La Semana Santa de Sevilla está considerada como una de las más representativas del mundo. Concretamente, en esta ciudad se celebra desde el siglo XVI, tiene fama universal y un carácter muy festivo. Es su mayor peculiaridad.
"En la mentalidad del norte cuesta trabajo entenderlo, pero Sevilla representa un catolicismo mediterráneo, es decir la unión entre la fiesta barroca y religiosa al celebrarse la Pasión de Cristo y en la que cualquier visitante forma parte de ella", asegura en conversación con EL ESPAÑOL, Manuel Jesús Roldán, historiador y profesor de Secundaria y de la Universitas Senioribus de la Fundación CEU San Pablo.
Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, las tallas de las hermandades sevillanas son auténticas obras de arte creadas por los mejores escultores de todas las épocas hasta la actualidad, con referentes como Martínez Montañés, Juan de Mesa, Castillo Lastrucci, Ruíz Gijón, Pedro Roldán o La Roldana.
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Esto la convierte prácticamente en un museo andante del Barroco, pero con imágenes que despiertan un gran carácter devocional no solo en esos días, sino durante todo el año. No obstante, por su peculiaridad, la Semana Santa sevillana trasciende del ámbito puramente religioso para convertirse en un hito de carácter sociocultural, turístico y económico. Su impacto alcanza los 400 millones de euros.
En estos diez días se entremezclan mitos y leyendas con la devoción, el colorido, la música, los olores a incienso y a azahar, el sabor a torrijas y el ambiente en las que se recuerda con la impronta milenaria de sus calles la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Sin embargo, estos pasajes no van por orden tal y como sucedió, según la Biblia, sino que sus salidas procesionales van por la antigüedad de las cofradías y están marcadas por distintas circunstancias históricas.
De ahí que el mismo Domingo de Ramos se pueda ver el misterio de La Borriquita, que escenifica la entrada triunfal en Jerusalén, por la tarde al Cristo ya crucificado de esta misma cofradía, mientras que el Miércoles Santo el misterio de la hermandad de Los Panaderos representa el momento en que Jesús es prendido en el Monte de los Olivos.
En total, desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección hasta 77 cofradías y agrupaciones de fieles procesionan por sus calles. 60 de ellas realizan su estación de penitencia desde sus parroquias, pasando por la carrera oficial, hasta la Catedral de Sevilla.
Fue el arzobispo Fernando Niño de Guevara a principios del siglo XVII quien puso cierto orden, estableciendo recorridos y horarios para que no se pisaran unas con otras. Pero se estabiliza como tal hoy día se conoce a partir del siglo XIX, cuando se empieza a vivir una Semana Santa "más romática y turística".
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Este boom coincide con la llegada del ferrocarril a Sevilla y con la época en las que los Montpensier se asentaron en la ciudad, a la que acabaron cediendo el Parque de María Luisa o el Palacio de San Telmo, actual sede de la Junta de Andalucía.
"El Ayuntamiento se dio cuenta de aquel carácter festivo y turístico y comenzó a colocar sillas en la carrera oficial, por ejemplo", asegura Roldán. Y así hasta nuestros días, pasando por distintas épocas históricas en las que tuvieron mayor o menor fulgor.
Las serias y las populares
Todas las cofradías que la conforman son muy distintas, aunque principalmente se diferencian por su carácter, es decir están las serias y las populares. Se trata de un asunto peliagudo porque en el segundo caso hay ciudadanos que se lo toma de manera más bien despectiva.
Se consideran cofradías serias a todas las que no llevan bandas de música, sus nazarenos van de negro con capirotes más largos, con cola y ruan, sin interactuar en ningún momento del recorrido. Tampoco hablan, ni dan estampas ni caramelos a los más pequeños, otras de las tradiciones de esta festividad.
Frente a ellas, las cofradías populares, donde la gente, el ambiente, el bullicio, en definitiva, la idiosincrasia y el barrio del que proceden forman parte de la procesión. También se caracteriza por llevar de nazarenos a niños pequeños en los primeros tramos que simboliza también a las nuevas generaciones.
Los recorridos
Todos los recorridos están medidos con precisión por el Consejo General de Hermandades y Cofradías, acordado por el Arzobispado y el Ayuntamiento, quien despliega un amplio dispositivo para que todo transcurra con normalidad.
Como acto simbólico, todas las cofradías tienen que pedir la venia en la plaza de la Campana a la autoridad eclesiástica en el palquillo que ocupan los miembros de ese Consejo para poder iniciar esta carrera hacia la citada Catedral. La primera en hacerlo es La Borriquita, ya que las cofradías que procesionan el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión no acceden hasta el citado templo.
Pero estas estaciones de penitencia no las realizan de cualquier forma y todo tiene un porqué y un significado: desde la llamada cruz de guía, seguida por centenares filas de nazarenos con cirios o cruces y ataviados con antifaces y capas de distintos colores para distinguirse cada hermandad.
Estos tramos van separados por las insignias que cuentan la historia de la corporación, los acólitos y monaguillos, los costaleros que los portan, los capataces que los guían, los pasos de cristo crucificado, de nazarenos portando la cruz o en un misterio de la Pasión, y el paso de palio bajo el que va la Virgen María en sus distintas advocaciones, acompañados por sus respectivas bandas de música.
No obstante, en cada recorrido existen cientos de rincones y momentos donde se pueden contemplar de una manera más especial. Como por ejemplo, en la plaza del Salvador, la Cuesta del Rosario, la del Bacalao, la Alfalfa o el puente de Triana, tanto a la ida como a la vuelta, la calle Feria o el Postigo.
"Ahora la Semana Santa de Sevilla está viviendo una eclosión histórica", asegura Manuel Jesús Roldán. Es decir, ahora sus calles y avenidas concentran a más gente que nunca, por lo que la paciencia es recomendable en estos días. Hace unas semanas el traslado desde el almacén de unas imágenes que acompañan al misterio de la Amargura tapados con unas sábanas reunió a centenenares de personas. "Lo ven como un preludio".
Además, Roldán cree que la Semana Santa "refleja cada época y hoy claramente es la del postureo, es decir demostrar en redes sociales que se está en ese lugar, lo que conlleva a una forma diferente de ver la también considerada semana mayor.
Los mitos y leyendas
A pesar de contar con la riqueza que da más de cinco siglos de historia, esta tradición guarda una parte más desconocida y algunos secretos y leyendas a caballo entre la ficción y la realidad, que han pasado de generación en generación.
¿Se presentó el Gran Poder en 1965 en casa el ex futbolista Araujo del Sevilla FC porque este perdió la fe tras morir su hijo? ¿Se sigue apareciendo Tomasín vestido de nazareno para hacer su estación de penitencia con Los Gitanos? ¿Se inspiró el escultor Francisco Antonio Ruiz Gijón para hacer el cristo del Cachorro en la cara de un gitano a punto de morir?
¿Aquel hombre ebrio que tiró un vaso a la Macarena a la cara y le hizo una herida acabó saliendo de penitente fuertemente atado con cadenas, descalzo y con grilletes en sus tobillos? O ¿a la Virgen de la Estrella verdaderamente la llaman La Valiente porque fue la única que llegó a la Catedral recién proclamada la República sin temerle a los atentados?
La primera y la última son las únicas contrastadas, aunque la primera a medias. Aquella leyenda sobre Gran Poder la desmintió la propia familia afectada, aunque tenía algo de verdad. Su hijo no murió, ni él perdió la fe, pero sí ofreció su taller para reguardar al cristo, que visitó el barrio de Nervión al salir en las llamadas Misiones Populares, al comenzar a llover. No fue posible por su altura, pero sí lo hizo la Virgen del Mayor Dolor, siendo a la mañana siguiente cuando ambas imágenes siguieron hacia el barrio de la Candelaria.
Leyendas aparte, ciñéndonos a la realidad, en los siguienes epígrafes desgranamos lo que se podrá contemplar cada día.
Viernes de Dolores
Las hermandades que procesionan el Viernes de Dolores son el pórtico a la semana mayor de la capital andaluza. Ese día los barrios son los verdaderos protagonistas como es el caso de Pino Montano, Bellavista, Rochelambert, el Polígono Sur o Triana.
En la tarde noche cientos de nazarenos acompañan a las hermandades de La Misión, Pino Montano, Dulce Nombre de Bellavista, Pasión y Muerte, del Cristo de la Corona, Paz y Misericordia y de Bendición y Esperanza.
La mayoría de estas cofradías se fundaron como asociaciones de fieles a finales de los años 80 y a principios de los 90, dos décadas claves en las que la ciudad se ensanchó hacia estos barrios más allá del centro histórico. Aunque sus salidas procesionales son muy recientes.
Sábado de Pasión
Las hermandades del Sábado de Pasión también proceden de varios barrios de Sevilla, que se vuelcan con sus cofradías y se afanan en transmitir la devoción por sus titulares a las nuevas generaciones. Así, cientos de vecinos de Torreblanca, uno de más humildes de la capital, llegan hasta el casco histórico acompañando a su Cautivo y la Virgen de los Dolores.
Lo mismo le ocurre a Padre Pío, la barriada que lleva el mismo nombre que su cofradía, que cruza incluso el puente de la SE-30. Ese mismo día realizan su estación de penitencia la cofradía de San Jerónimo, el Divino Perdón en el Parque Alcosa; San José Obrero, La Milagrosa en Ciudad Jardín, La Espiga, El Santo Ángel y Las Maravillas, siendo la mayoría de ellas hermandades pequeñas en cuanto al número de nazarenos.
Domingo de Ramos
Hace unos años este día era el comienzo oficial de la Semana Santa de Sevilla. La jornada arranca en el Porvenir con la hermandad de la Paz y en San Julián con la Hiniesta. Ambas salen a las 13,00 horas. Y poco después lo hacen Jesús Despojado, La Borriquita, La Cena, San Roque y ya, a partir de las 17.00 horas, La Estrella, La Amargura y El Amor.
La primera en llegar a la Campana para iniciar la carrera oficial es La Borriquita, la cofradía de los niños y que representa la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Lo hace sobre las 16.30 horas.
Lunes Santo
La jornada del Lunes Santo tiene más de un siglo de historia. Actualmente salen hasta nueve hermandades, procediendo la mayoría de parroquias del centro, excepto San Pablo, que procede de la barriada del Polígono San Pablo. De Triana sale San Gonzalo, una de las hermandades que más nazarenos lleva en su estación.
Las demás son la Redención, Santa Genoveva, Santa Marta, las Aguas, el Museo y Vera Cruz, siendo estas últimas cofradías dos de las más antiguas de Sevilla.
Martes Santo
La jornada del Martes Santo la inicia la hermandad del Cerro del Águila, es una de las que más horas procesiona, unas 15 aproximadamente, desde la barriada que lleva su nombre hasta la Catedral. La siguiente en salir es San Benito con el misterio en el que Poncio Pilatos presenta a Jesús ante el pueblo.
Poco después lo hará La Candelaria, San Esteban, cuya entrada es una de las más complicadas. Los costaleros salen de rodillas por la ojiva de la puerta de su templo. Ya, casi anocheciendo comenzarán su estación de penitencia Los Javieres, Los Estudiantes y Santa Cruz.
Miércoles Santo
En la jornada del Miércoles Santo vuelven a salir nueve cofradías a las calles de Sevilla. Las primeras serán La Sed y San Bernardo y la última El Cristo de Burgos. Sobre las 15.00 horas saldrán de sus templos El Carmen, El Buen Fin, mientras que un poco más tarde lo harán La Lanzada y El Baratillo, muy vinculada por su cercanía con la Real Maestranza de Caballería.
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Ya anocheciendo comenzarán su estación la hermandad de Los Panaderos, que representa el momento en que Jesús es prendido en el Monte de los Olivos, acompañado por la Virgen de Regla. Es curioso, que en ese caso para cada paso las túnicas de los nazarenos son de distinto color. La última en salir de su capilla será Las Siete Palabras.
Jueves Santo
El Jueves, la Madrugada del Viernes y el Viernes Santo son los días más populares en la Semana Santa. Hasta el siglo XIX eran las únicas jornadas en las que salían las procesiones, junto al Domingo de Ramos. En Sevilla, además es tradición que las mujeres visiten templos durante esas dos mañanas ataviadas con mantilla negra en señal de luto por la muerte de Cristo.
Son siete hermandades las que hace sus estaciones de penitencia en esta jornada. Las primeras en salir son Las Cigarreras, llamada así por su vinculación con la antigua fábrica de tabacos de Sevilla, y Los Negritos. Esta última se trata de la hermandad de penitencia más antigua de ese día y la integraron durante siglos los esclavos negros. De ahí su nombre.
La siguiente en salir de su templo será La Exaltación, Montesión, La Quinta Angustia, El Valle y Pasión.
Madrugada del Viernes
Esa noche es una de las más esperadas del año por los sevillanos, al igual que el amanecer. Es una noche de emociones y contrastes en las que el silencio y la algaravía y la festividad pueden concentrarse en una sola calle.
Los seis cortejos penitenciales del Silencio, el Gran Poder, la Macarena, el Calvario, la Esperanza de Triana y los Gitanos cuentan la historia de la ciudad. Todo ello en una jornada que comienza a las 00.00 de la noche en la Basílica de la Macarena y termina 14 horas después en este mismo barrio, en Triana y en la Puerta Osario.
En medio, pueden vivirse momentos únicos con el cristo del Silencio en la plaza del Salvador, el Gran Poder en el Arenal o el Calvario en la calle Zaragoza de vuelta hacia La Magdalena.
Viernes Santo
Esta jornada es la que más luto se guarda por la muerte de Cristo. Hermandades tan señeras del barrio de Triana como El Cachorro y La O, las dos en la calle Castilla, comienzan su estación de penitencia, junto a La Carretería, San Isidoro, San Buenaventura, Montserrat y La Mortaja.
Sábado Santo
En la jornada del Sábado Santo la Semana Santa de Sevilla está llegando a su tramo final antes de la Resurrección de Cristo. Ese día procesionan hasta la Catedral las hermandades El Sol, Los Servitas, La Trinidad, El Santo Entierro y La Soledad.
El Santo Entierro es también conocida como La Canina, al representar un esqueleto sentado en una bola delante de la Cruz de Cristo vacía y con un sudario de color negro y otro de color blanco, que escenifican el triunfo de la vida sobre la muerte.
También la cofradía de La Soledad es peculiar, ya que cuando se cierra su puerta simboliza el final de la Semana Santa, a pesar de que al día siguiente, el Domingo de Resurrección, haga su estación de penitencia una única hermandad, la del Resucitado hasta las 17.30 horas de la tarde.
Diez días y prácticamente en los que la ciudad ni duerme ni descansa, lo que la ha convertido en una de las festividades más universales por la que Sevilla es conocida mundialmente.