El paradisiaco archipiélago de Hawái es la base de operaciones de los ejercicios militares Rim of the Pacific (RIMPAC), que se celebran desde finales de junio al próximo 4 de agosto y forman el mayor entrenamiento naval del mundo. De los 26 países asistentes, entre los que no se encuentra España, Estados Unidos es el que más material ha enviado con buques insignia de la talla del USS Abraham Lincoln y otros menos conocidos, pero igual de avanzados tecnológicamente al no necesitar siquiera tripulación.
En el poco más de un mes que estará activo el RIMPAC pasarán un total de 38 embarcaciones, 4 submarinos, más de 170 aviones y unos 25.000 efectivos, según los datos aportados por la propia Navy estadounidense. Entre todos ellos se encontrará una pequeña flota de 4 buques no tripulados (USV, de sus siglas en inglés) de la Unmanned Surface Vessel Division 1 con base en el puerto californiano de San Diego.
La División se estableció formalmente el pasado 13 de mayo con el objetivo de "acelerar la entrega de sistemas no tripulados creíbles y confiables junto con las plataformas tripuladas cada vez más capaces", según describió el comandante Jerry Daley, en un comunicado de la Navy.
"Los 4 barcos se desplegarán y estaremos trabajando con diferentes comandantes de las fuerzas especiales durante las 3 fases del ejercicio RIMPAC", continúa Daley. "Tanto desde el punto de vista de comando y control como ejerciendo nuestras capacidades desde el punto de vista de la carga útil". Esta será una de las grandes pruebas de fuego de la tecnología, que nunca había participado en unas maniobras de este calibre.
Los fantasmas
Los primeros 2 representantes de las naves autónomas enviadas a Hawái forman parte de la denominada Ghost Fleet o Flota Fantasma. En particular, se trata de las embarcaciones Ranger y Nomad desarrolladas directamente por el Pentágono estadounidense dentro de su Oficina de Capacidades Estratégicas.
El Ranger y el Nomad son los dos primeros de una saga de buques autónomos que pasaron a manos de la Navy estadounidense en marzo de este mismo 2022. "El futuro de nuestra flota es un formidable equipo entre [barcos] tripulados y no tripulados", comentó Stephen T. Koelher, comandante de la Navy, en la ceremonia de entrega.
Un escenario "donde los sistemas no tripulados funcionan coordinados y permiten una capacidad mejorada de las plataformas tripuladas; conduciendo a una fuerza aún más distribuida y más letal", prosiguió. Algo que los militares del país norteamericano podrán experimentar en primera persona en las maniobras de RIMPAC.
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El objetivo de estas primeras plataformas no tripuladas —de las que se sabe todavía menos que de las anteriores— es la de probar la tecnología de navegación autónoma. Una de las últimas hazañas publicada hace algo más de un año apuntaba a que el Nomad había recorrido 4.421 millas náuticas (8.190 km) con el 98% del tiempo en modo de navegación automática.
También se conoce que la Navy se encuentra en proceso de construcción de otras dos embarcaciones autónomas de la misma familia. El objetivo de estos prototipos es que se conviertan en plataformas de experimentación para la integración de nuevos sensores para la guerra naval y también de armamento.
Por el momento no está muy claro el equipamiento concreto que llevarán las embarcaciones, tan solo se han informado de integraciones puntuales de misiles antiaéreos tipo SM-6 en el Ranger. Lo que sí parece claro es que se basan en barcos de transporte rápido profundamente modificados de unos 60 metros de eslora, con velocidades máximas en torno a 65 kilómetros por hora.
Sea Hunter y Sea Hawk
Como ocurre con casi cualquier tecnología militar de Estados Unidos, la DARPA está detrás del desarrollo de la familia de embarcaciones a la que pertenece el Sea Hunter y el Sea Hawk. Esta agencia de investigación dependiente del Departamento de Defensa tiene entre sus programas más avanzados uno que investiga la creación de embarcaciones no tripuladas especialmente pensadas para la guerra antisubmarina.
El Sea Hunter, por su parte, fue puesto en servicio en abril de 2016 tras salir de los astilleros de Vigor Industrial en Portland (Oregón) para comenzar un periodo de pruebas de navegación autónoma que concluyeron en 2018. Se trata de un trimarán —barco con 3 cascos— que inauguró una familia de embarcaciones a la que después —en 2021— se unió el Sea Hawk, que también está participando en las maniobras RIMPAC.
Una de las características más importantes de estos barcos no tripulados pasa por la tecnología de navegación autónoma integrada. Los ordenadores instalados a bordo son capaces de conducir y controlar el barco con un equipo humano supervisando la operación a distancia y haciéndose cargo del equipo si fuera necesario. Algo muy similar a lo que ocurre con algunos drones actualmente.
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El sistema impulsado por el DARPA cuenta con una función de patrulla autónoma sin guía humana y emplea sensores electroópticos y radares a bordo para evitar colisionar con obstáculos u otras embarcaciones. El equipamiento bélico del Sea Hunter se mantiene en secreto y tan solo se conoce que entre 2018 y 2019 tenía planeado recibir sistemas de inteligencia y de guerra submarina, sin más acotaciones.
Ambas embarcaciones cuentan con una masa de desplazamiento que va desde las 135 a las 145 toneladas, dependiendo de la carga que acarreen en su interior, en 40 metros de eslora. El sistema de propulsión está representado por un par de motores diésel con un depósito de 53.000 litros que les confiere una autonomía de unos 19.000 kilómetros.
Según algunos reportes, se estima que tanto el Sea Hunter como el Sea Hawk pueden mantenerse en navegación autónoma entre 30 y 90 días sin tener que recalar a puerto para reabastecer sus tanques. El relativo éxito de esta serie de barcos autónomos ha llevado a China a prácticamente copiar palmo a palmo el diseño para la construcción de su propio barco autónomo.