El comunicado de las 39 jugadoras de la Selección femenina de fútbol exigiendo más despidos en la Federación, emitido este viernes, ha sembrado un clima de incertidumbre en el fútbol español. Porque a seis días del debut de España en la Nations League, no está claro si las firmantes aceptarán ser convocables para los partidos contra Suecia y Suiza.
Ya resulta cuestionable el manejo de los tiempos, habiendo llevado hasta el filo de la fecha límite su reunión para sopesar si continuar o abandonar la Selección. Lo que ha hecho que Montse Tomé no haya podido celebrar su rueda de prensa para dar a conocer la lista para el partido del próximo viernes. No es de recibo que a un par de días de iniciar la concentración España aún no tenga definido su equipo.
Pero, además, las futbolistas han acabado abriendo un debate sobre si la revuelta liderada por Alexia Putellas no estará pecando de un exceso de intransigencia y precipitación. Y si no se estará dejando utilizar por actores que, aprovechando una reclamación justa, están intentando imponer sus planteamientos radicales.
Porque las deportistas no se han limitado a exigir más cambios en el organigrama del fútbol femenino para borrar la huella de Luis Rubiales. Han elaborado una lista negra (en la que figura también la nueva seleccionadora) que ha puesto en la diana a altos cargos y a departamentos técnicos y de gestión, extendiendo sus demandas de reestructuración incluso al área de comunicación y marketing. Y sin explicar públicamente los motivos detallados ni dar nombres concretos.
Como ha relatado este periódico, las nuevas imposiciones están provocando inquietud en instituciones, federaciones y clubes por la posibilidad de que pueda llegar a producirse un efecto contagio, con más deportistas queriendo forzar un diseño a su gusto de los equipos técnicos y directivos.
Esa intromisión de los deportistas en el área gestora, y la consiguiente violación de la separación de poderes entre dirigentes y jugadores, es la que ha cuestionado Athenea del Castillo, la única de las campeonas del mundo que no firmó el comunicado. Ha fundamentado su rechazo a suscribirlo en que "las jugadoras no podemos ejecutar estos cambios que estamos pidiendo porque no somos las designadas para ello".
La otra razón que ha aportado es que, frente a las 39 que han afirmado que "los cambios que se han producido no son suficientes para que las jugadoras se sientan en un lugar seguro donde se respete a las mujeres", para la jugadora del Real Madrid "una parte importante de las demandas han sido satisfechas". Una apreciación que comparten muchos aficionados y actores del fútbol, que consideran suficiente la dimisión del presidente de la RFEF y la destitución del seleccionador.
Habiendo caído ya Rubiales y Jorge Vilda (y estando la Federación a las puertas de un proceso electoral para renovar la Asamblea General y la presidencia), no se entiende bien que las futbolistas no se muestren satisfechas. Y es que, al fin y al cabo, en prácticamente ningún trabajo se puede encontrar a alguien que esté plenamente contento con la totalidad de su entorno laboral.
Más sentido de la responsabilidad ha mostrado Del Castillo, que habiendo condenado categóricamente el deplorable episodio sufrido por Jenni Hermoso ha optado, en cambio, por concederle el beneficio de la duda al nuevo equipo. Y por no poner en riesgo la clasificación de la Selección para los próximos Juegos Olímpicos de París, que se dirime en esta UEFA Nations League.
Las campeonas del mundo tienen que estar a la altura de su logro, y no dejar que la inflexibilidad trunque una trayectoria deportiva virtuosa. La Selección femenina no debería correr el riesgo de que una actitud demasiado impositiva y ambiciosa empañe la gesta de su victoria histórica en el último Mundial.