Descubren cómo funciona la cocaína en nuestro cerebro
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La cocaína es una de las drogas de abuso más conocidas y consumidas de nuestros tiempos, destacando por desgracia España entre los países donde más se consume esta sustancia, junto al cannabis.
Como sabéis, en su momento se llegó a usar la cocaína en medicina, y sabemos cómo actúa (fisiológicamente hablando) en el cerebro, pero su modo de acción para provocar placer aún no estaba del todo claro… hasta ahora.
Así funciona la cocaína, así da placer al cerebro
Según un reciente estudio, a cargo de la Universidad de Colorado Boulder junto a la Universidad de Australia y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, y publicado en la revista Nature Molecular Psychiatry, ha sido posible descubrir el mecanismo de acción de la cocaína en el cerebro, en otras palabras, ya sabemos cómo provoca placer la cocaína, lo cual abre las puertas a nuevos tratamientos contra la adicción a esta droga.
Pero esto no es lo mejor, sino que según sus hallazgos, esta forma de interactuar con el cerebro también la realizan la heroína, la oxicodona, la morfina y otros opiáceos, lo que provoca un mayor rango de riesgo para acabar en adicción. Este mecanismo sería clave tanto para la adicción como para el abuso de diversas drogas, donde también se incluyen otras como la mentanfetamina y el alcohol.
Por lo visto, la cocaína actúa aumentando la cantidad de dopamina cerebral, una sustancia asociada al circuito de recompensa cerebral, que en última instancia provoca placer al cerebro. La dopamina se produce de forma natural en nuestro cerebro, pues su función radica en aumentar según los comportamientos que llevemos a cabo, y por ello aumenta frente a los comportamientos que nos provocarían placer, para que siempre busquemos repetirlos (por ejemplo, comer, o mantener relaciones sexuales, o escuchar ese tipo de música que nos encanta).
La cocaína parece ser capaz de reabsorber la dopamina cerebral, aumentando más si cabe sus efectos en nuestras neuronas excitadoras del circuito de recompensa cerebral, aunque el nuevo estudio no ha sido capaz de explicar totalmente todos los graves efectos que llega a provocar esta droga en nuestro circuito de recompensa.
El segundo y necesario “circuito cerebral” de la cocaína
Pero, hay más. En anteriores estudios con ratas y ratones se demostró la existencia de un segundo mecanismo cerebral que contribuye a potenciar el abuso de cocaína. Este mecanismo se centraría en las células gliales, un componente clave del sistema inmune cerebral. La cocaína sería capaz de unirse al receptor TLR4 de estas células, y a continuación se produciría una respuesta inflamatoria, aumentando en consecuencia la dopamina cerebral.
Así lo comentan los investigadores:
“Hemos demostrado de manera concluyente que la cocaína interacciona con TLR4 para producir un efecto pro-inflamatorio cerebral. Este efecto es necesario para transmitir los efectos gratificantes de la droga. Sin él, la recompensa se ve muy reducida”
Por lo visto, si se bloquea este segundo circuito de la cocaína, es decir, si se evita la unión de TLR4 a la droga, los efectos placenteros de la cocaína disminuyen drásticamente. Por ello, la fabricación de fármacos que sean capaces de bloquear específicamente los receptores TLR4 de las células gliales cerebrales podría ser una nueva vía terapéutica a investigar. Y, de hecho, ya existe algún fármaco que parece interactuar a este nivel: La naltrexona, usada en el abuso de opioides como la morfina o la heroina.
Hasta el momento, el abuso y sobredosis de cocaína solo podía tratarse o controlarse con un tratamiento sintomático de sus efectos (la taquicardia, la sudoración excesiva o el aumento desmesurado de la temperatura), al contrario que los opioides, que sí tienen antídoto. Es posible que una de las sustancias usadas para estos opioides, como la naltrexona o posibles derivados, tengan un efecto beneficioso sobre el abuso de cocaína.
Vía | Psypost.
Fuente | Nature Molecular Psychiatry.