Más que provocar peligro o daños estructurales, las turbulencias en los aviones son uno de los factores más habituales del miedo a volar, que afecta a más de 2 millones de personas en España, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Si bien las nuevas generaciones de aeronaves consiguen reducir notablemente estas sacudidas aéreas, todavía queda mucho margen de mejora para que los trayectos sean placenteros hasta para los más miedosos.
Andras Galffy, piloto con más de una década de experiencia, registró un aumento en las turbulencias que experimentaba mientras volaba con sus amigos en Austria y decidió ponerse a trabajar en ello. De esta forma fundó Turbulence Solutions que, con sede en Viena, trabaja en un sistema capaz de reducirlas en un 80% basándose en una tecnología que podemos encontrar en algunos auriculares: la cancelación de ruido.
Las turbulencias no son más que vibraciones, así que tan sólo hay que buscar cómo contrarrestarlas para anularlas. "Generamos una contraturbulencia para anular el movimiento", señala Galffy. "Como los pájaros que vuelan con la cabeza muy firme y en cambio usan sus alas para contrarrestar el flujo del viento".
Cancelación de turbulencias
La compañía cuenta actualmente con varias aeronaves equipadas con el sistema, todas ellas de pequeño tamaño —avionetas— que han servido durante los últimos años como banco de pruebas. Uno de los elementos principales que se puede ver en las imágenes es una sonda de unos dos metros de largo cuya base está colocada en el borde de ataque del ala.
Gracias a ella y a los sensores integrados, Turbulence Solutions puede detectar cambios sutiles en la presión del aire a lo largo de las diferentes partes del fuselaje del avión. Estos datos recogidos por la sonda son esenciales para alimentar al software de gestión antiturbulencias desarrollado por la compañía austriaca.
"La presión del aire se mide de manera diferencial y con eso podemos leer la dirección del flujo de aire", ha declarado Yves Remmler, director del proyecto en Turbulence Solutions, a The Messenger. A partir de ese parámetro, "podemos predecir en qué dirección será la turbulencia, así como su magnitud".
El sistema es capaz de medir la aceleración vertical, el cabeceo, el balanceo y la flexión del ala de la aeronave. Y, con todos esos datos, genera un movimiento que los contrarresta justo en el momento preciso en el que va a afectar la turbulencia.
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"A partir de ahí, calculamos directamente la desviación en la misma dirección y en la opuesta", señala Remmler. Al igual que un auricular con cancelación introduce una onda contraria que anula el ruido externo, la tecnología de la compañía mueve las superficies de vuelo del avión —tanto en las alas como el estabilizador de cola— el ángulo justo en el momento preciso para eliminar buena parte de la turbulencia.
La tecnología está especialmente diseñada para las fases de vuelo de crucero, donde la tripulación suele dejar a cargo del piloto automático el control de la aeronave. La compañía no acota la altitud mínima a la que se puede activar su sistema, aunque podría ser igualmente beneficioso durante ascensos y descensos. En cuanto a su efectividad, Remmler dijo que puede compensar turbulencias relativamente menores, aportando 0,5 G de fuerza compensatoria.
Turbulence Solutions ya ha realizado algunas pruebas en vuelo con aviones de demostración tripulados que han podido comprobar en primera persona el rendimiento del sistema. "En este momento, es sólo un buen complemento para los aviones deportivos ligeros", reconoce. "Pero a largo plazo queremos que se sienta más seguro y más resistente, para que pueda intentar volar a través de turbulencias más fuertes sin preocupaciones".
El próximo paso será integrarlo en otros modelos y tipos de aviones pequeños, que son los más afectados por las turbulencias al no poder volar demasiado alto. En cuanto a su despliegue en aviones comerciales, Galffy aseguró a The Times que será algo en lo que Turbulence Solutions se centrará a partir del año 2030, al mismo tiempo que reconoce que han estado en contacto con varias aerolíneas.
Vuelo como pájaros
De unas turbulencias perjudiciales, a otras que podrán ahorrar toneladas de combustible al año. Airbus ha llevado a cabo una serie de investigaciones científicas que han cristalizado en el proyecto Fello'fly (algo así como Vuelo en compañía, en inglés) que se inspira en el vuelo de las aves para reducir costes en los trayectos de larga distancia.
Se basa principalmente en cómo las aves vuelan durante horas en grandes bandadas de la forma más eficiente posible. La técnica desarrollada aprovecha los vórtices generados por las puntas de las alas de la primera aeronave para impulsar a la segunda.
Estas corrientes de aire tienen forma de espiral y se ha comprobado que pueden servir para proporcionar un extra de sustentación vertical a los aviones que van por detrás del líder. Reduciendo de este modo el consumo de combustible.
Para llevarlo a cabo, Airbus ha firmado acuerdos con las aerolíneas SAS y Frenchbee así como con las autoridades de seguridad aérea competentes. "Las aerolíneas proporcionarán la experiencia en la planificación y operación de vuelos para los requisitos de colaboración necesarios".
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Ambas aerolíneas pondrán a disposición de Airbus los aviones, e instituciones como EUROCONTROL contribuirán con todo el conocimiento del que disponen sobre la navegación aérea segura, definiendo cómo dos aviones pueden volar lo suficientemente juntos sin comprometer la seguridad.
Airbus, por su parte, continuará sus investigaciones y desarrollos para proporcionar todos los elementos tecnológicos que se pondrán a disposición de los pilotos. Según publica la propia Airbus, las estimaciones de ahorro de costes irán desde el 5 al 10% por trayecto. Una cifra muy considerable teniendo en cuenta la cantidad de toneladas de combustible que se queman por viaje.