Los drones que Rusia sacrifica para que Ucrania revele dónde están sus defensas antiaéreas
El helicóptero no tripulado de JCS CSTS Dinamika se diseñó para simular un objetivo en los ensayos de nuevas armas y aeronaves.
3 mayo, 2022 04:20Noticias relacionadas
La invasión de Ucrania está suponiendo un importante desgaste de material militar para Rusia, que se ha visto obligada a replegar algunas de esas kilométricas columnas de artillería y helicópteros con los que pretendían asediar Kiev. Una parte importante de las bajas de Moscú se han producido gracias a los misiles anticarro que países como España han enviado y también a los sistemas antiaéreos que derriban aeronaves.
Ante la complejidad de detectar esos escudos antimisiles, las tropas rusas han decidido enviar drones como señuelos con el único fin de revelar las posiciones ucranianas. Un número indeterminado de estas aeronaves no tripuladas sobrevolaron hace unos días el espacio aéreo de Ucrania y algunas unidades cayeron a la superficie alcanzadas por misiles, según Defence Blog.
Los encargados de derribarlos han sido los sistemas de misiles Starstreak de fabricación británica que realizaron su trabajo al creer que se trataban realmente de aeronaves de guerra o de drones de espionaje rusos. Con esta información, el Kremlin puede estimar las posiciones de los sistemas antiaéreos ucranianos y así emprender ataques o evitar las zonas.
Dron para experimentar
El modelo de dron que ha sacrificado Rusia para desvelar posiciones enemigas está especialmente concebido para servir de banco de pruebas. "El sistema está destinado a simular aviones teledirigidos y helicópteros de baja velocidad en los ensayos de armas experimentales", según comentó la oficina de prensa de JCS CSTS Dinamika, el fabricante, tras terminar los ensayos.
Con un número suficiente de estos helicópertos no tripulados se pueden simular algunos escenario bélicos para certificar nuevas aeronaves o armas. Por ejemplo, para ensayar el rendimiento de nuevos cazas, armas aerotransportadas, sistemas de guerra electrónica e incluso misiles. Tanto desde el aire como desde la superficie.
El modelo pasó satisfactoriamente un proceso de validación tecnológica por parte de las autoridades gubernamentales de Rusia a finales del 2020, solo 5 años después de la adjudicación del contrato público. El paso inmediatamente posterior fue la fabricación de un lote piloto del sistema y más tarde la incorporación oficial en las filas rusas.
Es la primera aeronave no tripulada de estas características y tamaño con un diseño y fabricación totalmente ruso. Tiene un masa máxima al despegue de 315 kilogramos y una autonomía de aproximadamente 1 hora, dependiendo de las condiciones meteorológicas.
También dispone de una altitud máxima de vuelo de 2.500 metros que le permiten simular con más precisión las condiciones de vuelo de un helicóptero real. Su sistema de propulsión emplea un motor de combustión con una horquilla de funcionamiento que va desde los -30 a los 40 grados centígrados con un radio operativo de 100 kilómetros.
"Además de su propósito directo, se puede utilizar, por ejemplo, para monitorizar incendios forestales, plantaciones agrícolas o transportar productos petrolíferos", según comentó Igor Nasenkov, director general del holding al que pertenece el fabricante. "Vemos un gran potencial para su aplicación en el ámbito civil".
El pasado mes de agosto, Rusia presentó en sociedad el dron MDP-01 con una estética muy similar que apunta a que pueden haber utilizado la misma plataforma que el JCS CSTS Dinamika. En esta ocasión, el helicóptero sí equipa un amplio ecosistema de sensores para espionaje e incluso se presentó una versión con capacidad de ataque. Se desconoce si Rusia tiene este tipo de aeronave operativa.
Orlan-10
El que sí está protagonizando el papel de dron espía es el Orlan-10 que Rusia lleva utilizando en Ucrania desde que comenzó la invasión. Se estima que alrededor de 30 aeronaves de este modelo han sido destruidas o capturadas por el ejército de Volodímir Zelenski como una de las piezas de más alta tecnología rusa.
Pero tras capturar una unidad, los soldados ucranianos se dieron cuenta de que realmente el Orlan-10 llevaba pegado con cinta adhesiva una cámara Cannon de menos de 500 euros. Un método nada ortodoxo si se tiene en cuenta que el precio de estos drones puede ser de decenas o cientos de miles de euros.
Este dron realizó su primera operación en 2015 y desde entonces lleva operativo en las filas del Kremlin. Tiene un envergadura de 3,1 metros y un fuselaje de 2 metros de longitud con un peso máximo al despegue de 16,5 kilogramos.
Su sistema de lanzamiento emplea una catapulta y para el aterrizaje utiliza un paracaídas. Su motor de combustión de origen japonés le confiere una autonomía de 18 horas y un radio de acción de entre 120 y 600 kilómetros, según Airforce Technology.
Su velocidad de crucero se sitúa en 110 kilómetros por hora y su máxima en 150. Puede volar a una altitud de 5.000 metros, resistir vientos de hasta 10 metros por segundo y operar entre los -30 y los 40 grados. Exactamente la misma horquilla de temperaturas que el dron helicóptero.