China es uno de los países del mundo que más está aprovechando la tecnología de reconocimiento facial. Muchos han criticado las políticas del gobierno chino, que parece estar cerca de hacer realidad el Gran Hermano de la novela de George Orwell; un mundo en el que todos los ciudadanos están controlados por cámaras incluso dentro de sus propios hogares.
No contentos con ser capaces de identificar a los humanos, los chinos también han creado una tecnología capaz de encontrar a los perros perdidos utilizando fotos de sus hocicos. Os explicamos cómo funciona.
“Reconocimiento de hocicos”
Megvii es la compañía que está detrás de esta tecnología. Esta misma firma es la dueña del software de reconocimiento facial empleado por el gobierno chino para vigilar a su población. Ahora han desarrollado algo similar; pero, enfocado al llamado mejor amigo del hombre.
Tal y como explican en Abacus News, el nuevo software de Megvii es capaz de reconocer a los perros basándose en sus hocicos. Según la compañía sería el equivalente a la huella dactilar de los humanos.
En la actualidad lo más utilizado para identificar y localizar a los perros son los famosos chips. La solución de Megvii es, según ellos, más barata y mucho menos invasiva. También más práctica que registrar el hocico de un perro con tinta, al puro estilo tradicional.
También afecta a sus dueños
Los chinos que quieran usar dicha tecnología solo tienen que descargar la app de Megvii y registrar a sus perros. Para ello tendrán que escanear el hocico de su mascota usando la cámara de su teléfono móvil. Al igual que con cualquier desbloqueo biométrico tendrán que tomar fotos desde diferentes ángulos.
Desde Megvii aseguran que este reconocimiento de hocicos tiene una precisión del 95% para identificar un perro y ya cuenta con una base de datos de 15.000 mascotas de ciudadanos chinos.
Según la firma china, su IA podrá servir para encontrar a los perros perdidos; pero, también podría utilizarse para encontrar a los dueños “incivilizados” de perros abandonados; o aquellos que campan a sus anchas sin correa o haciendo sus necesidades en cualquier sitio.
Supuestamente esta tecnología será utilizada con fines positivos para la población; un argumento que no carece de lógica en un país en el que las áreas urbanas están ocupadas por 91 millones de perros y gatos. Sin embargo, siempre nos queda ese mal sabor de boca al plantearnos lo siguiente, ¿de verdad solo servirá en beneficio de los ciudadanos o quieren controlarlos aún más? ¿Dónde está el límite?
Foto destacada: Megvii