La idea de enviar cazas estadounidenses A-10 a Ucrania lleva sobrevolando unos cuantos meses, sin que la Casa Blanca se decida realmente por ello. Este modelo de aeronave, del que España no ha tenido ninguna unidad, fue creado en plena Guerra Fría para destruir tanques de la otrora Unión Soviética. Un equipamiento que podría ser ideal para Kiev si no se interpusieran las dudas de los norteamericanos, que temen una escala bélica si llegan a enviar un solo aparato.
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Sin embargo, un grupo de militares ucranianos junto a un empresario del país no se han dado por vencidos. Alexander Gorgan, oficial de infantería a las órdenes de Zelenski, ha sido el artífice de un centro de entrenamiento secreto en un lugar no desvelado dentro de Ucrania, tal y como recoge Time.
La instalación lleva operativa desde principio de mayo y utiliza "sofisticados simuladores de vuelo" con el fin de preparar a unos cuantos pilotos del país en la compleja tarea de manejar un caza A-10. Sin saber realmente si alguna vez podrán aplicar todo lo aprendido en el entorno virtual en un caza de titanio y aluminio.
YouTube y simuladores
Entre bombardeos rusos y misiones fuera de su cuartel, Gorgan comenzó a investigar sobre el caza A-10 Warthog (Jabalí, en español) empleando su propio ordenador portátil. Un día de marzo, apareció un artículo escrito por el general retirado de la Fuerza Aérea estadounidense Philip Breedlove, defendiendo y argumentando el envío de la aeronave a Ucrania.
Pocos días después de esta casualidad, Gorgan y Breedlove intercambiaban correos electrónicos detallando la problemática de la llegada de los cazas al país. El espacio aéreo sobre Ucrania no era lo suficientemente seguro para los cazas y tampoco tenía un grupo lo suficientemente grande de pilotos preparados para volarlos. "El A-10 es una máquina increíble para matar tanques", apunta el propio general retirado a la revista. Pero funciona mejor en entornos donde los aviones enemigos y las baterías antiaéreas han sido neutralizadas.
El primer impedimento se escapa de las competencias de Gorgan a sabiendas del escaso poder antiaéreo con el que cuenta Ucrania, aunque algo podía hacer en el terreno del entrenamiento de pilotos. Por eso comenzó a aprender todo lo que pudo sobre los procesos de adiestramiento y las tácticas del A-10 y se topó, según comenta, con una gran comunidad de frikis de la aeronave en Internet.
También encontró un vídeo en YouTube publicado en 2020, donde se mostraba el Escuadrón de Entrenamiento 355 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el que adiestraba a los futuros pilotos de A-10 en un entorno virtual. Un modelo que más tarde Gorgan replicó en las instalaciones secretas con compatriotas ucranianos.
Convenció a su antiguo jefe para que le financiara el proyecto y se pusieron manos a la obra. Compraron gafas de realidad virtual, réplicas de los controles del caza A-10 fabricadas por aficionados y ordenadores, creando estaciones de entrenamiento individuales. Ninguno de los equipos instalados está certificado como material militar: "la mayoría de los componentes provenían de un nicho de la comunidad de jugadores que constuye simuladores de vuelo por diversión".
En cuanto al software, Gorgan apunta a que han recibido ayuda en los últimos meses por parte de pilotos estadounidenses de A-10 tanto en activo como retirados, quienes les dijeron dónde encontrar foros en Internet con contenido en código abierto, así como programas y manuales adecuados para usar en el centro de instrucción virtual.
"En cuanto a los pilotos e instructores estadounidenses, fueron extremadamente cautelosos en la forma en que nos ayudaros, porque tienen prohibido tener contacto directo con personal militar extranjero", apunta el propio Gorgan. "Dejaron claro que no podían ni pasarían ninguna información clasificada".
Sin aviones, por ahora
Otra de las personas clave detrás de esta improvisada escuela de pilotos de guerra es Oleksandr Polishchuk, viceministro de Defensa ucraniano, que accedió a ayudar a identificar y reclutar pilotos para el programa de entrenamiento. Polishchuk comentó en junio a Time que, por lo general, un país no comenzaría adiestrar pilotos hasta que se tomara la decisión formal de solicitar los aviones. Pero, en este caso, Ucrania no tiene tiempo que perder.
"Cuando se trata de aviones, no hay duda de que debemos comenzar con la capacitación con mucha antelación", comenta. "Todavía no tenemos la decisión política, pero hay algunas señales [que indican] que podríamos obtener estas armas en algún momento. Para nosotros eso significa comenzar a entrenar para usarlos".
Desde prácticamente mayo, el tema del posible envío de cazas A-10 no ha vuelto a ser tratado públicamente por la Administración Biden. Algo que encaja con los informes de algunos analistas, que definen el movimiento como muy arriesgado tanto desde el punto de vista político como de efectividad real.
Esto último es debido a que los Warthog fueron diseñados especialmente para terminar con blindados soviéticos y no para capear espacios aéreos plagados de sistemas antimisiles de gran precisión.
"Si estuviera volando para una fuerza aérea que tuviera una muy buena capacidad de suprimir las defensas aéreas enemigas [...] y ejecutar todas esas cosas para hacer que el área objetivo sea más permisiva, es posible que puedas trabajar con A-10 en una campo de batalla de alta o media amenaza", explicó Breedlove. "Pero los ucranianos no tienen esa capacidad en absoluto".
Jabalí cincuentón
El A-10 Warthog cumple este 2022 los 50 años de servicio activo, muchos de ellos como referente en la rama de ataque a tierra contra blindados. Uno de sus secretos es su gran resistencia ante impactos de munición. Fairchild, quien desarrolló la aeroanve, incluyó una protección extra consistente en un armadura de 520 kilogramos de titanio que protege tanto la cabina de mandos como los sistemas eseciales de vuelo.
Gracias a ello puede absorber algunos tipos de disparos y continuar volando sin mayores contratiempos, algo que demostró en la famosa Tormenta del Desierto que el ejército estadounidense llevó a cabo en Irak. "Un uso típico de un arma A-10 dispone de 120 cartuchos, loq ue significa que es capaz de disparar entre 9 y 10 objetivos antes de agotar la munición", según explicó Kyle Adkinson, comandante de la división 422 de A-10C, en unas pruebas de actualización recientes.
"Contra grandes fuerzas desplegadas, las formaciones de A-10 son capaces de enfrentarse a casi 40 vehículos blindados con municiones de 30 milímetros. Es una cantidad significativa de potencia de fuego".
Este arma de 30 milímetros es el cañón GAU-8A/A Avenger, uno de los más potentes jamás montados en una aeronave. Dispone de un tambor con 7 disparos autorrecargables que lanzan proyectiles perforadores con base de uranio empobrecis¡do que se ha demostrado competente contra blindajes reactivos.