en el que se comprometía a no hablar públicamente de su relación con él a cambio de un pago de 130.000 dólares, según los documentos presentados en un tribunal federal de Los Ángeles.
El pacto fue firmado por Keith Davidson, su abogado en ese momento, y Michael Cohen, entonces abogado personal y fijador de Trump. El documento incluía un espacio para la firma del magnate, pero nunca lo firmó. En 2018, después de que el Wall Street Journal informara sobre el pago a Daniels, Cohen declaró públicamente que le pagó usando su propio dinero y que Trump no se lo ordenó.
El abogado del expresidente testificó más tarde ante el tribunal que sí había sido el neoyoquino quien le ordenó hacer el pago. Daniels demandó a Trump y a Cohen para invalidar el acuerdo de confidencialidad. Posteriormente, los abogados de Trump reconocieron que él no había firmado el acuerdo y que no intentarían aplicarlo.
El juicio
Donald Trump se enfrenta a 34 cargos de falsificación de registros de negocios en primer grado, todos vinculados al papel del expresidente en el pago a Stormy Daniels. Pero ese pago no es el único acuerdo de este tipo que los fiscales planean destacar. Han acusado a Trump de orquestar "un plan más amplio para influir en las elecciones presidenciales de 2016, ordenando a sus aliados que compraran historias perjudiciales sobre él para mantenerlas en secreto".
Es el primero de los cuatro casos penales por lo que Donald Trump va a juicio, y podría ser el único antes de las próximas elecciones presidenciales de noviembre. El que es el nuevo candidato republicano a la presidencia ha negado todo delito. Además, ha atacado al fiscal del distrito, Alvin L. Bragg, por presentar los cargos, acusándole de "llevar a cabo una caza de brujas por motivos políticos".
La falsificación de registros comerciales en el Estado de Nueva York puede ser un delito menor. Pero puede ser elevado a delito grave si los fiscales demuestran que los registros fueron falsificados para ocultar otro delito. En este caso, hay tres posibles delitos adicionales por los que el fiscal Bragg ha acusado a Donald Trump de ocultar: una violación de la financiación de la campaña federal, un delito electoral estatal y fraude fiscal.
Los delitos de campaña, dicen los fiscales, implican los pagos de dinero por silencio a Daniels y a McDougal. Las transferencias, argumentan, fueron donaciones ilegales a la campaña de Trump. El posible fraude fiscal se deriva de la forma en que Cohen fue reembolsado por su pago a Daniels. A pesar de todo, las leyes estadounidenses no obligan al juez a encarcelal a Donald Trump. En su lugar, todo apunta a que, si se prueban los delitos, podría ser condenado a la libertad condicional.