Un Apple Watch, uno de los relojes más populares entre los usuarios de España, ha servido como herramienta para que un grupo de delincuentes secuestraran a un narcotraficante y le robarán 500.000 dólares. La historia podría ser fácilmente el guion de una serie policiaca en Netflix, pero es un caso real que ahora se juzga cerca de Nueva York.
La tecnología se ha integrado en la sociedad sirviendo a cada ciudadano de formas diferentes y no iba a ser distinto con los criminales. Móviles, aplicaciones y otros dispositivos pueden ser también grandes aliados de los delincuentes para realizar los delitos más clásicos con técnicas un tanto innovadoras. Sin embargo, lo que parecía una genialidad, ha terminado volviéndose en su contra.
La historia empieza con la compra de un Apple Watch por parte del cabecilla de una banda de ladrones. Su objetivo es nada menos que un narcotraficante, ya se sabe que no hay héroes entre los ladrones. Sabían que el traficante llevaba encima una buena suma de dinero y el plan era robarlo de la forma "más discreta".
Un reloj para rastrear a la víctima
La banda decide esconder el Apple Watch de su líder, Darren Lindsay, debajo del parachoques del vehículo de la víctima y seguirle por el estado de Connecticut. Los dispositivos de Apple cuentan con un fuerte sistema de rastreo pensado para localizarlos en caso de pérdida.
Los relojes de la marca cuentan con conexión a internet que se puede vincular a la cuenta de una operadora de telefonía y con sensores GPS. También los nuevos AirTags han sido centro de algunas críticas por los riesgos que presentaban en seguridad. Apple ha estado implementando medidas de prevención para evitar que se puedan colar en el bolso de una persona y seguir sus movimientos sin que ella se dé cuenta.
Los ladrones siguieron así al narcotraficante hasta un parking, rompieron una ventanilla del coche y buscaron el dinero. Evidentemente, su víctima no era tan simple como para dejar en el vehículo semejante cantidad de dinero sin vigilancia. Pero la banda de criminales no se rindió.
Tras estar toda la noche tratando de dar con el traficante sin éxito, a la mañana siguiendo vuelven a localizar a la víctima en el garaje y los actos se descontrolan. Secuestran al traficante en un forcejeo en el que se disparan varias armas, según relatan los federales a cargo de la investigación.
El plan se descontrola
Aunque los disparos no provocan ningún herido, en el secuestro agrede a la víctima para robarle la billetera, la llave del hotel en el que se alojaba y conseguir información. La investigación sugiere que llegaron a plantearse si matar al secuestrado, pero deciden dejarlo en libertad, con graves lesiones, y registran su habitación de hotel, donde por fin dan con el botín de 500.000 dólares.
De regreso a Middletown victoriosos, cometen el error de documentar sus hazañas. Se hace fotos con el dinero, en las que incluso se les puede ver las caras y que quedan guardadas en iCloud, la nube de Apple donde se almacenan todas las fotos que se realizan con sus teléfonos. En el registro se han encontrado hasta la ubicación indicada en los archivos fotográficos.
Los siete miembros de la banda fueron arrestados y acusados en julio por una serie de presuntos robos de 2019 a 2020, incluido este atraco. Lindsay se ha declarado inocente de los cargos, por los que podrían condenarle a 24 años de cárcel.
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