Este jueves se ha consagrado el primer gran pacto entre PSOE y Ciudadanos. Ambos partidos han firmado un documento en el que se comprometen a defender desde Castilla-La Mancha tanto la "unidad de España" como la "aplicación del artículo 155" para "hacer frente al separatismo" si la Generalitat de Torra desobedece el orden constitucional.
Lo llamativo de este pacto es que García-Page, que venció con mayoría absoluta el pasado 26 de mayo, se compromete a renunciar a cualquier entendimiento con Podemos a lo largo y ancho de la región. También habrá gobiernos mixtos de PSOE y Cs en Ciudad Real, Guadalajara y Albacete bajo la fórmula de que cada formación rija las alcaldías durante dos años. Con esta entente se apuesta por gobiernos de centro y moderación.
Sintonía
No es ocioso que ambas formaciones rubriquen en un documento su compromiso con la unidad de España, por cuanto se visualiza que hay un PSOE comprometido con el actual modelo territorial frente al federalismo militante que tanto ha avanzado de la mano del PSC.
Además, el entendimiento y la sintonía demostrada en Castilla-La Mancha entre un barón como Page y Rivera allana el camino a un posible gobierno del mismo corte en Aragón, aunque aquí sería necesario el apoyo de los regionalistas del PAR.
Voluntad
La vía Page supone por otra parte un contrapunto al Gobierno de Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, donde los populistas y los nacionalistas de izquierda de Compromís han sostenido su reelección a costa de no pocas concesiones.
La importancia de este Abrazo de Toledo demuestra que los socialistas pueden volver a pactar con Ciudadanos después de la consigna del "con Rivera, no" coreada por los militantes a las puertas de Ferraz, y tras la reiterada negativa del líder de Cs a tender la mano a Sánchez. O sea, es posible reeditar el Pacto del Abrazo, con la salvedad de que ahora sí dan los números. Sólo hace falta voluntad y sentido de Estado.