El presidente ruso Vladímir Putin, en su mensaje a la nación tras el atentado del viernes.

El presidente ruso Vladímir Putin, en su mensaje a la nación tras el atentado del viernes.

LA TRIBUNA

El error de Putin: infravalorar la obsesión del ISIS con Rusia

El atentado ha sido obra del ISIS, pues Putin no necesita un ataque de falsa bandera para afianzar su poder. Pero ha cometido un error de cálculo al no escuchar las alertas de EEUU.

24 marzo, 2024 02:02

A pesar de que el líder ruso Vladímir Putin comparte con el ISIS su retórica antioccidental, el ataque del viernes noche en las afueras de Moscú, el más letal en décadas en Rusia, pone en evidencia que ningún país está a salvo del terrorismo radical islámico y que éste sigue estando operativo y dispuesto a matar.

La arrogancia de Putin al no tomar en serio las alertas de los servicios secretos estadounidenses lo devuelve al punto de partida de su llegada al poder hace 20 años, cuando prometió que perseguiría a los terroristas hasta en el retrete. El atentado en la sala Crocus City Hall también ha disparado las teorías conspirativas sobre su autoría.

En su lógica de ruptura con Occidente y de proseguir su guerra en Ucrania, Putin ha hecho caso omiso a las advertencias de Washington, que eran muy creíbles, al mismo tiempo que la invasión parece estar consumiendo los esfuerzos de la inteligencia rusa, ocupada más en controlar a su población internamente y a los activistas pro-Navalny, que a protegerse del terrorismo salafista y yihadista.

Imagen difundida por Amaq News Agency,  portavoz de la propaganda del grupo terrorista Estado Islámico.

Imagen difundida por Amaq News Agency, portavoz de la propaganda del grupo terrorista Estado Islámico. Reuters

Las embajadas estadounidense, británica y alemana en Moscú emitieron el 7 de marzo alertas que indicaban que los extremistas tenían "planes inminentes de atentar contra grandes concentraciones en Moscú, incluidos conciertos", a lo que Putin respondió el 19 de marzo que esas declaraciones eran una "provocación por parte de una serie de estructuras occidentales", y un "chantaje descarado" emitido con "la intención de intimidar y desestabilizar a nuestra sociedad".

Aunque desde Ucrania han acusado a Putin de estar detrás de este atentado, que con 133 muertos y más de un centenar de heridos es el mayor en la historia de Rusia en los últimos 20 años, lo cierto es que el presidente ruso, que hace apenas una semana ganó un plebiscito que lo mantendrá en el poder hasta su muerte, no tenía necesidad de este golpe de efecto.

La leyenda negra de Putin en su ascenso al poder desde el FSB, el servicio secreto, se basa en una serie de atentados de falsa bandera, como el de 1999 contra bloques de apartamentos en Rusia, y otros perpetrados por terroristas chechenos en los siguientes años, en los que a Putin no le tembló la mano a la hora de acabar con los terroristas y al mismo tiempo con centenares de civiles rusos inocentes, como en el caso del Teatro Dubrovka de Moscú, con 172 muertos, la mayoría de ellos civiles, o los rehenes de la escuela de Beslán, en 2004, que se saltó con 334 muertos, niños en su mayoría.

Sin embargo, en esta ocasión ha sido el Estado Islámico-Jorasán, conocido por sus siglas en inglés como ISIS-K, el grupo que ha reivindicado el atentado del viernes en Moscú.

Se trata de una facción del ISIS en Afganistán, cuyos miembros activos en Rusia habían sido detectados por los servicios secretos estadounidenses desde noviembre.

Según ha declarado un funcionario al New York Times, el ISIS-K ha estado obsesionado con Rusia durante los dos últimos años y ha criticado a Putin en su propaganda, por "tener sangre musulmana en sus manos", en referencia a las intervenciones militares de Moscú en Afganistán, Chechenia y Siria, y su alianza con los talibanes, enemigos del ISIS.

"En enero, el ISIS lanzó una nueva campaña contra los infieles bajo el lema 'Mátalos dondequiera que los encuentres'"

Es el mismo grupo que perpetró un atentado en Irán el 4 de enero con un centenar de muertos. Y el 28 de enero en una iglesia católica en Estambul, donde murió un feligrés turco, en el tranquilo barrio de Büyükdere, en Sariyer, apenas a varios centenares de metros de la residencia del embajador de España en la ciudad. Según el servicio secreto turco, el MIT, los terroristas eran un tayiko y un ruso.

En estos tres atentados los perpetradores tenían nacionalidades centroasiáticas y en concreto tayika. Irán advirtió en enero de que el ISIS-K ha estado detrás de muchos complots frustrados en los últimos cinco años, con detenciones de sospechosos iraníes y afganos, una filial diferente a la del ISIS en Irak y Siria, autores de numerosos atentados en Europa desde 2014 y hasta su práctica extinción antes de la pandemia.

Sin embargo, en los últimos años se han detectado numerosos complots del ISIS en suelo europeo que han sido frustrados. Y en los últimos meses se han disparado de nuevo las alarmas, lo que indica que el yihadismo radical islámico sigue siendo un riesgo real en numerosos países, como explica el analista Aaron Y. Zelin en un reciente estudio.

[Todo lo que sabemos (y lo que no) del 'Bataclan ruso': ¿Cuántos terroristas eran? ¿Han logrado escapar?]

Turquía, que considera a los Estados centroasiáticos como "hermanos", está en el cruce de estas dos facciones del ISIS.

Por un lado, ha acogido a miles de ciudadanos centroasiáticos en los últimos años, algunos de los cuales han atacado objetivos civiles en suelo turco. Por otro, y a pesar de haber apoyado a la oposición al régimen sirio de Bashar al-Assad, el país euroasiático es objetivo también de los reductos del ISIS en el norte de Siria. En el último año, militares estadounidenses y turcos han matado a tres diferentes líderes de esa facción en suelo sirio.

En enero, el ISIS lanzó una nueva campaña contra los infieles bajo el lema "Mátalos dondequiera que los encuentres", que parece estar en línea con los atentados de Irán, Estambul y el del viernes en Moscú. Esta nueva serie de ataques está dirigida específicamente contra judíos, "cruzados" y sus supuestos aliados, en respuesta a los ataques israelíes en Gaza de los últimos meses.

"Se puede descartar que los ucranianos estén involucrados, ya que han evitado objetivos civiles desde la invasión rusa iniciada hace dos años."

Este mismo viernes, Rusia y China vetaron una resolución de la ONU promovida por Estados Unidos para un alto el fuego inmediato en la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás, en Gaza, con el fin de proteger a los civiles (30.000 muertos) y permitir el suministro de ayuda a más de dos millones de palestinos hambrientos. Pero nunca hay que olvidar que los terroristas islámicos actúan más por emocionalidad y oportunidad que por relación causa-efecto.

En su comunicado, el ISIS asegura que los atacantes de Moscú eran "Soldados del Califato ruso", término pseudogeográfico que el grupo nunca antes ha aplicado en sus declaraciones.

Los analistas dan por hecho que el atentado ha sido perpetrado por el ISIS, ya que Putin no necesita un ataque de falsa bandera para afianzar su poder. Pero sí ha cometido un error de cálculo al no escuchar las alertas de Washington.

"Putin tiene poco que ganar con esto. Acaba de premiarse a sí mismo con un plebiscito a su favor, y no necesita excusas para hacer lo que quiera. Pero sean quienes sean los autores, el castigo del zar será ejemplar. La gente tiene miedo y Putin va a demostrar que sigue siendo su campeón", ha publicado el analista de inteligencia Mark Galeotti.

El atentado tiene todas las características del yihadismo, como el de la sala Bataclán de París en 2015. Se puede descartar que los ucranianos estén involucrados, ya que estos han evitado objetivos civiles desde la invasión rusa iniciada hace dos años.

[¿Por qué ISIS ataca Rusia? Desde sus nexos con los talibanes a la presencia del Grupo Wagner en África]

Algunos miembros del equipo del fallecido líder opositor ruso Alekséi Navalny creen que no se puede descartar un atentado de falsa bandera, mientras que miembros del régimen ruso intentan señalar a ucranianos. Pero la opción del ISIS, que además ha reclamado la autoría, es la más plausible.

De hecho, tanto Rusia como otras repúblicas exsoviéticas han implantado un laicismo brutal contra cualquier atisbo de islamismo en sus territorios. Recordemos que Tayikistán vivió una cruenta guerra civil que finalizó en 1997 con 100.000 muertos, y más recientemente, en 2015, el único partido islámico que existía en Asia Central, el Partido del Renacimiento Islámico de Tayikistán (PRIT), fue prohibido.

Al mismo tiempo, Putin ha aplicado mano dura contra los inmigrantes musulmanes procedentes de esas repúblicas, con especiales barreras a los tayikos, a los que ha enviado al frente o deportado. En Moscú, con unos cuatro millones de musulmanes, muchos de ellos sin pasaportes, hay sólo cuatro mezquitas.

A diferencia de otras situaciones de crisis, Putin ha tardado menos de 24 horas en aparecer en una alocución televisiva para condenar el "bárbaro" atentado y clamar venganza contra los autores, que "recibirán su inevitable castigo". El líder ruso mencionó que los terroristas intentaron huir a través de la frontera ucraniana, lo que puede indicar que acusará a Kiev del atentado para justificar y reforzar su invasión de Ucrania.

El domingo ha sido declarado día de luto nacional.

*** Marga Zambrana es periodista, corresponsal en China desde 2003 y en Oriente Medio desde 2013.

Nuria Espert, Pablo Iglesias, Kate Middleton y Carles Puigdemont.

Puigdemont de subidón, Nuria la grande, tabernero Iglesias y el drama de Kate

Anterior
Crítica: 'La peor persona del mundo' o la insoportable levedad de ser milenial

Por qué los jóvenes son cada vez más infelices

Siguiente