La tecnología está revolucionando la moda. Complementos como los anillos, relojes o collares ahora sirven para algo más que adornar o dar la hora, pueden recabar todo tipo de datos de la salud y actividad diaria de las personas, incluso ayudarlas a conciliar el sueño. En España es difícil no ver por la calle a alguien llevando un Apple Watch o los relojes y pulseras de marcas como Samsung y Xiaomi. Pero hay quien cree que las joyas podrían rivalizar con esos accesorios desde las orejas o el cuello.
"Con el tiempo, quiero desarrollar un juego de joyas para controlar la salud", dice Qiuyue (Shirley) Xue, coautora de este proyecto de la Universidad de Washington, junto a Yujia (Nancy) Liu. Han diseñado unos pendientes capaces de medir la temperatura corporal durante todo el día y de forma más precisa que un reloj inteligente.
A los pendientes podría seguirles algún collar con el que medir la frecuencia cardiaca. Los planes de Xue no se limitan a controlar la fiebre de pacientes, sino que ya trabaja para vigilar los signos del estrés, la actividad física o la menstruación, desafiando el liderazgo de los smartwatches en este mercado de wearables. Incluso sus joyas podrían integrar energía solar, sin renunciar al diseño.
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En los últimos años, se han creado toda clase de sensores en parches o chips para vigilar la salud de pacientes a lo largo de días y de forma cómoda. Los wearables están adoptando estas tecnologías para ser de ayuda a los diabéticos, por ejemplo. Desde la pandemia por Covid, algunas marcas también han incluido un sensor de temperatura y, al mismo tiempo, la monitorización de la frecuencia cardiaca ha salvado vidas. Llevar esto a un diminuto pendiente es una apuesta nueva y arriesgada.
Un pendiente inteligente
Este accesorio se sujeta al lóbulo de la oreja con un clip magnético donde se encuentra un sensor de temperatura. Por detrás, cuelga a una pulgada de distancia, es decir, a menos de tres centímetros, un segundo sensor que se encarga de analizar la temperatura ambiente para contrastar la información con el primer elemento. Además, el dispositivo integra un chip Bluetooth, una batería y una antena.
El principal reto al que se enfrentó el equipo fue encontrar un equilibrio entre la autonomía y la ligereza del dispositivo. Querían diseñar un pendiente lo suficientemente pequeño para resultar cómodo y discreto, pero también robusto y que no necesitará cargarse cada día. Para conseguirlo optaron por un sistema de conexión por Bluetooth diferente al usado por los relojes.
Es lo que se conoce como una baliza informativa que usa Bluetooth LE (Low Energy). Estos dispositivos detectan la señal bluetooth LE de un teléfono móvil cercano a ellos y se comunican con el móvil, enviando un mensaje, sin que el propietario del móvil intervenga en la conexión. Se puede usar en tiendas para mandar publicidad a los usuarios que pasan cerca o Marketing por Proximidad.
En este caso, el pendiente se conecta con el teléfono, manda la información sobre la temperatura del usuario e inmediatamente después entra en modo suspensión para ahorrar energía. Así han conseguido hasta 28 días de autonomía, mucho más que la mayoría de relojes y pulseras inteligentes del mercado.
Aparte de la autonomía y funcionalidad, a estos investigadores no se les escapa que el principal objetivo de las joyas es servir de adorno a su portador. El pendiente se puede personalizar con diseños hechos de resina como una flor o con una piedra preciosa, sin afectar negativamente a su precisión.
Datos más precisos
"Descubrimos que sentir la temperatura de la piel en el lóbulo, en lugar de en la mano o la muñeca, era mucho más preciso", afirma Qiuyue Xue, estudiante de doctorado de la Universidad de Washington en el Paul G. Escuela Allen de Ingeniería y Ciencias de la Computación.
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El seguimiento a largo plazo y continuado de la fiebre ayuda a perfeccionar la detección de la misma y lo que indica como síntoma ante un problema de salud. A menudo, se usa para controlar la eficacia de tratamientos con antibióticos para eliminar infecciones, por ejemplo, pero puede variar a lo largo del día. En cinco pacientes con fiebre, la temperatura media del lóbulo de la oreja aumentó 5,92 grados Celsius en comparación con las temperaturas de 20 pacientes sanos, lo que demuestra el potencial del pendiente como sistema de control constante.
Sin fiebre, la temperatura corporal general de una persona no suele variar mucho a lo largo del día. Sin embargo, en el lóbulo de la oreja este dato biológico sí sufre fluctuaciones significativas. En pequeñas pruebas de concepto, el pendiente marcó cambios de temperatura relacionados con la alimentación, el ejercicio o el estrés.
En el control del periodo menstrual, el pendiente también ha demostrado ser más preciso que algunos relojes. Colocado en seis usuarias en reposo, el pendiente detectó una variación de la temperatura de 0,32 grados de media, lo que se sitúa dentro del rango de 0,28 y 0,56 grados estimado para detectar la ovulación y hacer seguimiento de la menstruación. Por su parte, un reloj inteligente marcó una variación de 0,72 grados.
En esta fase de investigación, el equipo se centró en estudiar los posibles casos de uso para su dispositivo. Ahora se encuentra recabando más datos para entrenar sus modelos y poder lanzar al público el invento. En futuras versiones, Xue está trabajando para integrar la monitorización de la frecuencia cardíaca y la actividad física. También quiere plantear una versión alimentada con energía solar o cinética procedente del balanceo del pendiente.