Queen Bee está considerado como el primer dron moderno y fue utilizado para prácticas de tiro en la Inglaterra de 1935, aunque ideas similares se venían estudiando desde mediados del siglo XVIII. Desde entonces, la tecnología no ha parado de evolucionar, y ha sido en la última década cuando estos vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) han conquistado los cielos para revolucionar distintos sectores industriales y científicos. Su empleo en tareas de reconocimiento y ataque en los conflictos modernos es el mejor ejemplo, pero sus posibilidades también han llegado en España a los sectores de la logística, la extinción de incendios, la agricultura o la reforestación de bosques.
Desde hace unos años, los drones también se han convertido en herramientas indispensables para el control y vigilancia de especies protegidas o en peligro de extinción. DJI, uno de los indiscutibles líderes del sector, acaba de compartir el caso de Alexander Braczkowski, prestigioso biólogo de grandes felinos desde hace 15 años y cineasta desde hace 8, que ha utilizado varios de sus productos para monitorizar y filmar en acción a las manadas de leones que habitan el Parque Nacional de la Reina Isabel, al oeste de Uganda.
Allí se encuentran los conocidos como leones trepadores de árboles, que aprovechan las grandes higueras sicomoros para protegerse del calor y para conseguir lugares elevados de observación. Las características del terreno y la densa y espinosa vegetación, con matorrales de acacia que también sirven de refugio a los grandes felinos, dificultan su seguimiento, clave para recopilar datos sobre su salud y su comportamiento.
Para superar esas dificultades, el equipo liderado por Braczkowski ha utilizado el dron Matrice 300 y la cámara de última generación Zenmuse H30T de DJI, además de collares con rastreo GPS. Eso le ha permitido obtener imágenes espectaculares de los leones, tanto de día como de noche, además de contribuir decisivamente al estudio de la especie y su protección frente a amenazas como la de los cazadores furtivos.
Este equipo proporciona un aumento de cuatro veces la resolución de su predecesora, la H20T, lo que permite obtener imágenes con mucho más detalle y precisión, especialmente durante las operaciones nocturnas gracias a su cámara térmica infrarroja. "Ahora podemos ver los detalles de las arrugas de las orejas de un elefante o la textura de su piel por la noche, lo que ha sido un cambio radical para nuestro trabajo", sostiene Braczkowski en un comunicado de prensa.
Cómo se usan los drones
El Parque Nacional de la Reina Isabel es el más visitado de Uganda y cubre una enorme extensión de 1.978 kilómetros cuadrados. En 2006 fue declarado como zona de conservación de leones por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). A pesar de eso y de todo tipo de iniciativas públicas y privadas, la población de leones se ha reducido de más de 140 a menos de 80 en los últimos años.
Además de los ocasionales cazadores furtivos, la especie está envuelta en un constante conflicto con las comunidades ganaderas de la región, que sufren pérdidas por el instinto depredador de los leones. A pesar del uso de todo tipo de inventos para proteger al ganado, como el de un adolescente que funciona usando únicamente energía solar para ahuyentar a los grandes felinos, los incidentes se siguen produciendo y se necesita una monitorización constante de las manadas.
"Tenemos equipos que buscan leones todos los días, los identifican mediante patrones fotográficos de manchas de bigotes y miden las distancias recorridas para obtener recuentos precisos", explica Braczkowski. "Sin embargo, el enfoque terrestre es casi imposible en algunos terrenos, por lo que recurrimos a la fotografía aérea".
Ahí es donde entran en juego los drones de DJI, que con sus especificaciones cada vez más avanzadas permiten al biólogo y a su equipo seguir a los leones desde las alturas, para estudiar con todo detalle sus movimientos y patrones de caza. "El potencial de la tecnología de los drones no se limita a la fotografía y el cine documental", señala Braczkowski. En estos parques nacionales no hay vallas que limiten el movimiento de los animales salvajes, por lo que "esta tecnología es crucial para detectar actividades ilegales, garantizar la seguridad y la preservación de la fauna".
La última sorpresa gracias a esta tecnología llegó a principios de este año, cuando el equipo registró a una coalición de leones macho nadando más de 1 kilómetro a través del canal Kazinga, rodeados de cocodrilos de más de 5 metros y enormes hipopótamos, en este mismo rincón de Uganda.
Este insólito comportamiento, que hasta la fecha sólo se había registrado con distancias de entre 10 y 100 metros, puede deberse a "la escasez de leonas en este ecosistema, las luchas por el territorio con otras coaliciones de machos o que la única otra conexión terrestre que da acceso a los leones a la península es un pequeño puente de carretera con una fuerte presencia humana", según cuenta el biólogo en un artículo científico publicado en Ecology and Evolution.
"Sin drones, capturar tales imágenes no habría sido posible", asegura Braczkowski, y las imágenes dan buena cuenta de ello. El material, captado con un dron Matrice 300 y una cámara Zenmuse H20T, muestra los tres intentos que necesitaron los hermanos Jacob y Tibu para cruzar el Kazinga. En el segundo de ellos, la cámara pudo captar gracias a su sensor térmico el calor de un cocodrilo o un hipopótamo que los acechaba en el agua, lo que obligó a los leones a volver a la orilla. Esperaron allí una hora hasta que comprobaron que tenían vía libre, y terminaron nadando hasta sortear el obstáculo natural y aparecer sanos y salvos en la otra orilla.
Tras esta grabación, crucial para la elaboración del estudio financiado por la Universidad de Griffith en Australia y la Universidad del Norte de Arizona, Braczkowski y su equipo quisieron dar un paso más en cuanto capacidades de visión térmica y nocturna, algo que mejora notablemente con la cámara Zenmuse H30T.
Drones y cámaras
Braczkowski empezó utilizando los pequeños drones Mavic de DJI, pero ha ido aumentando sus capacidades y actualizando su equipamiento para conseguir mejores imágenes y posibilidades de seguimiento. El gran protagonista de sus últimos avances es el DJI Matrice 300, uno de los buques insignia de la gama empresarial de la marca y que recoge la última tecnología disponible en el mercado.
Dispone de hasta 55 minutos de autonomía con una elevada dosis de inteligencia artificial como base y una gran cantidad de complementos y accesorios creados tanto por la propia DJI como por terceros. Eso le otorga una gran versatilidad, ya que se usa, por ejemplo, para evitar catástrofes y explosiones diferenciando hasta 9 elementos a la vez, pero también en labores agrícolas, detectando plagas con una precisión del 97%.
En cuanto a la cámara, multisensor Zenmuse H30T, supone todo un cambio de paradigma. Está diseñada para operar en todo tipo de condiciones, gracias a su protección ambiental IP54 y a su resistencia a temperaturas de -20º a 50º C. La gran mejora con respecto a la anterior generación es su resolución, con un tamaño máximo de fotografía de 7328 × 5496 píxeles, además de grabación diurna en 4K a 30 fps, grabación nocturna en FullHD y térmica en 1280 × 1024 píxeles.
La Zenmuse H30T ofrece una visión más potente y clara gracias a su zoom óptico de 34x y digital de 400x, además de una mejor estabilización en fotografías y un telémetro láser con un alcance de 3.000 metros. La visión nocturna también ha sido mejorada para ofrecer imágenes en color, en blanco y negro o con iluminación NIR (las manchas de calor de los sensores térmicos), fundamentales a la hora de detectar a los leones en plena oscuridad.