La industria de la construcción tiene una asignatura pendiente: reducir drásticamente su impacto en el medioambiente. Entre los principales contribuyentes al cambio climático se encuentra el cemento, del que se fabrican anualmente más de 30.000 millones de toneladas. Si fuera un país, estaría en tercer lugar entre los que más dióxido de carbono producen, sólo por detrás de China y EEUU. Por eso, técnicos y científicos de todo el mundo, España incluida, están buscando nuevas soluciones, utilizando ingredientes tan sorprendentes como los posos del café no sólo para contaminar menos, sino también para mejorar las propiedades de los materiales.
Es lo que proponen los responsables de Miami Echo, empresa fabricante de materiales de construcción con sede en Florida, que apuesta por recuperar los residuos de neumáticos usados para elaborar ladrillos con los que construir muros y cubiertas reduciendo el impacto medioambiental.
Todo empezó hace más de una década, cuando Richard Spreen, fundador de Miami Echo, leyó una noticia sobre Osborne Reef, un antiguo proyecto de arrecife artificial construido con más de 2 millones de neumáticos usados en la costa de Miami. La iniciativa era muy prometedora, pero tuvo un final calamitoso: al romperse y descomponerse, las ruedas liberaron sustancias tóxicas y contaminaron una amplia zona del océano.
La mayoría de aquellos neumáticos viejos han sido retirados, pero aún quedan 500.000 en el fondo marino. Spreen se propuso recuperarlos y reciclarlos a través de un método patentado, una planta de fabricación y varios experimentos para comprobar las propiedades de los ladrillos resultantes. "Cada mañana te levantas con algo delante que es imposible", afirma Spreen en declaraciones recogidas por The Cool Down. "Es emocionante cada día, porque estamos construyendo algo que nunca se ha construido antes".
Un ladrillo muy especial
La clave definitiva, según explica Spreen en la página web de la empresa, fue un proyecto de nueve manzanas en el centro de Miami. Su empresa había sido contratada para participar en la construcción y el cliente solicitaba más zonas ajardinadas en las azoteas. El objetivo, además de fomentar la construcción ecológica, era obtener la certificación internacional LEED (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental, por sus siglas en inglés), que identifica un edificio como sostenible.
Para conseguir la certificación, era necesario utilizar materiales reciclados y, ¿qué mejor que unos neumáticos usados que estaban contaminando el océano? En lugar de tierra con bombas de riego y tuberías, Spreen se propuso usar las ruedas trituradas como base para estas terrazas verdes.
Así se embarcó en una aventura de varios años, en los que ha desarrollado distintos productos. Su punto en común es la materia prima, que se obtiene triturando los neumáticos y mezclando el resultado con un cemento muy especial, elaborado a partir de humo de sílice, subproducto de la producción de silicio, y escoria de los altos hornos en los que se fabrica el acero.
Así nacieron dos tipos de ladrillos: Echo Flow, muy resistente pero poroso, que permite que el agua fluya libremente, y Echo Block, diseñado para sustituir en un futuro a los bloques de mampostería y hormigón. Catalogados como de clase A por su resistencia al fuego, ambos son resistentes a la humedad, al moho y a los insectos, y cuentan con un 87% de contenido reciclado certificado.
Terrazas y cubiertas
Estos bloques son el punto de partida del resto de sistemas e inventos patentados por Spreen. Una de las más celebradas es Echo Terrace: dispone de una capa superior de ladrillos permeables y una capa inferior de los que no son, ya que están cubiertos con una barrera sólida que impide el paso del agua.
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En caso de lluvia o si el riego sobrepasa las zonas ajardinadas, la pendiente de los Echo Blocks guía el agua sobrante hacia los desagües. Al mismo tiempo, la contrapendiente de los Echo Flow garantiza que la superficie de la cubierta esté bien nivelada. Esas características permiten diseños de azoteas totalmente únicos, visibles en proyectos como NEXO Residences, Villa Victoria o Villa Acquilina Amenity Complex.
La posibilidad de dejar pasar el agua y mantener seca la superficie no es la única ventaja de Echo Terrace. Esta solución facilita el tratamiento de las aguas pluviales por parte de los sistemas de drenaje y permite colocar distintos materiales como superficie visible, ya sea césped artificial, baldosas de todo tipo o incluso madera.
Según los experimentos llevados a cabo por el equipo de Miami Echo en laboratorio, en lugar de debilitarse con el tiempo, el material se hace un 30% más resistente al compactarse, e incluso se podría utilizar para construir refugios resistentes a ciclones y otros fenómenos meteorológicos extremos. Además, al final de su vida útil los ladrillos Echo pueden ser triturados para fabricar otros nuevos, contribuyendo decisivamente a la economía circular.
El objetivo último de Spreen es poder utilizar estos ladrillos para construir las llamadas Echo Homes, con un 93% de contenido reciclado certificado y construidas de manera mucho más rápida que con otros materiales. Para demostrarlo, los técnicos de la empresa construyeron los cuatro muros y el tejado de un prototipo de 14 metros cuadrados en apenas 5 horas y media.
La idea es ofrecer una solución residencial muy asequible sin renunciar a su durabilidad y resistencia. Las pruebas llevadas a cabo con los dos prototipos de casas construidas a partir de la misma mezcla de neumáticos triturados y cementos reciclados se saldaron con resultados sorprendentes. Se aplicó una carga de 9.000 kg en el tejado y la estructura resistió sin problemas, lo que implica que sus paredes pueden soportar hasta 18.000 PSI de compresión.
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