Desde hace ya unos meses se está probando a juntar a la medicina con inteligencia artificial. Es obvio el por qué no se está llevando a cabo a nivel global; dejarle a una máquina que puede fallar la titánica tarea de gestionar la salud de una persona es algo que aún está en pañales. Pero estas pruebas están dando sus frutos.

Unos investigadores de la Universidad de California en San Diego han estado entrenando a una IA para que diagnostique pacientes. Por sorpresa, ha superado en diagnóstico a algunas personas especializadas, con un ratio de acierto de entre el 90 y el 97 por ciento.

Esta IA es capaz de diagnosticar con un buen ratio de acierto

Han sido Kang Zhang y sus colegas de la Universidad de California en San Diego los que han estado entrenando a esta inteligencia artificial para que otorgase estos resultados. El entrenamiento a esta IA ha consistido en introducirle en registros médicos de 1.3 millones de visitas de pacientes a un importante centro médico en Guangzhou, China. Todos los pacientes tenían menos de 18 años y visitaron a su médico entre enero de 2016 y enero de 2017.

Estos cuadros médicos incluyeron texto escrito por médicos y resultados de pruebas de laboratorio. Para ayudar a la IA, Zhang y el equipo encargado del experimento hicieron que los médicos normales anotaran los registros médicos para identificar partes del texto asociado con la queja del paciente, su historial de enfermedad y pruebas de laboratorio realizadas en él.

Los resultados fueron sorprendentes. Cuando la IA fue puesta a prueba en casos nunca vistos hasta ahora, pudo diagnosticar la fiebre glandular (también conocida como mononucleosis), la roséola, la influenza, la varicela y la enfermedad mano-pie-boca con una precisión de entre el 90 y el 97%. Si bien no es perfecto, según Zhang, no estamos hablando de un médico convencional.

La parte interesante llegó cuando se compararon estos resultados y la precisión de la IA con la de 20 pediatras con diferentes años de experiencia. Superó a los pediatras jóvenes, aunque a los mayores les fue mejor que a la IA. Si bien es cierto que en los pediatras jóvenes pudiera haber menos experiencia, hablamos de un trabajo que precisa de una amplia variedad de conocimientos médicos.

Esta tecnología, no obstante, está pensada para ser más un complemento de ayuda en los diagnósticos que para ser una máquina diagnosticadora real. Según Chris Russell, del Instituto Alan Turing de Londres, “alguien tiene que estar allí discutiendo sus síntomas y poniéndolos en la máquina. No veo cómo esta tecnología podría usarse para sacar a los médicos del circuito. Podría usarse para ayudarlos, pero está muy lejos de reemplazar a los profesionales médicos”.

Todas estas pruebas se hicieron en diagnósticos para niños y pediatras, y el equipo de Zhang está entrenando a la IA para que de el paso a las personas adultas.