El mismito día en que Pedro Sánchez donaba sangre y nos lo enseñaba en un corto con un plano-secuencia memorable, Iglesias pasteleaba con Urkullu los Presupuestos. Es la imagen más clara de lo que es España, de lo que va quedando de España. Uno pinchándose y el otro mendigando unas cuentas disparatadas, así, con esa normalidad de quien sabe que un día más tocando pelo es una victoria. Claro que en esto del premier alfa y el subsecretario plenipotenciario hay algo perverso por el que la Constitución se va erosionando.
Cualquier concesión al PNV siempre es una hemorragia para un señor de Murcia y de Puertollano, pero más lo es cuando quien concede es Iglesias, que en el momento en el que puso el sello podemita en el acuerdo presupuestario con el Gobierno ya tiene patente de corso para viajar por la pluriEspaña. Ya tiene la bula para despachar con Junqueras y con su colega el Brujo de Lledoners, y para hacer lo que nunca creyó este asaltacielos vestido por Alcampo.
Dicen que en esa poca vergüenza torera que le queda al PSOE hay cierto enfadillo por el papel que se ha asumido Iglesias; acaso por ello arguyen que "Iglesias habla como Iglesias" por los cuarteles de invierno y desde las cárceles separatistas. Lo que pasa es que Iglesias seguirá con sus reuniones y con sus gorilas públicos, que la paternidad lo ha vuelto conversador con quien menos debería. A alguien de izquierdas se le tenían que caer los anillos después de reunirse con un peneuvista, pero creer en la izquierda de Podemos es un imposible demostrable con lecturas serias y canas en salva sea la parte.
Lo nunca visto en eso que llaman las democracias occidentales se nos ha vuelto normal en España. Una ONG/Govern paralelo se va a presentar en la Generalitat con el objeto de que los golpistas prófugos estén arropados y participen en Cataluña vía telemática: así estén entre vacas frisonas o en Waterloo. Está España hoy como para organizar unas olimpiadas, aunque el sol sigue saliendo para todos entre nuestros lodos y nuestros muertos.
Noviembre llegará cansado. El tuiter del presidente nos relatará un presente de albricias y demás. Entretanto Iglesias, fontanero a la luz del día, continuará con su agenda. Ahora que sí que lo reciben y que el invierno, a los de fuera de la Moncloa, se nos hará "molto longo", que diría Juanito.