La cocción de la reforma del delito de sedición ha sido lenta. Pero, como prometió Pedro Sánchez al independentismo catalán, definitiva. Porque la sedición está muy cerca de ser historia de España. Y no es, precisamente, una señal de civilización o salud democrática. Es cierto que el proceso para reciclar la sedición en su versión light, en un delito de desórdenes públicos agravados, tiene que atravesar el camino del Congreso y superar la fase de las enmiendas. Pero será una sorpresa que no salga adelante.
Durante años, María Peral ha seguido de cerca el juicio del procés y el destino de los perpetradores del mayor ataque contra la democracia española desde 1981. La responsable de Tribunales en EL ESPAÑOL y adjunta a la dirección conoce de primera mano sus casos, y participa en este podcast en calidad de invitada. Peral da una respuesta minuciosa a cada pregunta.
¿Qué hay detrás de la eliminación del delito de sedición? ¿Cómo afectará a los fugados, como Carles Puigdemont, que no pasaron por los tribunales? ¿Qué piensan los magistrados sobre el uso de la justicia como pieza de cambalache?
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