España quiso pertenecer al 'selecto' club de países con armas nucleares. Franco lo intentó, pero finalmente no lo consiguió. Quien sí logró crear una política armamentística en este terreno fue Reino Unido, con varios desarrollos ligados a la Segunda Guerra Mundial y a la Guerra Fría. Siempre manteniendo su posición como aliado de Estados Unidos a este lado del Atlántico y sirviendo de localización preferencial para algunos de los silos nucleares más importantes del mundo.
Ahora, tras unos meses de aplicación del Brexit, el primer ministro del país Boris Johnson ha anunciado que ampliará su límite de cabezas nucleares desde 180 a 260. En total, 80 cabezas nucleares extra que estarán listas para instalarse en los misiles Trident.
Desde el punto de vista tecnológico y militar, contar con un 40% más de cabezas nucleares no supone mucho. Se pueden fabricar muy fácilmente con la tecnología necesaria. Algo que se da por hecho en un país como Reino Unido con capacidad más que demostrada para enriquecer uranio. Es más un hecho que marca la senda política y de cara a la galería para dar una vuelta más a la tuerca del de poder disuasorio. Y ahora que ya no dependen de Europa, quizá con más razón.
Cabeza nuclear británica
Las cabezas nucleares se suelen utilizar para medir la capacidad de ataque nuclear de un país. Algo así como un recuento o inventario de la cantidad de estos artefactos con los que una nación puede contar en caso de entrar en una guerra nuclear.
Básicamente, una cabeza nuclear u ojiva nuclear es la carga que un misil puede llevar en su interior y que están especialmente diseñadas para liberar una cantidad ingente de energía en forma de explosión radioactiva. En la actualidad, existen diferentes tipos de ojivas que se clasifican según el propósito para el que están fabricadas. Podemos encontrar ojivas químicas, biológicas, otras explosivas pero no nucleares, cinéticas...
La historia de Reino Unido con las armas nucleares se remonta a los primeros compases de los años 40 cuando tenía vigente un primer programa para estudiar la aplicación de este tipo de bombas en el campo de batalla. Las primeras pruebas no tardaron y en los 50 ya ejecutaron los primeros test. Convirtiéndose en el tercer país del mundo en realizar uno justo después de Estados Unidos y la Unión Soviética.
Pocas décadas después y con la Guerra Fría ya muy avanzada, Reino Unido comenzó a desarrollar el programa nuclear Trident -que da nombre a un modelo de misil fabricado por Lockheed Martin- y que tuvo su impulso en los 80 y 90. El éxito de aquellos años fue tal que todavía hoy sigue vigente el mismo programa y es el que recibirá una importante dotación de medios por parte de Boris Johnson.
El objetivo de aumentar el número de cabezas nucleares tiene como fin contar con más stock para proveer a los misiles Trident embarcados en los submarinos. Un poder realmente disuasorio que combina a la perfección con la estrategia militar de Reino Unido de tener siempre un submarino nuclear navegando y preparado para ejecutar cualquier orden.
Desde el punto de vista internacional, el primer país por número de cabezas nucleares es Rusia con 6.300 unidades seguida muy de cerca por Estados Unidos con 5.800. En las siguientes posiciones encontramos a China con 320, Francia con 290, Reino Unido con 260, Pakistán con 160, India con 150 y Corea del Norte con 35. Se cree que Israel puede tener alrededor de 90 ojivas nucleares, algo que ni han confirmado ni desmentido.
Según la Arms Control Association en 2020 Reino Unido tiene un total de 120 ojivas nucleares en uso y otras 95 almacenadas. Por el momento, no se conoce si el plan de Boris Johnson pasa por rescatar las que no están en uso o construir unas totalmente nuevas.
Complemento de submarinos
La clase Vanguard es la espina dorsal de la flota de submarinos de Reino Unido. Se trata de un sumergible con propulsión nuclear desarrollado en los años 80 y cuyo primer ejemplar -el que da nombre a la clase- se puso en servicio en 1993. Fue el elegido por la Royal Navy para equipar los misiles Trident con las cabezas nucleares. Se construyeron en total 4 unidades, todas ellas actualmente se encuentran en activo.
La longitud de los submarinos de la clase Vanguard asciende a los 150 metros propulsados por un reactor nuclear firmado por Rolls-Royce, una velocidad máxima sumergida de 25 nudos, una tripulación de 135 personas y todo tipo de sensores y armas dedicadas a la guerra electrónica.
Por su parte, la adopción del programa Trident ocurrió prácticamente a la par que se diseñaban los submarinos en la década de los 80. La por entonces primera ministra Margaret Thatcher llegó a un acuerdo con el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter para llevar a cabo el desarrollo de estos misiles de forma conjunta.
El tratado contempló la participación de Reino Unido aportando el 5% de la financiación, permitiéndole adquirir los Trident II (la segunda versión). Este modelo en particular mejora notablemente la primera tirada de misiles permitiéndoles acarrear más carga a la par que aligeraron el conjunto.
Estos misiles han demostrado su valía en diversas pruebas tanto en la Royal Navy de Reino Unido como en la Marina de Estados Unidos llevando a cabo un total de 172 lanzamientos exitosos por 10 fallidos. Un éxito que ambas naciones no dejarán escapar a corto plazo y ya cuentan con sendos programas de actualización y revisión con el fin de alargar la vida útil.
En el caso británico, las estimaciones apuntan a que los misiles nucleares estarán operativos hasta el año 2050 superando la vida útil de los submarinos clase Vanguard. Pero en Londres ya han pensado en ello y actualmente se encuentran en pleno proceso de fabricación del primer ejemplar del submarino nuclear de la clase Dreadnought, que tiene previsto entrar en servicio en 2028.
Los misiles Trident II tienen un peso de 59 toneladas, una longitud de 13,5 metros, un diámetro de 2,11 y son capaces de acarrear diferentes configuraciones de cabezas nucleares. Reino Unido anunció en 2016 que el submarino en 'modo patrulla' podría equipar un total de 40 cabezas nucleares y 8 misiles Trident II.
En cuanto al alcance, se estima que este modelo de misil cuenta con 12.000 kilómetros de autonomía a una velocidad máxima de 29.000 kilómetros por hora (unas 24 veces la velocidad del sonido). Es decir, que puede alcanzar prácticamente cualquier parte del mundo en muy poco tiempo.
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