Los andaluces acuden a las urnas este domingo después de una campaña en la que era inevitable dar proyección nacional a los comicios. La proximidad en el horizonte de unas elecciones generales les confieren carácter de primera vuelta.
Pero Andalucía, la región más poblada de España, tiene sus especificidades y unos retos inaplazables. La comunidad sufre una tasa de paro cercana al 23%, arrastra desde hace tiempo la losa de una baja calidad educativa, y el clientelismo y la corrupción se han instalado en una Administración que no conoce la alternancia política.
Los extremos
Las recetas para cambiar el rumbo no son las que propone Vox, una formación extremista que aboga incluso por la desaparición del sistema autonómico, y a la que los sondeos privados otorgan en la recta final hasta siete escaños. Las soluciones tampoco pueden llegar de Adelante Andalucía, partido radical que defiende un andalucismo que reúne los peores tics del independentismo y del populismo.
Va de suyo que el Partido Popular está en un proceso de renovación; también en Andalucía, donde hasta sus candidatos son los que impuso Rajoy. Por eso Ciudadanos es seguramente el partido que mejor representa la regeneración en esta comunidad. Hay quien le reprocha haber sostenido al último Ejecutivo de Susana Díaz, pero su pacto con los socialistas no fue un cheque en blanco.
Regeneración
Los avances logrados en materia de fiscalidad y regeneración democrática -obligando a Chaves y Griñán a salir de la política- se deben a la presión del partido de Rivera y Marín. Ahora bien, los progresos distan de ser suficientes: Andalucía no termina de despegar.
Los andaluces necesitan un vuelco político que permita extirpar los males enquistados en casi cuatro décadas de monopolio socialista. Aunque ninguna encuesta refleje esa posibilidad, estamos convencidos de que una mayoría de PP y Cs es ahora la mejor opción para Andalucía.