Los 5 mitos sobre la vitamina D que deberías dejar de creer
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Aunque últimamente hemos estado hablando mucho sobre la vitamina D, o las consecuencias que puede tener su déficit o falta (como bien sabe Gollum); la realidad es que también tenemos unos cuantos mitos alrededor de esta peculiar vitamina que se obtiene tanto a través de la dieta como de la exposición solar. ¿Recordáis cómo advertimos sobre las consecuencias de evitar la exposición solar? La vitamina D tenía mucho que decir en aquella ocasión.
Pero hoy damos la vuelta a la tortilla, y no hablaremos de riesgos por falta de vitamina D, sino de algunos mitos que ha cosechado a su alrededor.
Mito 1: Si usamos protector solar, no obtendremos vitamina D
Vale, sabemos que los protectores solares bloquean los rayos UVB del sol, y que esos mismos rayos estimulan nuestra piel para obtener vitamina D, la cual sufre una serie de procesos entre hígado y riñón para poder usarse en nuestro cuerpo. Si los bloqueamos, no habría vitamina D, ¿no?
Esa es la teoría, pero la práctica es que no somos capaces de cubrir cada nanómetro de nuestra piel con protector solar, y algunos de esos rayos logran traspasar nuestra piel y dejar que la estimulación del proceso siga su curso. Aún así, es necesario tener en cuenta que tampoco debemos sobrepasarnos con el uso del protector, pues una exposición moderada (evitando las horas de 12:00 a 16:00, y tan solo 15-30 minutos) al sol también es necesaria para poder obtener una cantidad correcta de vitamina D, como bien afirma Michael Holick, profesor de medicina, fisiología y biofísica de la Universidad de Boston.
Pero, ¡OJO!, siempre habrá que aplicar protector en manos y cara, y evitar las quemaduras solares a toda costa.
Mito 2: Es necesario hacernos análisis de sangre regulares para prevenir el déficit de vitamina D
Como ya comentamos en su días sobre los chequeos médicos, en la vitamina D el consejo es similar: Sin síntomas, no es necesario control alguno.
Actualmente no hay estudio alguno que apoye el análisis periódico de vitamina D. De hecho, el que más se suele hacer es el de vitamina B12, la cual es responsable de un tipo de anemia llamado anemia megaloblástica, y se suele pedir en casos de anemia de origen desconocido o en individuos de edades avanzadas que, por su dieta o estilo de vida, son propensos a sufrir déficits de vitaminas (en algunos de esos casos sí sería aconsejable medir también la vitamina D en sangre).
Ahora bien, teniendo una edad menor a 65 años, una dieta y exposición solar normales, y ninguna enfermedad de base o sintoma alguno, el análisis de vitamina D no es necesario (y el suplemento de la misma tampoco).
Mito 3: La vitamina D puede prevenir el cáncer
Si es cierto que la vitamina D parece haberse relacionado con enfermedades crónicas, como la esclerosis múltiple, la psoriasis, la diabetes, la obesidad o las enfermedades mentales; además de diversos cánceres como el cáncer de colon, tiroides, riñón, útero, ovario, mama o próstata. Pero, como decimos en muchas ocasiones, una “relación” no implica “causa-efecto”.
Incluso un gran estudio realizado en Dinamarca el año pasado encontró una relación entre el déficit de vitamina D y hasta un 40% más de probabilidad de morir de cáncer. Y, aún así, se pidió realizar un ensayo aleatorio antes de recomendar en cualquier caso el uso de suplementos. Por tanto, actualmente no podemos dar validez al uso de vitamina D como preventivo.
Mito 4: La vitamina D puede obtenerse sólo con la dieta
Como indicábamos al principio, una de las peculiaridades dela vitamina D es su obtención mediante un proceso metabólico que se inicia mediante la exposición solar. Bien es cierto que muchos alimentos, principalmente aquellos que contienen proteínas animales como mariscos, carne de res, leche y huevos contienen vitamina D, pero su consumo no es suficiente para conseguir el total de vitamina D necesario sólo y exclusivamente mediante la dieta.
Para obtener el máximo provecho siempre es buena idea consumir grasas saludables, como la del aguacate, pescado o frutos secos. Pero la cantidad necesaria para llegar a las 600 UI de vitamina D en menores de 70 años, o 800 UI en mayores de 70 años no sería suficiente sin la exposición solar añadida.
Mito 5: Los países soleados tienen suficiente vitamina D sólo con la exposición solar
Finalmente tenemos el ejemplo inverso al punto anterior. Pensar que los países soleados (como España, desde donde os escribimos) tendrán pocos individuos sin déficit de vitamina D es otro error. Nuestra sociedad actual se basa en la estancia en casa, coche, oficina o transporte público. Ello implica poca exposición solar, por muy soleado que sea el país en cuestión.
De hecho, como curiosidad, resulta que Arabia Saudita tiene hasta un 90% de individuos con déficit de vitamina D. Y esto se debe precisamente a su modo de vestimenta y estilo de vida interior, cosa que deja poca exposición solar para los individuos.
La mejor opción es combinar tanto exposición solar como una dieta saludable, pues una u otra, solas, parecen no ser suficientes para la mayoría.
Vía | Prevention.