Cómo funciona una caldera de gas y cómo puede causar una explosión como la de Madrid
La explosión de un edificio en el centro de Madrid puede haber sido provocada por una caldera de gas en revisión, uno de los posibles riesgos prevenibles.
20 enero, 2021 18:50Noticias relacionadas
Un fuerte estallido conmocionó el centro de Madrid esta tarde, cuando un edificio en la Calle Toledo explotó con consecuencias catastróficas. La construcción ha quedado completamente destruida, y ya se prevén grandes daños en el resto de la zona. Además, en el momento de escribir estas palabras se han confirmado al menos tres muertos y un desaparecido como consecuencia de la explosión.
Aunque los servicios de emergencia y los efectivos policiales aún están controlando la situación, en estos momentos todo apunta a un accidente; en concreto, fuentes municipales han adelantado a EL ESPAÑOL que en las últimas horas se estaba realizando una revisión en las calderas del edificio.
A falta de confirmación oficial, esa es la teoría predominante sobre la explosión; algo que puede despertar muchas dudas, especialmente teniendo en cuenta que muchos hogares españoles cuentan con calderas de gas.
Otra teoría que está ganando fuerza en las últimas horas es que la tubería del gas podría haber sido dañada por el temporal provocado por la borrasca Filomena; muchos madrileños se han quedado sin gas, después de que el hielo haya desplazado la tubería de gas, incluso llegando a arrancarla de la fachada.
Qué es una caldera de gas
Una caldera de gas es el método más común para conseguir agua caliente en un hogar o inmueble. Consiste en un quemador, en el que unos fogones combustionan el gas que proviene de una fuente externa, como puede ser una bombona.
Por el quemador pasa una tubería de agua fría, que se calienta por efecto de la combustión iniciada al abrir el grifo y accionar el quemador. A diferencia de lo que podríamos pensar, esa agua no es la que sale por el grifo o la ducha, sino que llega a un intercambiador conectado a una tubería de agua sanitaria, que se calienta como resultado y puede ser usada a una temperatura adecuada.
Como siempre que trabajamos con productos químicos combustibles, existen ciertos riesgos a la hora de usar una caldera de gas; sin embargo, no es nada que el trabajo de un experto y un consumidor concienciado no pueda evitar.
Las calderas de gas no son especialmente más peligrosas de lo normal, y de hecho, su seguridad sigue mejorando con el paso de los años; pero siguen comportando una serie de riesgos a tener en cuenta.
Cómo una caldera de gas explota
Existen dos causas principales por las que una caldera de gas puede explotar, como explican en Mantenimientos Rey. Una de ellas es la falla del control de la flama, dedicado a la apertura y cierre de las válvulas de combustible por las que el gas entra en el quemador.
Normalmente, cuando un dispositivo de falla de flama está activo, el piloto, la pequeña llama que podemos ver en algunas calderas, se enciende; al encender la caldera, el gas pasa al quemador y se enciende con esa flama. Sin embargo, si el piloto se extingue, la válvula se apaga y el gas no puede fluir, evitando que se acumule y combustione de manera espontánea. Un fallo en esta parte puede producir una aglomeración de gas que termine con una explosión.
Otro posible fallo se encuentra en el prepostato, que se encarga de apagar el quemador automáticamente cuando la presión del quemador llega al límite. Si esa presión se excede, puede provocar una explosión, aunque existen varios controles que normalmente lo impiden.
Cómo evitar los peligros de una caldera
Afortunadamente, todos esos conocimientos no son necesarios para usar una caldera de manera segura; sólo es importante fijarse en algunas pistas de que nuestra caldera puede no estar funcionando bien.
En caso de que lo sospechemos, es importante contactar con un profesional del servicio técnico, y en ningún caso intentar la reparación por nuestra cuenta; si realmente existe un problema, podríamos provocar una explosión. Las calderas de gas deben revisarse cada dos años para asegurar su correcto funcionamiento.
En el RACC comparten algunas de las pistas de que nuestra caldera puede estar fallando:
- La llama es amarilla o anaranjada.
- Aparecen manchas amarillas o marrones alrededor de la llama.
- Los indicadores se apagan.
- Aparece condensación en las ventanas.
No solo debemos asegurarnos de que la caldera funciona bien, sino que el entorno es el apropiado. Por ejemplo, siempre debemos asegurarnos de que la salida de humo de la caldera no está tapada.
Un problema no relacionado con el funcionamiento propio de la caldera son las fugas, como las producidas por un fallo o desperfecto en la instalación. En esos casos, notaremos un fuerte olor a gas, mientras que en otros casos el fallo es visible. En caso de que detectemos una fuga de gas, es imperativo seguir los siguientes pasos:
- Cerrar la llave de paso de gas.
- Abrir las puertas y ventanas para facilitar la ventilación
- No encender aparatos eléctricos, interruptores o mecheros, incluso evitando el uso de teléfono móvil.
- Llamar al servicio técnico de manera inmediata.