Algunos mitos que todo amante de la cerveza debería conocer
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Ya hemos comentado como la dependencia al alcohol puede acortar la vida hasta 20 años y hemos debatido que deberían evitarse las recomendaciones publicas sobre el consumo de alcohol (ni aún bajo la coletilla “de forma moderada”). De hecho, nunca he visto con buenos ojos que las bebidas alcohólicas aparezcan publicitados en guías dietéticas como parte de una alimentación saludable.
En cambio, en lo que sí creo que coincidimos la gran mayoría de especialistas, es que las prohibiciones tampoco son la solución. Por eso cualquier alimento o bebida puede consumirse, pero debemos saber y tener presente que algunos no pueden tomarse de forma habitual o en grandes cantidades. Este sería el caso del alcohol. Ni yo ni ninguna institución os va a decir que no disfrutéis de una cerveza el sábado por la noche con los amigos o de una copa de vino cenando con la mujer o el marido. Pero (ahora ya hablo sólo por lo que a mi me concierne) lo que tampoco voy a hacer es resaltaros las cualidades de determinadas bebidas alcohólicas y dejaros caer que si queréis, podéis tomarlas diariamente, aunque eso sí, de forma moderada.
Sabiendo esto y reflexiones a parte, lo que os traemos hoy son algunos mitos acerca de la cerveza:
1. Beber cerveza crea una “barriga cervecera”
Veredicto: No hay peligro siempre y cuando no se consuma en grandes dosis.
Según una revisión acerca del consumo de alcohol y el peso corporal llevada a cabo en 2011, “los resultados generales no son concluyentes para confirmar una asociación positiva entre el consumo de alcohol y aumento de peso”. No obstante, sí que es cierto que consumido con asiduidad y en grandes cantidades se ha evidenciado que favorece una mayor masa corporal.
2. Cuanto más fría, mejor está la cerveza
Veredicto: Sin estar exageradamente fría, emerge un puntito más de sabor.
Hemos sido bombardeados (especialmente en verano) con campañas publicitarias en que el frío, el hielo o la glaciación iban profundamente ligados a una cerveza. Sin embargo, cuando la cerveza está muy fría puede perder aromáticos, según afirma Dave Engbers, co-propietario de la compañía cervecera Founders Brewing. La mejor temperatura, según este experto, está entre los 6 y los 9º C
3. La cerveza en cristal es mejor que la de bote
Veredicto: Nada mantiene mejor la frescura como una lata.
Principalmente hay dos problemas con las cerveza en botellas de cristal: el oxígeno y la luz. “Las botellas no son perfectas”, dice Charles Bamforth, profesor de la Universidad de California-Davis. “Con el tiempo, el oxígeno puede acabar penetrando por debajo del tapón de chapa y hacer que adquiera un gusto acartonado. Por su parte, la luz que entra por el cristal también puede afectarle”
4. La cerveza de barril es mejor que la de cristal
Veredicto: Depende del bar.
El barril puede ser la forma más fresca de tomar una cerveza, sin embargo, hay bares donde el grifo puede que no esté lo más convenientemente limpio posible, por lo que pueden haber muchas bacterias correteando en él. Si no se confía en el bar y si se tienen motivos para pensar que la higiene no es la adecuada, mejor pedir una cerveza embotellada o de lata.
5. Es mejor almacenar la cerveza a temperatura ambiente y solo enfriarla poco tiempo antes de consumirla
Veredicto: Cuanto menos tiempo pase la cerveza caliente, mejor.
La oxidación, la lenta reacción entre el oxígeno y la cerveza, es el mayor enemigo del aromático sabor de ésta y el ataque comienza en el momento de la cerveza sale de la fábrica. “Tan pronto como la cerveza es fabricada, se inicia el envejecimiento. Por ello si piensas a almacenarla durante un tiempo, es preferible hacerlo en frío para retardar la oxidación“. comenta Dave Glor, especialista en analizar la calidad de las cervezas.
Vía| MH
Imagen| Cervezabarroc