Los yates de lujo atraen todas las miradas en el mar. Y no es para menos, viendo los espectaculares ejemplos que tenemos sin salir de España, como los de Marta Ortega o Fernando Alonso. Sin embargo, en los últimos tiempos cada vez más compañías apuestan por otro tipo de embarcaciones que también permiten disfrutar de las profundidades marinas, como Nautilus, capaz de sumergirse 200 metros bajo el agua, o el mini submarino Nemo 2, que puede transportar a 2 personas a una profundidad de 100 metros.
Hay otros, como los diseñadores Rob Innes y Dan Piazza, que han dado un nuevo giro a las embarcaciones de recreo con Seabreacher, una veloz moto acuática biplaza que también se sumerge antes de saltar fuera del agua como lo haría un pez de grandes dimensiones. Su propuesta ha dado un nuevo paso con el Jet Shark Q, su nuevo prototipo con forma de tiburón, más grande y con nuevas características frente a los anteriores modelos.
El Jet Shark tiene capacidad para un piloto y otros tres adultos en su cabina estanca y climatizada, que además cuenta con cómodos asientos de cuero y grandes ventanales panorámicos para disfrutar del paisaje tanto dentro como fuera del agua. Inluso ya están trabajando en nuevas versiones aún mayores, para que seis personas puedan viajar en él.
Un tiburón en el mar
Este peculiar híbrido entre moto de agua y submarino, fabricado en fibra de vidrio y fibra de carbono, está propulsado por una versión marina de propulsión a chorro del motor Corvette V8 de 6,2 litros. El prototipo actual alcanza los 72 km/h, cifra que aumentará hasta los 89 km/h según sus creadores en la versión definitiva, que tendrá un motor de 600 CV. En cualquier caso, una potencia más que suficiente para adentrarse en el mar, girar, deslizarse y dar saltos como lo haría un delfín.
Los pasajeros y el piloto acceden a la cabina a través de las puertas de ala de gaviota situadas a ambos lados, que recuerdan a las del mítico DeLorean. Esto permite dejarlas incluso abiertas en los días de verano si no se tiene planeada ninguna inmersión. En el interior de la cabina, las pantallas táctiles y otros controles están duplicados a ambos lados, para que cualquiera de los dos pasajeros delanteros pueda pilotar el Jet Shark.
Como los modelos previos de Seabreacher, este flamante prototipo puede sumergirse a una profundidad máxima de 1,5 metros. Mientras circula bajo el agua, el motor aprovecha la aleta que sobresale de la superficie para 'respirar'. Ahí también se sitúa una cámara para que el piloto no pierda nunca de vista el entorno y pueda evitar colisiones con otras embarcaciones o bañistas.
Para la inmersión, Jet Shark cuenta con controles electrohidráulicos, unos elevadores traseros y un sistema de vectorización del empuje. Este original híbrido entre moto acuática y submarino también cuenta con flotabilidad positiva, es decir, que flotará a la superficie tanto si el motor se para como si, por algún accidente, la cabina se llena de auga. Otro sistema incorporado en el prototipo evita que quede boca abajo en caso de vuelco. También es autoadrizable, por lo que no se quedará boca abajo en caso de vuelco.
Según sus creadores, el Jet Shark necesitará "muchas más pruebas y certificaciones antes de estar listo para el mercado", pero ya han fijado el año 2024 como el momento en que empezarán a aceptar pedidos. El precio se situará entre 250.000 y 300.000 dólares, pero este tipo de embarcaciones también se alquilan, por lo que no es imprescindible comprarla.